→ Veintiséis

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—¿Cómo te sientes, Yuu-chan? —preguntó Mika tras haberse sentado; estaba ansioso, sobre todo porque recibió esas miradas tan parecidas a las que Chess les daba, así que se sentía inseguro sobre si habían o no lastimado a su adorado amigo.

—¿Eh? Estoy bien —sonrió el azabache—. E-Es solo que es un lugar nuevo, me tomará tiempo estar cómodo... —sinceró avergonzándose un poco.

El rubio sonrió y acarició las orejas de su híbrido, haciendo que la cola de este se moviera de lado a lado en señal de felicidad; quizá era un lugar desconocido para ambos, pero estando juntos, todo estaría bien.

Cuando la campana sonó, todos los demás estudiantes se acomodaron en sus lugares, y en menos de lo pensado, una maestra entró caminando con una expresión seria; se sentó en su escritorio y finalmente los miró.

—Buenos días para todos, el día de hoy vamos a ver un vídeo y luego tendremos una evaluación —musitó Mahiru sin dedicar la más mínima sonrisa.

Entonces la maestra salió unos minutos y regresó con una mesa que tenía un proyector, luego puso el vídeo que había mencionado antes; era sobre la biología, sobre los diferentes tipos de animales, su clasificación y todo lo necesario.

Yuu observaba emocionado y ensimismado todo, jamás había tenido la oportunidad de estar en un salón de clases, o de tener una clase, o de aprender biología; se sentía feliz, y mucho más porque cuando no entendía alguna cosa, le preguntaba en voz baja a su dueño y él le respondía con la más hermosa sonrisa.

Sentía que lo quería un poco más ese día y le agradecía infinitamente todo lo que había hecho por él.

[...]

Cuando la clase terminó, tuvieron un pequeño receso de diez minutos entre los cambios de materia, el ojiesmeralda los aprovechó para comentarle totalmente emocionado al más alto todo aquello que le pareció interesante del vídeo y expresó su deseo de aprender a leer y a escribir para poder ayudarle a resolver su evaluación la próxima vez.

—Yo te enseñaré, Yuu-chan, tengo todos mis cuadernos en casa, así que no será difícil que aprendas —aseguró Mika acariciándole las orejas con una sonrisa.

—Oigan —llamó Scarlett amigablemente; ambos la miraron—. Este trío de tontos quiere disculparse por darles una mala impresión —mencionó la chica, entonces los tres hicieron una leve reverencia.

Mika frunció el ceño, pero en lugar de alejar a aquellos personajes, miró a su híbrido, el cual se sonrojó y se puso nervioso, supuso que estaba contento y lo confirmó cuando notó su colita moviéndose levemente, así que tuvo que relajarse e ignorar el asunto.

—Está bien —suspiró el ojizafiro, llevando su brazo alrededor del moreno.

Entonces los cinco, pues Yoichi se les unió, se sentaron cerca y empezaron a hacerles preguntas para sacarles plática, el rubio estaba incómodo a más no poder, pero el ojiesmeralda estaba súper nervioso, no obstante, feliz; apenas hablaron un poco, pues a los dos chiquillos les costaba contestar, uno por su incomodidad y el otro por su nerviosismo.

La verdad era que al Geagles le sorprendía ver a su amigo tratando de socializar, si recordaba bien, cuando lo adoptó, los otros híbridos dijeron que era un malhumorado y que no le gustaba la compañía; sin embargo, supo de inmediato que no era así, y entendió que él solamente estaba protegiéndose a sí mismo de que alguien lo dañara.

Comprendió que el tierno azabache era igual que él: un chico que ocultó su amabilidad para evitar que le hicieran daño; y se sintió más cercano al moreno, puesto que se sentía en igualdad de condiciones.

La jornada escolar pasó rápido, fue un día productivo para los dos niños, aunque mayormente cansado para el rubio que tuvo que guardarse su incomodidad y gestos que podían ser groseros en muchas ocasiones; pero estaba contento de que su amigo estuviera más tranquilo.

Incluso cuando Kei llegó por ellos, Yuu no dejaba de sonreír, aunque tratara de ocultarlo.

—¿Por qué tan feliz, Yuu? —inquirió un curioso chofer.

El aludido empezó a balbucear en voz baja, lo que causó que el mayor se riera.

—Yuu-chan hizo amigos —informó el rubio ocultando una ligera molestia.

Kei lo notó, así que prefirió quedarse callado, supuso que aquel asunto debían agregarlo entre ellos.

[...]

—¡Estamos en casa! —anunció Mika una vez entraron en la sala.

—¡Oh, niños! —chilló Marie saliendo de la cocina con emoción—. ¡¿Qué tal les fue en la escuela hoy?! ¿cómo estuvo su primer día? —cuestionó llegando hasta ellos—. ¡Horn, los chicos llegaron! —llamó.

Unos segundos después, la rubia bajó a todo dar y abrazó a los dos infantes en un claro gesto de que estaba preocupada.

—¿Cómo les fue? —quiso saber ella sin ponerse de pie, pues para abrazarlos, tuvo que arrodillarse.

Bien, supongo —respondió tranquilamente el ojizafiro—. Aunque eso es lo que pienso yo, ¿por qué no les cuentas tú, Yuu-chan?

El aludido se sonrojó al tiempo que ocultó una sonrisa, entonces ambas mujeres supieron que para conseguir la información que querían, tenían que dejar al más bajo en un ambiente de tranquilidad; así que los cuatro se dirigieron a la cocina para el almuerzo.

Ya ahí, se permitieron escuchar al tímido azabache que apenas si podía hablar al inicio, pero pasados unos minutos, no era capaz de ocultar lo emocionado que se sentía y casi estaba gritando cuando les relataba todo lo sucedido en la jornada escolar.

Las dos mujeres notaron que Yuu finalmente empezaba a sentirse como en su propia casa.

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Los nenes tuvieron su primer día de escuela :'3

Espero les haya gustado

Bye!

Mi pequeño híbrido [MikaYuu] |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora