Sonrisa de Arcoíris || »KookV« || Fanfic [EN EDICIÓN]

Capítulo 9

-¡Gracias por todo!. -Tae-Hyung intentó levantarse de la silla e ir a llevar los platos a la cocina, pero JungKook lo detuvo.

Agarro su mano y dijo -Yo los llevaré por ti.

La mano de JungKook fue cálida en la de Kim. La primera vez que lo hizo simplemente se paralizó totalmente. La segunda hizo que ambos se sintieran teletransportados a un mundo lleno de color. Y ahora la tercera es peor. Ahora Kim Tae-Hyung había explotado por dentro. Sus mejillas se sobrecalientan de manera poco natural y sus ojos se iluminan de alegría, tras estar con JungKook. ¡Que vergüenza! Tae-Hyung es un chico, y ahora se sonroja frente a otro chico.

Y que lindo se ve Tae-Hyung sonrojado, así lo cree el menor.

JungKook se levantó de aquel lugar y llevo los platos, tal y como había dicho. Cuando regresa; Tae-Hyung se encuentra perdido en sus pensamientos.

Piensa que puede caber la posibilidad de que JungKook lo quiera, así como él. Pero por otro lado piensa que es injusto consigo mismo ilusionarse demasiado en tan poco tiempo.

-¡Tae-Hyung! -JungKook, subió su voz para que lo escuchará

-¿Cómo? -Este sacudió su cabeza rápidamente y rasco su nuca.

-Dije que si quieres ir a mi cuarto ahora... Ya me aburrí aquí. No suelo bajar mucho y no se que hacer

-Claro. - Tae-Hyung agarro sus cosas y espero a JungKook en las escaleras para que le indicará el lugar

Y subieron juntos.

Cuando Tae-Hyung entró a su habitación le sorprendió que JungKook tuviera pósters de Lee MinHo, de SHinee y de su animé favorito "Fumetal Panic! Fumofu". Y le agrado la idea de compartir casi los mismo gustos. Aunque otros de ellos eran de fotografía y arte.

-¿Te gusta SHinee? -Sonrío

-¡Es mi banda preferida! -Respondío con el mismo gesto

-¡No me digas que Fumetal Panic! Fumofu es tu animé favorito también!

-¡Sii! ¿El tuyo igual?

-¡Claro!

JungKook también se sorprendió, un anime poco visto y una banda poco conocida para este entonces, le causa bastante felicidad, que a Tae-Hyung también le guste.

-No sabía que te gustará la fotografía... -Indicó Tae-Hyung

-Me encanta. Creo que es casi lo mejor que he podido aprender

-¿Casi?

-¡Si! Tengo incluso varias cámaras por aquí. -Miró el lugar

-¿Que es lo mejor?... Lo mejor que has podido aprender

-El baile, es mi pasión. Y creo que sin ella no tendría razón de vivir. -Suspiró

-A mi me gusta cantar...

Lo miró emocionado -Yo... siempre he querido aprender a cantar

-¡Puedo enseñarte! Pero me tendrás que recompensar enseñándome a bailar -Aclaró

-¿Ahora?

-¡Cuando quieras!

-¡Empecemos!. -Salto en su lugar y fue corriendo las cosas que estobarían sus pasos.

Y le enseña de a poco, lo hace con mucha fluidez, Tae-Hyung se sorprende de nuevo del gran talento que tiene JungKook. Y no quiere verlo desperdiciado. No para JungKook.

Tae-Hyung aprende, y rápido. Lo cual cautiva a Jeon, que siempre quiso un compañero de baile. Esta seguro que si siguen así, podrían llegar lejos juntos.

Luego de dos horas de ensayo y aprendizaje. Tae-Hyung está muy cansado. Y quiere tomar un receso.

-¡Traeré agua del grifo!. -Sonrío el menor.

Cuando bajo y volvió a subir con los vasos en sus manos, Tae-Hyung recibió. Y agradeció.

