Una apuesta peligrosa

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Nota: hola y gracias a todos los que están leyendo este drama 😅. Como ya habrán notado he estado actualizando diariamente esto se debe ha que ya tengo algo adelantado de la historia. Así que es posible que me vean diariamente por aquí excepto mañana así que hoy publicaré los respectivos dos episodios. 💜

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M—Mira al chico a su lado—. ¡mmgh!, Bueno creo, qué aún no, nos hemos presentado.

—Mi nombre es Mikelt hayaka —sonrisa.

—Soy el representante de Killua, ¡mucho gusto!.

G—¡ah!... —Se quedó viendo, por dónde se fué el albino.

—¡Lo siento! Jejeje, mi nombre es Gon Freecs, ¡Mucho gusto, Mikelt San!.

M—¡Oh! – ¡eres un chico muy educado, nada que ver con Killua! (Recuerda todas esas veces en que lo llamo, viejo pervertido, cuando recién se conocieron).

—¡Oh! Jejeje es cierto, lamento que tengas que esperar un poco, pero de verdad necesitamos acabar este trabajo, y Killua es clave fundamental para terminarlo.

—mirada curiosa—. ¡Gon! ¿Te gustaría, ver porque es tan importante su trabajo?...

G—avergonzado—. ommgh me gustaría, ¿Pero Killua, no se molestara?

M—jejeje, ¡claro que se molestara!, Pero a estas alturas, tu ya estás bastante involucrado con ésto, así que no te preocupes.

G—Lo observa, no muy seguro, pues no comprende. ¿Qué quiso decir con involucrado? decide no protestar—. ¡Está bien, si Mikelt San lo dice, supongo que estará bien!.

M— sonrisa—. “oh de verdad es un chico muy confiado, Killua no se equivoco en traerlo”. —¡Excelente!, Entonces sígueme.

M—¡Bien aquí estamos! —le hace una señal a Gon para que se acerque frente a una gran ventana.

Desde el interior de lo que al parecer de Gon es un cuarto, pequeño y cubierto de un material amortiguador, se encuentra un Killua muy concentrado en lo que está haciendo. Gon logra ver que este está frente un “micrófono de pie”, y al mismo tiempo sujeta una guitarra electrica entre sus manos. Killua parece estar esperando algo, pues solo se dedica a permanecer quieto en el mismo lugar con la mirada fija en la nada. Al mismo tiempo Gon siente como si su corazón se hubiera detenido, por temor a desconcentrar al albino.

Los segundos frente a esa gran ventana parecen haberse detenido. De pronto un gran estruendo, producto del repentino rasgueo de la guitarra en manos del albino, rompió la burbuja de tiempo en la que se allavan y en conjunto con una fina y melodiosa voz, transportaron al azabache al mundo del sonido. Gon estaba seguro de qué en sus 15 años nunca había escuchado una voz tan versátil como la de Killua ni sentido tanto los sentimientos de una canción como lo había hecho con está. Se sentía estaciado, quería escuchar más de esa voz, más de esa guitarra. Quería poder seguir sumergiéndose en ese mar de emociones que desprendía el albino. Se perdió tanto en la música, que se olvidó completamente de su acompañante, quien se dedicó a mirarlo de reojo y reír por lo bajó, pues la imagen del azabache completamente perdido y emocionado mientras sus mejillas eran pintadas de rojo, era digno de una postal, pero él no se lo diría.

Se terminó la canción, se rompió la admosfera en la que se encontraba Gon. Aún sorprendido atino a voltear a ver al castaño a su lado.

G—¡Sorprendente!

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