→ Veintitrés

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El aroma de las expectativas estaba en el aire, los nervios a flor de piel y la curiosidad bailando por todo el ambiente; los hermanos Geagles junto con su nana y Yuu estaban de camino a las escuelas mencionadas por Horn en el día anterior.

Todo resultaba interesante, pues para los dos pequeños infantes era una nueva experiencia, y les parecía maravilloso poder compartirla; además, estaba el detalle de que la familia se notaba más unida y eso era aún más maravilloso.

Su recorrido inició a las ocho de la mañana, siendo que tenían que ver tres escuelas y el plan era acabar antes del almuerzo para poder comprar los útiles necesarios; la primera parada fue la escuela Sanguinem, una prestigiosa institución de fama internacional, pero el director tenía fama de ser pedófilo, lo que ni a Horn ni a Marie terminó por gustarles.

La siguiente fue la institución Demonio Lunar, era famosa porque los chicos eran excelentes deportistas y las chicas eran maravillosas artistas, a Marie le encantó esto, pero a Horn no le gustaron los toques militares de las enseñanzas del director; finalmente, la escuela Shinjuku fue en la que hicieron la última visita.

Era amplia, llena de zonas verdes, con muchos alumnos, el uniforme parecía cómodo, y lo más importante es que fue el director quien les dio la guía amablemente.

—Entonces, ¿les gustaría inscribir a su pequeño en esta escuela? —preguntó el rector una vez la visita terminó y regresaron a su oficina.

—¿Qué dices, Mikaela? —inquirió la nana a su pequeño, el cual se mantuvo callado durante todo el recorrido.

—Hiragi-san, ¿cómo se manejan los híbridos aquí? —indagó el pequeño Geagles directamente; el aludido se sorprendió un poco, pero luego sonrió.

—Nuestra escuela permite que los híbridos circulen libremente, la única condición es que deben ser bien portados en todo sentido —explicó Shinya—. Para que me entiendas, él puede entrar a clases contigo, pero si está siendo ruidoso, puede ser enviado a una habitación especial a la que llamamos "la sala híbrida"; ahí él tendrá que esperar hasta que termine la jornada y lo recojas.

El pequeño ojizafiro se notó serio durante unos segundos, y luego miró a su amigo, como buscando su aprobación; este se sintió un poco nervioso y evitó su mirada.

—Yuu-chan, ¿te gusta? —cuestionó finalmente; el aludido asintió aún sin verle—. Entonces está bien, nana, nee-san.

Shinya sonrió al ver la ternura de ese pequeño niño, se notaba que era muy considerado con las necesidades de su híbrido, le recordaba a él mismo cuando adquirió al suyo; desviando sus pensamientos un poco, se acomodó en su silla y se dispuso a realizar el papeleo pertinente.

—Dado que Geagles-kun va a ingresar a esta escuela sin haber estado en ninguna otra, tendremos que pedirle un examen de admisión —advirtió el albino—. Podemos programarlo para dentro de dos días y así...

—¿Puedo hacerlo ahora? —le interrumpió el rubio; el director observó a las mujeres sin comprender—. Si es permitido hacerlo ya, lo voy a hacer.

—¿Estás seguro? Es un examen un poco difícil y...

—Lo haré ahora —sentenció.

[...]

La sorpresa en el rostro de la mesa de cinco docentes junto con el coordinador y el director fue casi palpable; aquel chiquillo había hecho un examen que duraba dos horas, en media hora y para más, su puntuación había sido casi perfecta.

Estaban gratamente sorprendidos, y no hubo muchos problemas en aceptarlo, no hubo mucho que decir; fue algo hasta cómico que todo el proceso pertinente se realizara tan rápidamente, pero fue simplemente porque fue estrictamente requerido —y bien pagado— por la familia Geagles.

Así que, y después de que todos los papeles quedaran hechos, el director Hiragi y Marie estrecharon sus manos, haciendo la promesa de que el lunes, el pequeño rubio empezaría a estudiar; Horn se sintió más relajada por eso, pues ya se quitaba un peso de encima y podía concentrarse en su universidad.

Tras terminar la visita y el papeleo, lo único que quedó pendiente fue que al día siguiente, la nana recogería los uniformes y firmaría la matrícula, por lo que decidieron irse; ya solo restaba comprar lo que pedía la escuela.

—¿Quieres ir con nosotras, Mikaela? —le preguntó la hermana mayor en cuanto salieron del plantel educativo.

—No, Yuu-chan y yo iremos a la casa para descansar —sonrió el menor de la familia.

Marie asintió a esto y tomó su teléfono para llamar a Kei, el cual tardó cerca de diez minutos en llegar; cuando los dos infantes estuvieron en el auto, las tres mujeres se fueron, permitiendo que pudieran irse a hacer lo que debían hacer.

Justo ese día, sucedió que Chess decidió no hacerse notar de más, puesto que no era un tema que le interesara en demasía, así que estuvo portándose casi como una sombra; todo para no molestar más a la rubia mayor.

Ya en el auto, Mika se encargó de abrazar a Yuu y permitirle que se recostara en su hombro gentilmente, no había un motivo, solo quiso hacerlo, lo que generó un amplio sonrojo en el moreno.

—¿Qué te pareció la escuela, Yuu-chan? —le preguntó acariciándole el cabello.

—E-Es muy grande —aseguró—. C-Creo que te gustará estar ahí.

—Nos —le corrigió—. Prometí que no nos íbamos a separar y lo estoy cumpliendo bien.

El azabache sonrió ampliamente y se permitió recostarse totalmente sobre el más alto, escuchando los latidos erráticos de su corazoncito, y sintiendo las amorosas caricias de parte de él; era una sensación de paz y de tranquilidad, como si nada malo pudiese ocurrirles.

Y en el pecho de Yuu, aquella sensación cálida cada vez era mayor.

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Amé a Shinya :'3

Espero les haya gustado

Bye!

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora