Una hora probándose ropa y aún no sabía qué ponerse. Salir a pasear con cena incluida un lunes era medio raro, pero necesitaba despejarse. Andrexa quería vestirse informalmente elegante. No quería llamar mucho la atención, pero tampoco quería parecer dejada.
Julián pasaría por ella en treinta minutos y tenía que estar lista para no hacerlo esperar. Desde el examen que sentía que no podía centrarse en nada, todo porque su cabeza siempre volaba hacia Tyler y su bipolaridad. No le apetecía pensar en él, pero su mente y corazón se había confabulado para hacérselo imposible.
Toda la tarde se hizo la misma pregunta «¿Qué bicho le picó ahora?». ¿Será que siempre es así con todos? Esa pregunta iba a tener que esperar para tener una respuesta. Julián le avisó con un bocinazo que había llegado.
La joven bajó las escaleras y despidiéndose de sus tíos salió de la casa. Un chico alto vestido con camisa y zapatos la estaba esperando apoyado en un auto
―¿Lista para la aventura? ―preguntó el joven, saludándola con un sonoro beso en la mejilla.
―Sí. ¿A dónde vamos?
―Pensé que podríamos dar una vuelta en mi auto y luego parar en un lugar lindo para comer. Mañana tenemos clases así que mucho no podemos hacer.
―Me parece bien ―dijo Andrexa esbozando una gran sonrisa.
El joven le abrió la puerta del auto como un caballero y la cerró cuando ella ya estuvo dentro, luego se sentó del lado del conductor y arrancaron. A Julián le gustaba la velocidad y como las calles no estaban muy transitadas como de costumbre, puso la marcha y apretó el acelerador haciendo chirriar las ruedas al salir.
Andrexa sintió miedo, pero no se lo dijo. Se abrochó el cinturón y se aferró al asiento lo más que pudo y en una silenciosa oración encomendó su vida y la de su amigo a Dios y le pidió que los guardara en el camino. Trató de no enfocarse en la velocidad y disfrutar del paseo. Aunque era lunes, las calles estaban muy iluminadas dejando a la vista un hermoso paisaje urbano.
Los jóvenes compartieron una conversación divertida que duró más de una hora. Ya no se fijaban por donde iban y ella había dejado de contemplar la ciudad por estar tan pendiente del chico que tenía a su lado haciéndola reír a carcajadas.
―No se vos, pero a mí ya me dio hambre ―dijo el joven agarrándose la panza con una mano―. Hay una pizzería a unas cuadras ¿Qué dices?
―Dale, vamos ―aceptó mirando por la ventanilla
A unos metros de la pizzería "Don Luis" estacionaron el auto e hicieron el trayecto a la puerta del local caminando. La noche estaba refrescando bastante, así que apuraron sus pasos para refugiarse en la calidez del lugar. Tomaron una mesa para dos y se sentaron. Al ratito una moza les ofreció la carta. Ambos miraron las opciones y deliberaron por unos instantes entre los diferentes gustos para elegir uno que les gustara a ambos. Terminaron eligiendo una mozzarella especial sin anchoas y una botella de cerveza.
―Bueno, cuéntame algo. ¡Que no sea de la escuela! ―se apresuró a decir el chico juntando las manos suplicando―. Ya hablamos todo el camino de ello.
―¿Qué quieres que te cuente?
Julián pensó un instante la pregunta. Quería conocerla mejor, le parecía una chica excelente y le gustaba su compañía sin contar cómo le tenía las babas por el piso con su belleza, pero ella era distinta y eso le gustaba más.
―¿Cómo llegaste a Córdoba?
―En auto ―bromeó Andrexa.
―Vamos. ¿Te comiste un payaso hoy? ―preguntó divertido Julián―. Reformulo la pregunta. ¿Por qué te viniste a vivir a Córdoba?
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Sálvame de mi (#PerlasWatt2020)
RomanceAndrexa se muda junto a su familia a Córdoba con un propósito, formar una iglesia. Lejos de todo lo que ella consideraba hogar comienza su último año de bachillerato. En su salón conoce a Tyler, el chico más lindo pero el más duro que haya cruzado j...