-¡Sacaré una foto!
-¿Foto? Noo. Estoy desarreglado. -Confesó el mayor.
JungKook busco una de sus cámaras ignorando los comentarios de él, pero no encontró. Fue así como llego a su celular. Activando la cámara de aquel aparato para sacarse una selfie con Tae-Hyung. Para recordar ese día.
-¡Sonríe!. -Fue lo último que dijo antes de dar clic al botón
-¡Quedó genial!. -Exclamó Tae-Hyung-No, no, no. ¡quedó borrosa! -Corrigió JungKook
-JungKook, dejala así... -Bajo el célular con una de sus manos.
Así que JungKook se resignó y solamente le sonrió. No es un chico de obedecer al instante. Pero con Tae-Hyung, cómo soportaría no hacerlo?.
Tae-Hyung lo miró a los ojos, para luego perderse en esa oscuridad que lo llevaría a uno de los momentos más especiales en su vida.
Y JungKook no quiere. No quiere volver a decepcionar a Tae-Hyung. Pero de igual forma, aún está mirándolo. Ambos deseando acariciar sus rostros.
-¡Nos sacaremos todas las fotos posibles! Y te las daré en papel fotográfico, las guardaras, y siempre que las veas me recordarás. -Habló el menor.
-Por supuesto.
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Ya ha pasado mucho tiempo desde que Tae-Hyung está en la casa de JungKook. Son las 19 hrs. Y en el fondo Tae-Hyung está muy preocupado. Preocupado por su padre. Sabe que el día siguiente todo va a ser fatal cuando llege. Y aún con 17 años, casi una persona mayor de edad, le tiene miedo.
Nadie conoce tal miedo, sólo él mismo. Y lo conserva como si fuera algo preciado, pero no porque sea así, si no porque no quiere que vean lo frágil que es.
Sus ojos están un poco perdidos, mirando y a la vez no mirando tras la ventana del cuarto de JungKook. Y quiere ocultar la angustia que le causa. Pero no puede totalmente.
-¿Pasa algo Tae-Hyung? -Preguntó el menor.
-¡No!. Estoy, mirando hacia afuera. -Dijo no muy convencido con su mirada algo pérdida.
-¿Seguro? No suenas muy convencido
-Estoy completamente seguro.
JungKook se acercó a él. Tomo su rostro despistado, con una de sus manos. Y Tae-Hyung volvió al mundo, al presente.
-Cuentame que pasá...
JungKook es experto en ser un 'galán de telenovela'. Y eso mataría a cualquier chica. Pero esta vez no fue una de ellas exactamente. Es Tae-Hyung quien se está derritiendo. ¡Ni más, ni menos!.
Son dos chicos encerrados en una habitación. Son ahora dos chicos apuntó de enfrentar los problemas que atormentan a Tae-Hyung. Y tiene miedo. Miedo de lo que va a decir. Miedo de como actuará después.
Nunca diría que su padre lo golpea, o que llora como una niña en alguna esquina del cuarto, menos que necesita ayuda, y menos que se está muriendo, destruyendose en vida, destruyendo sus sentimientos, eliminando sus sensaciones con cada cosa que dice o piensa.
Porque cada una de estas cosas es ciertas.
Pero no quiere hablar. Y quizá siga así en un largo tiempo. Hasta qué tenga la suficiente confianza y seguridad en sí mismo de acallar sus demonios.
Y sólo quiere gritarle al mundo lo que siente. Romper todo y huir. Solo quiere correr hasta cansarse y caer al piso débil. Quiere golpearlo y de nuevo levantarse como si no hubiese pasado nada.
Quiere crear una vida diferente. Quiere que nadie pase por lo que él. Y duele. Duele la jodida realidad en la que vive. En esa dónde nadie es lo que quiere. En esa dónde nadie hace lo que le pertenece. Y justamente se siente ido. Se siente abandonado. Dejar de ser lastimado; es su única petición.
Se siente sólo. Pero al parecer no lo está. Ahora es él quien no lo ve. Quien no lo nota.
No nota que JungKook está ahí.
Y no tiene la culpa, no tiene la culpa de que no sepa lo que es querer.
JungKook lo abrazo. Y es el abrazo más placentero de toda su vida. Sentír sus dedos delgados rosando su espalda es increíble. Su loción al borde de su nariz lo hace viajar, experimenta lo que es el amor, por primera vez en mucho tiempo. También siente su calor. Ese calor que le provoca quedarse ahí para siempre. ¡Que locura!, Tae-Hyung no merece tanto. O al menos así lo cré. Pero este momento es hermoso. El día más memorable en la vida de él. Estar en su pecho lo hace sentir el fondo de su ser. Que hace que viaje, en una estrella fugaz a través del cielo. Se siente especial. Y le da miedo, caer en ese precipicio. En ese dónde está volando. En la nada. Aún así, la nada es perfecto. Es perfecto para Tae-Hyung, quien sólo respira inhalando toda su esencia. Para que dure allí toda la eternidad.
-¿Cómo te sientes? -Preguntó JungKook.
-En este momento estoy increíble. -Tae-Hyung escondió su rostro en el pecho del menor.
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Ya es hora de dormir, JungKook prepara su pijama y busca algo para que Tae-Hyung se ponga.
-¿Tú mamá se demora? -Cuestionó Tae-Hyung.
-Debe estar por llegar. ¿Quieres algo de comer?
-Si, por favor. -Sonrió
JungKook bajo por dos vasos de leche tibia y un plato lleno de pequeñas galletas de chocolate.
-Gracias. -Tae-Hyung agradeció, cogio el vaso y una galleta; y se sentó en la cama de JungKook.
-Te pondrás esto -JungKook alistó una pijama. -Creo que eres de mi talla. -Sonrió.
Tae-Hyung asintió con la boca llena.
JungKook también se sentó al lado de Tae-Hyung y comió.
Minutos después, luego de acomodarse, la mamá de JungKook llegó. Se escuchó de fondo las llaves en la puerta.
-¿Tú mamá?
-¡Si! -Río JungKook. -Ya vuelvo. -Se levantó y corrió hasta abajo.
Tae-Hyung se levantó y camino detrás, tenía miedo de como lo recibiría su madre.
Solo quiere ser aceptado, aunque le basta con que JungKook lo quiera.
¡Pero que vergüenza! ¿que dirá su madre cuando se entere de que va a dormir en la misma casa de JungKook?
Solo quiere caer bien, porque le dolería bastante si no puede estar cerca de JungKook.
Tae-Hyung está agarrando sus manos y así es como siente el sudor. Los nervios que inundan el corazón de él.
-¡Buenas noches!. -Habla Tae-Hyung cuando baja y la ve.
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Sonrisa de Arcoíris || »KookV« || Fanfic [EN EDICIÓN]
Fanfiction~Tae-Hyung~ era el nombre de la persona que con tan solo una sonrisa había cambiado el mundo de JungKook. ~JungKook~ era el nombre del chico que con solo una mirada Tae-Hyung podía viajar a la luna. °°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°...