-¡Tendrás que cantar para mi!

-¿Yo?

-Si, entonces cómo conoceré tu voz?

-Tienes razón...

Se había llenado de pena, y un poco de rubor inundó sus mejillas antes de cantar. ¡Cantar para JungKook!. Y le expresaría una canción, que le hisiera entender lo que él siente.

Y lo hizo. Tae-Hyung cantó desde su corazón. Acapela.

Y JungKook escuchaba. Y sé embobaba con su voz, tan hermosa al cantar.

Pero no se explicaba... el porqué Tae-Hyung cantaba tal canción, una bastante triste, de un chico que se había enamorado de una persona que no puede tener. Por su mente concluyó que Tae-Hyung quizá era ese chico. Pero ¡JungKook nisiquiera sabe si Tae-Hyung tiene novia!.

Pero se armó de valor para luego preguntar.

-¡Tae-Hyung!

-¿Si?

-Cantas hermoso. -Afirmó

-Pues...

Tae-Hyung se sintió en las nubes, por quinta vez.

-¿Tienes pareja?. -Preguntó JungKook antes de que Tae-Hyung dijera otra cosa

Y Tae-Hyung miró a JungKook. Un poco anonadado por su pregunta.

-¿Porqué?

-Preguntó. Amm, curiosidad. -Río para liberar la tensión que retenía.

-Bueno, eh, no... no tengo pareja. -Confirmó

-¿Porque no?... Sabes, eres un chico increíble, cómo es que en esta civilización no se han fijado en ti?. -Río ligeramente

-No lo sé. -Respondió Tae-Hyung aún confundido.

Y JungKook ahora está feliz. Feliz porque Tae-Hyung no pertenece a nadie. Y eso le hace bien. Le hizo bien escuchar ese "no tengo pareja". JungKook estaba angustiado por su respuesta. Pero ahora está nadando en cálidas aguas veraniegas. Todo gracias a Tae-Hyung.

Había encontrado la voz que complementaria su sueño. Había encontrado un amigo. Había encontrado a una persona fantástica. Perfecta en todo el sentido de la palabra. Había encontrado a la persona que sin saber; sin aceptar, se estaba enamorando.

Que ilógico. Enamorarse de una persona de tu mismo sexo.

Que desgracia. Tener novia y fijarse en alguien más.

Que bobada. Saber y no entender lo que sientes.

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-Tae-Hyung... ¿Quieres quedarte?. Mañana no habrá clases. Puedes dormir en la alcoba de al lado

-No lo sé... -Miró directamente a los ojos color avellana del menor

-¡Por favooor! -Juntó sus manos y suplicó. -Podemos llamar a tu casa. Mamá no pondrá problema; ¡Siii!

-Esta bien. -Río

-Okey. -Sonrío. -¡Oye Tae-Hyung! No me has dicho cuantos años tienes... ni con quien vives, ni tu pasión, ni tus hobbies...

-¡Ya, ya, ya! Diré todo. -Río. -Tengo 17 años, vivo con mi padre, amo dibujar y mi pasión es el cantó. -Sonrío

JungKook no dijo nada. Sólo acomodo sus manos para sostener su cabeza y verlo.

No tenía ganas de hablar más. Solo quería admirar. Admirar la belleza de Tae-Hyung. Admirar esa sonrisa que se formaba en su rostro cada vez que esta con él. JungKook está convencido, que Tae-Hyung debe ser feliz. Feliz a su lado. Para que él también lo este.

Y Tae-Hyung está feliz. Feliz de por fin estar con JungKook. Después de tanto tiempo. Después de tantas cosas. Después de haberlo observado desde lejos. Después de haber sentido que debía hablarle. Después de haber rosado sus manos. Después de haberlo visto dormir y en sus peores fachas. Después de haberle mostrado un poquito del mundo. Un lugar que ahora es de los dos.