Fin de las vacaciones de invierno y todo volvía a ser rutina, solo que esta vez no era como otros años anteriores donde esas dos semanas sin clases hacían que, al volver, todo fuera muy aburrido y difícil de sobrellevar, sino que ahora daba gusto volver a clase sabiendo que compartirían más horas juntos con la excusa de ir a la escuela.
Se prometieron llegar juntos el primer día. Andrexa lo estaba esperando frente a la puerta de su casa cuando él llegó a recogerla en el auto.
―Vuelta a clases y no sabemos si vamos a poder entrar ―dijo entre risas la joven, cuando se sentó dentro del calefaccionado auto.
―Perdón niña, me quedé dormido. No te preocupes si no nos dejan entrar, te invito a desayunar.
―No sé si eso lo soluciona. Tenemos un trabajo que entregar.
―Esa es una carta bajo la manga que tenemos. Si no nos deja entrar al menos que nos reciba el trabajo.
―Al menos eso. De todos modos, me interesa esa invitación a desayunar.
Tyler largó una sonora carcajada. Cada oportunidad de compartir tiempo con ella la pasaba bien y se divertía mucho. Andrexa se había convertido en alguien muy importante desde que le abrió su corazón. Esa nueva criatura que solo ella conocía estaba a punto de salir a la luz para aquellos que tenían la versión desactualizada de él.
Corrieron a los empujones y risotadas por el pasillo hasta que llegaron al salón y abrieron la puerta, llevándose todas las miradas del grupo.
―Llegan tarde ―dijo la profesora―. Saben cómo son las reglas.
―¿No podría hacer una excepción? ―suplicó Andrexa divertida.
―Por favor, profe. Es el primer día de clases y está frío afuera ―siguió Tyler conteniendo la risa.
La mujer los miraba intentando descifrar que había pasado con sus antiguos alumnos.
―La única forma de que los deje entrar es que me presenten el trabajo que tenían que hacer juntos.
―Lo tenemos ―dijo Andrexa sacando un folio de su mochila.
―¿Cómo puedo comprobar que no lo hicieron hace un rato? ―preguntó arqueando una ceja―. Eso explicaría la llegada tarde y me sentiría muy decepcionada.
―Tengo pruebas ―comentó él sacando su teléfono.
Tyler entró en Instagram y buscó una foto que subió donde estaban los dos juntos con el hashtag #SINOESTUDIAMOSQUENOSENOTE.
―Se ven tan lindos ―expresó Rita mirando la foto―. Tomen asiento. Por esta vez voy a saltarme las reglas.
Los chicos se sentaron en sus lugares con una sonrisa de satisfacción por poder quedarse en clase. Todo el curso comenzó a vitorear y a hacer bromas al respecto. Solo Laura los miraba con rabia, sin entender que había pasado con ellos ante el cambio tan repentino.
Andrexa varias veces volteó a ver a Tyler y se encontraba con sus ojos verdes que también la miraban a ella y sonreían. Se tenían tan cerca y lejos a la vez.
― ¿Pañuelitos? ¿Babas? ―se burló Tomás―. Cada día se te nota más.
―No me charles ―dijo entre risas Andrexa codeando a su amigo―. Te he extrañado estos días.
― ¿Sí? No me parecía ―hizo pucheros―. Podrías haber hecho otro hashtag que diga #TEEXTRAÑOTOMÁS o #NOMEOLVIDODEMIAMIGOMIENTRASESTOYCONMIAMADOTYLER.
― ¡Tomás! ―exclamó divertida y él se largó a reír llamando la atención de todos, incluido Tyler, que no sabía si tomarlo bien o ponerse celoso.
―Hoy, mínimo, para que te perdone me debes un almuerzo.
―Que así sea ―dijo dándole la mano en forma de pacto.
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Sálvame de mi (#PerlasWatt2020)
RomanceAndrexa se muda junto a su familia a Córdoba con un propósito, formar una iglesia. Lejos de todo lo que ella consideraba hogar comienza su último año de bachillerato. En su salón conoce a Tyler, el chico más lindo pero el más duro que haya cruzado j...