Tae-Hyung siente que está en medio de la nada, ahí donde no quería caer, donde no quería estar; ahora está perdido, y con lágrimas en su rostro. Esta solo, después de que sentía que no lo estaba. Después de que podía tocar el cielo con sus manos. Después de haberle confiado a alguien su más lindo y puro amor. Después de todo eso. Porque jamás ha tenido una persona tan cercana con quien compartir. Y ahora que pensaba que la tenía, no está. Todo por sus caprichos, todo por ser tan tonto.
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Han pasado minutos, horas, días; desde que Tae-Hyung no habla con JungKook. Volvió a casa el mismo día que discutió con él, su padre hizo de las suyas, de nuevo lo hizo sentir bajo. Pasaron varios días y no ha vuelto a la escuela, a su padre no le importa, quiere que trabaje “como un hombre”, pero Tae-Hyung se reúsa, esta pasando por una situación bastante crítica, por una depresión demasiado grande, no quiere hacer nada, no quiere comer, no quiere levantarse de cama, y su papá se está artando de eso.
No hay nadie para Tae-Hyung, nadie que le diga “voy a escucharte” nadie que brinde un poco de su tiempo para él. Y se pregunta por JungKook. ¿Qué estará haciendo?, ¿Aún lo extraña?. Para despejar sus dudas debería ir a la escuela, retroceder todo lo que ha logrado, volver a esos tiempos donde solo lo miraba, sin saber que él lo estaba mirando también. Y esta reconsiderando la idea de ir al instituto.
En este momento está en su cama, esta abrazando sus cobijas y esta a punto de llorar, quiere volver a estar con él, y por alguna razón quiere correr a decirle cuanto lo siente, y cuanto lo quiere.
—¡Levántate mocoso! —Grita su padre al entrar a la habitación. —Vas a ir a trabajar ¿o qué?
Tae-Hyung no respondió.
—¡Te estoy hablando! ¿Vas a quedarte hay todo el día?
—Si. —Tae-Hyung sollozo
—¡Háblame claro pendejo!
Antes de que dijera algo lo tomo del brazo y levantó, lo sentó, y de un golpe en su cara lo volvió a acostar.
—¡Vas a obedecerme quieras o no! Irás al trabajo, a traer dinero a esta casa, porque ya no puedo yo sólo. ¿Entendido?
Tae-Hyung solo se giro a verlo, con sus ojos llenos de agua, su corazón destrozado, y su boca sangrando.
—¡¿Entendido?! —Recalcó
—Si —Tartamudeó
—Y ya deja de llorar, eso es para las niñas —Le susurró al oído de manera agresiva.
La nariz de Tae-Hyung se impregnó de alcohol, por el aliento de su padre.
Pero lo dejo de lado y limpio su cara con sus manos, luego se levantó y se baño, para ir a alguna parte.
Cuando terminó solo salió y corrió, de nuevo para alejarse de su tormento; su casa.
Eran las 13hrs cuando sale, a buscar alguna clase de trabajo, pero falla, ya que nadie lo acepta en nada. Aunque Tae-Hyung sabe hacer un montón de cosas, nadie lo quiere, por ser menor de edad aún.
Y cuando se vio en la derrota decidió parar, para tomar aire.
De fondo escuchó unas risas, de JungKook con otra persona. Y miró. A lo lejos estaba ese pelinegro de tez blanca. Caminando junto a una chica, que probablemente era su novia.
¡Y ya se cansó!. Se llenó de remordimiento y fue a su casa, para hacer cualquier cosa que lo distrajera de esa amargura.
De la nevera sacó algún licor, cualquiera para alejarse del mundo, pero no lo demasiado para emborracharse. Su padre no estaba, así que no iba a darse cuenta de nada. ¡Con lo distraído que era! Nunca tenía cuentas de cuanto alcohol tenía.
Pasó tiempo, pero jamás supo cuanto, y se quedó dormido. Hasta el día siguiente.
Cuando despertó decidió ir al instituto, pensó muy bien las cosas y se dio cuenta que sus estudios no tenían nada que ver con eso, aunque se arriesgaba a ver de nuevo a JungKook.
Fue, y a quizá aumentar su dolor.
Al entrar varios chicos lo ven, varias personas posan sus ojos en él. Y no entiende por qué. Varios murmullos lo atormentan, y solo los ignora, hace como si nada estuviera pasando, hasta que alguien tiene que gritar. “¡Miren! Allá viene un gay”. Tae-Hyung se armó de fuerza, para entrar y esquivar todos esos comentarios tan torpes y todas esas risas burlezcas. Le daba tanto rencor, que lo tratarán de esa manera. Aunque no se explica cómo es que todos ya pensaban eso.
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Pasarón los días, y Tae-Hyung veía a JungKook, ahora más sociable que nunca, y él más asocial que siempre. Ya está aprendiendo a soportarlo, a odiarlo en silencio. A dejar de verlo. A dejar que ese molesto sentimiento se entierre en el fondo de su ser. A no sentir. Porque esos insultos se hacen más frecuentes a medida del tiempo. Y él ya está cansado, pero los ignora. Y piensa que la culpa de todo eso la tiene JungKook.
Menos mal ese año es el último para él, y así con ese entusiasmo obliga a toda su ansiedad a centrarla en los trabajos, para entregar los mejores, y poder estar en una universidad. Y demostrarle a su padre que no es el niño mimado que siempre pensó.
Faltan 7 meses para terminar el año. Y como Tae-Hyung no presta atención a nadie, dejaron de molestarlo, pero no deja de ser el chico raro del instituto.
En el fondo de él siente un gran descanso, pero se siente vacío al igual que siempre, la mayoría del tiempo está en casa, y no sale para nada. Ha aprendido a decirle a él borracho de su padre que lo deje en paz. Y de todas las confrontaciones que ya ha tenido, y los golpes que ya no adquiere por su parte. Su padre ha decidido hacer como si nunca hubiera nacido. Pero es peor, porque no deja ni siquiera dinero para que compre algo y coma.
Y no le interesa, lo que haga o deje de hacer ese señor que se pronombra como “padre”.
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Sonrisa de Arcoíris || »KookV« || Fanfic [EN EDICIÓN]
Fanfiction~Tae-Hyung~ era el nombre de la persona que con tan solo una sonrisa había cambiado el mundo de JungKook. ~JungKook~ era el nombre del chico que con solo una mirada Tae-Hyung podía viajar a la luna. °°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°...