Capítulo 23

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Se escuchó la puerta abrirse, Tae-Hyung pensó en saludar, pero no lo hizo, no valía ya la pena.

Agarró sus cosas, tan solo pocas, pero todas en realidad, las empacó en una maleta que se deslizaba con ruedas. Todo lo hizo pensando en JungKook, y en todo lo que habia pasado, creía que eso era exactamente lo mejor, y lo correcto.

Bajo, luego de uno minutos; JungKook estaba sentado en la sala, sus piernas recostadas en el sofá, su cabello ligeramente despeinado, sus ojos cerrados completamente, sus manos sosteniendo su cabeza.

—JungKook... —Paso saliva luego de pronunciar su nombre.

—TaeHyung —Se levantó casi instantáneamente. —¿Q-qué? —Miro la maleta que traía. —¿Qué sucede? —Lo miró a los ojos.

—Lo... —Dijo y pausó para encontrar las palabras adecuadas. —Lo mejor es que me valla. —Se las arreglo para decir, pero no lo dijo de la mejor forma posible, más bien, fue como si no le importará.

JungKook abrió su boca suavemente, en su corazón se impregnó un leve agrio que luego se envolvió en el dolor; lo vio fijamente a los ojos, quizá con la esperanza de que podría ser una broma.

—¿Cómo, A-a-adónde iras? —Tartamudeó mirando su maleta, y seguidamente a él.

Intentó controlarse, controlar su respiración, su voz, y su corazón que se encongía rápidamente provocando en él un dolor inmenso. Quiso acercarse pero no lo hizo.

Tae-Hyung estaba en medio de las escaleras, sus ojos seguramente hinchados por llorar tanto, su respiración suave pero gobernada por la desesperación.

—Ire seguramente dónde una tía, ella ya sabe, me contacte con ella. —Respondió neutro mientras su contrario lo miraba.

Casi pudo sentir sus lágrimas, que querían salir otra vez e inundar sus mejillas de nuevo.

JungKook no supo que decir. Su cerebro se nubló completamente y sus delgadas manos empezarón a temblar.

—¿Que pasará cuando mamá se entere? —Cuestionó tristemente siendo lo primero que se le vino a la mente. —Ella no lo soportará. —Dijo sin saber que él era el que no soportaría que Tae-Hyung se fuera.

—Ella lo entenderá, ¿si?, ha sido una gran persona al dejar que me quede por tanto tiempo, pero... es lo mejor para todos. —Obligó a su boca decir.

—Pero ella te dejo a cargo de mi... —Se señaló así mismo mientras se generaba un nudo en su garganta.

Hubo un silencio de parte de ambos, llenado por la tristeza y la impotencia.

—Lo siento. —Dijo y tomó su maleta para empezar a caminar hasta la puerta, JungKook estaba estático, y no entendía del todo lo que sucedía.

—¿Que pasara con nosotros? TaeHyung... —Se arriesgó a preguntar, con un pequeño ataque de desesperación en su voz.

—No hay nada entre nosotros, JungKook. —Respondió sonando decepcionado con el mismo.

Esas palabras destrozaron a JungKook, la forma en que lo dijo y lo que dijo, fue suficiente para entenderlo, y saber que nada más podía pasar, que él se había comportado mal, y que esa era su consecuencia. Que su Taehyungi ya no fuera el mismo.

—Adios. —Dijo lentamente el menor.

—JungKook... —Se detuvo y se giró para verlo. —Por favor...

Se acercó para quizá darle un abrazo.

—Nada. Vete. —Habló con sus ojos cristalizados, impidiendo el abrazo, agachó su cabeza para no ser visto, y se giró completamente no siendo capaz de mirarlo a los ojos.

Tae-Hyung quiso arrepentirse por un momento, pero ya no había vuelta atrás, ya todo lo que habia dicho había marcado de por vida al menor.

—Cuidate. —Fue lo último que dijo; susurrado, como una palabra esfumada y tragada por el aire.

Y pasó saliva, dejando al menor en medio de la ruina.

—No puede ser... —Alcanzó a decir JungKook cuando escucho la puerta cerrarse.

Y sí, JungKook lloró por primera vez por Tae-Hyung, su shock había desaparecido repentinamente, Tae-Hyung, quien ahora ya no pertenecía a él, quien ahora se había ido, soltó sus lágrimas bruscamente, su respiración temblaba, se sentía débil. Miró hacia la puerta y luego a la ventana, lo sintió alejarse de allí.

—Tae-Hyung por favor... —Murmuró.

Se tiró en el sofá y agarró su cara para no mostrar su rostro.

—Regresa. —Se entendió salir de sus labios

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Una cena caliente y una acogedora calefacción lo esperaban al cruzar la fina línea que habia entre la calle y su ahora nuevo lugar para vivir.

—¡Sobrino! —Saludo felizmente con brazos abiertos.

—Hola —Dijo sin ganas, sosteniendo su maleta.

—¿Qué tienes? —Preguntó al notar su tristeza y dejo caer sus brazos.

Él no dijo nada, pero se forzó a mirarla a los ojos, se forzó a no dejar correr ninguna lágrima de nuevo, y cuando la vio, ella supo que necesitaba un abraso.

—¡Ven aquí, cariño! —Levanto sus brazos una vez más, mientras su rostro se notaba preocupado.

Tae-Hyung soltó su maleta, y corrió a los brazos de ella, para dejarse envolver en un cálido abraso, que necesitaba desde hace mucho tiempo.

Ella sólo se dejó llevar por la tristeza del momento, en donde el despeinado Tae-Hyung no podía sonreír, y cuando la abraso pudo sentir solo un poco de todo lo que él sentía, su empatia se hacía cada vez más grande, todo lo que Tae-Hyung sufrió y lo que ahora sufre se vuelve cada vez peor. Peor porque ella no entendía... un chico tan pequeño, sufriendo tanto, pocos años y tantas dudas, con un gran corazón pero destruido. Todo eso en un mundo tan pequeño como Tae-Hyung. Simplemente no lo comprendía.

—¡Tía, han pasado tantas cosas! —Dijo entrecortado y sus lágrimas salieron nuevamente, impidiendo que viese con claridad.

—Shh... —Lo silencio y acarició su espalda suavemente. —Todo va a estar bien, Tae-Hyung —Habló para calmarlo, pero en vez de eso Tae-Hyung no dejaba de llorar y sus ganas de decirlo todo se ahogaron entre sollozos.

Su respiración impedía toda clase de palabra, cada movimiento de ella, cada frote de sus dedos en su espalda, hacia que Tae-Hyung se sintiera cada vez más triste. Su cerebro se cegó, sus ojos levemente abiertos, sus manos sueltas sosteniendo a la nada, sus piernas a punto de no soportar más dolor, y quizá pensando en dejarse caer al suelo, su pecho se dormía, sentía como dejaba de latir, o quizá, latía, pero suavemente y sin hacer ninguna clase de ruido. Lo único que se escuchaba en la sala eran sus lágrimas, sus lamentos. Sin saberlo, al otro lado del vecindario, un triste Jeon JungKook lloraba igual, a diferencia que no tenía a nadie que lo abrasará, nadie que estuviera ahí, nadie que lo acariciará, nadie que se diera cuenta por lo que estaba pasando.

Sonrisa de Arcoíris || »KookV« || Fanfic [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora