24. The Hearts Wants What It Wants.

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Maratón 3/3.

"Me tienes dando vueltas en algo,
Que no puedo comparar con nada que haya conocido.

Sé que estoy loco, cansado  y algo abrumado,
Con una mano en el corazón ruego que pueda salir con vida.

La cama se enfría y tú no estás aquí,
El futuro que nos espera es tan incierto,
Pero me sentiré vivo hasta que me llames
Y no perderé las esperanzas a pesar de todo.

Hay un millón de razones por las que debería renunciar a ti,
Pero el corazón quiere lo que quiere..."

—Ay, eres tan insoportable como mamá —opinó con molestia apagando mi modo bromista y alertando el intenso y explosivo compulsivo.

—Y tú tan estúpida como papá —solté sin pensar arrepintiéndome inmediatamente. Su cara de desfiguro, como era de esperarse.

Seguro esto no acabaría bien...

Su boca se abrió con sopresa e indignación dejando escapar un corto jadeo—: Le voy a decir que le dijiste estúpido —advirtió.

—Me vale —confesé confiado y seguro.

—¿Por qué tú y mamá son tan malos? Él no hace nada y sólo saben tratarlo mal —reprochó triste y molesta.

Otra de las cosas que odiaba de ella era esto, el cómo se volcaba a defender a capa y espada al imbécil que nos procreo y que lo único que a traído es sufrimiento y estrés a mamá.

Siempre he apoyado el hecho de que ella lo adore y lo vea como su ídolo, yo alguna vez lo hice, tanto que admito lo veía como mi ejemplo a seguir y que ahora ni la sombra de eso lo veo, es un cero a la izquierda por muy mi padre que sea, él ha perdido mi adoración desde el día que decidió romper el corazón de mamá y que prefirió a otras personas por encima de su familia.  

—¿Sabes qué cosa detesto más que el hecho de que papá siga aquí? Es tu inocencia e ingenuidad junto a tu ignorancia, ni siquiera sabes ciento por ciento sobre esto y te pones a defenderlo y a opinar como si fuera el centro del universo —solté al borde de un episodio de ira.

—¡Cállate! No soy ignorante y papá no es malo, él es el mejor papá del mundo —reclamó con enojo contenido quemando lo poco que me quedaba de paciencia y tolerancia.

—¡Si fuese un buen padre no hubiera hecho lo que hizo! —grité explotando finalmente, ella tenía que abrir los ojos ¿por qué era tan pequeña para poder ver la verdad? Eso me quemaba más que nada.

Varias lágrimas se acumularon en sus largas pestañas haciéndome sentir culpable pero su rostro seguía duro y tenso.

—¡Te odio! —chilló con desprecio, la cara roja de ira.

—¡Me importa una mierda! —le gruñí de vuelta en la cara, mi torrente sanguíneo ardiendo junto a todo mi cuerpo por completo, y me alejé dirigiéndome con paso decidido a la puerta—, ¡Lárgate! —con la respiración entrecortada abrí la puerta sin dejar de verla pero seguía estática así que me moví y la saqué casi a empujones

Pinche idiota caprichosa.

Justo cuando lo hizo, mamá apareció un poco seria—: ¿Hey que pasa? —preguntó relajando sus facciones al vernos.

Fizzy le dirigió una mirada desaprobatoria y corrió a su habitación.

—Maldita estúpida —escupí entrando a la habitación escuchando los pasos de mamá tras de mi.

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