Capítulo 41

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―En estos casos, una buena opción sería que compres una margarita y saques pétalo por pétalo ―dijo Tomás conteniendo la risa―. O puedes tirar una moneda, así te decides de una vez, porque hasta yo me estoy poniendo nervioso.

Andrexa taladró con la mirada a su amigo que estaba a punto de partirse de risa. Él la conocía lo suficiente para darse cuenta de que estaba en una crisis y estaba por volverse loca por no saber cómo encarar la situación.

―No sé si escribirle. Lo veo constantemente en línea y ni me ha saludado.

―¿Por qué no lo haces tú? ―preguntó Tomás arqueando una ceja.

―No quiero molestarlo. Falta media hora para que arranquemos. Sus padres avisaron que estaban de camino. Puede que venga con ellos.

―Igual creo que te preocupa más que no te haya escrito, a que venga al grupo. Usa esa excusa y pregúntale.

―Él sabe lo que hace. Es grandecito para decidir qué hacer ―dijo soltando un suspiro mientras se dejaba caer en el sillón.

―Y tú eres una nena entrando al capricho y no me gusta esa actitud ―expresó serio―. Si te importa, escríbele, si no, no le escribas y no dejes que te afecte. Enfócate en lo que en este momento es importante. Tú también eres grandecita para dejarte dominar por las emociones.

―Tienes razón. No puedo dejar que una duda me lleve el gozo que Dios me estuvo dan-do y me da.

―Esa es mi amiga.

Tomás tenía razón. No era bueno volver una obsesión algo tan bueno del cual Dios ya te-nía el control Todo lo dejó en sus manos. Si no lo soltaba y le dejaba el mando, nunca ha-rá la obra en ella. Era bastante evidente que el Señor estaba trabajando su paciencia. Era cuestión de tiempo. Tyler le demostró hasta ayer una amistad muy hermosa, por qué cambiaría de un día al otro. Era totalmente absurdo. El enemigo podría estar haciendo uso de esas inseguridades para hacer de su cabeza un lio y de su corazón un calvario. Me-jor iba a ser enfocarse en la palabra de Dios y sus promesas. Servirle con excelencia, amor y fidelidad manteniendo la fe en que todo estaba en el orden que Dios quería darle. 

Sálvame de mi (#PerlasWatt2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora