Un hombre vestido de sheriff salió de su patrulla en medio de la carretera llevando consigo un bidón para la gasolina.
Cada paso que daba su mirada viajaba por su alrededor hasta que su mirada captó en una de las calles varios coches estacionados en diferentes lugares, absolutamente abandonos pero eso no fue lo único que le extrañó, sinó el inmenso olor a putrefacto que llegó a sus fosas nasales.
Caminó hacia allá sin pestañar y se llevó la sorpresa de ver varios cadáveres putrefactos siendo devorados por las moscas.
Por la mente del sheriff solamente pasaba una cosa:
¿Que pasó aquí?
Paró en seco al oír unos ligeros pasos, casi inaudibles, como si estuviera arrastrando sus pies.
Giró a su izquierda siendo consiente que los pasos provenía del otro lado del coche, se agachó para comprobar su teoría, y evidentemente vió unos pies pequeños pertenecientes a una niña, quien los arrastraba lentamente.
Pensando que quizá estaba perdida o herida la siguió y alzó la voz.
-¡oye, pequeña!
Ella se detuvo al oír su voz pero no volteó a verlo.
Quizá esté asustada.
-tranquila, soy policía, te ayudaré.
El hombre vio como la niña giraba a su alrededor lentamente pero...
¡Oh mi Dios!
El rostro de la niña era horroroso, la mitad de su rostro mostraba el músculo, el hueso de la mandíbula y los dientes, parecía como si la hubieran devorado, mientras que la otra mitad de su rostro conservaba la piel pero era pálida, muy pálida, tal como la de un cadáver.
Un gruñido transmitió la niña mirando al hombre frente a ella y se acercó corriendo hacia él, tal como un león a punto de cazar a su presa.
El sheriff tomó el impulso de sacar su arma y disparar hacia la niña haciendo que cayera de espaldas contra el suelo, muerta.
***
Rick
Abrí los ojos de golpe al sentir un terrible dolor de cabeza, parpadeé un par de veces tratando de acostumbrarme a la luz.
Lo primero que mis ojos pudieron ver fue un techo blanco, confundido dirigí mi vista hacia mi derecha donde había una ventana y pude visualizar el cielo nublado.
En la misma dirección pude ver a mi costado una mesita de noche donde había un florero con flores ya marchitas dentro de él y algunas sobre la mesita.
-Hola viejo, te traje estas flores, los de la comisaría aportaron y me pidieron que yo te las trajera, no puedo creer que confiaron en mi...en fin, te las dejo aquí y esperamos que te recuperes.
Sonreí al recordar la voz de mi mejor amigo, Shane.
-no lo puedo creer Shane, ¿enserio que todos aportaron para las flores?-esperé una respuesta que nunca llegó-¿Shane?
No obtuve una respuesta ante mi llamado, observé toda la habitación que se encontraba vacía, todo estaba en silencio.
Miré nuevamente el florero donde las flores estaban marchitas recordando que cuando Shane las trajo estaban en buen estado.
Sin comprender nada desconecté todos los aparatos y me levanté lentamente, sintiendo un mareo creí que iba a caer pero logré calmarme.
Caminé despacio hacia la puerta pero estaba siendo trabada con por silla y el seguro...
Que extraño.
Como pude destravé la puerta y salió a un extenso pasillo de hospital, las luces parpadeaban una a una, cosas tiradas en el suelo, parecía salido de una película de terror.
Caminé mirando hacia delante sin darme cuenta de lo que pisaba hasta que mis pies, los cuales estaban descalzos, pisaron algo frío y viscoso, fijé mi vista en ello y noté que era sangre.
Al darme la vuelta, vi a una mujer muerta, de la cintura para abajo estaba el hueso, sólo el hueso sin un rastro de carne, se lo habían devorado y de la cintura para arriba estaba muy pálida y desprendía un feo olor a putrefacción.
-Dios no.
Era la peor escena que había visto en mi vida.
De inmediato comencé a buscar otro camino tratando de borrar esa escena de mi mente y encontré otra puerta trabada con candado y palos de madera.
No entrar, hay muertos
Estaba la puerta escrita en sangre.
Me acerqué cautelosamente hasta que me corté el dedo pulgar de mi pie con un pedazo de vidrio.
Hice una pequeña mueca de dolor mirando la herida pero de inmediato me alarmé cuando comencé a oír golpes detrás de la puerta, como si varias personas estuvieran encerradas desde hace mucho tiempo y querían salir lo que viste.
Antes de pensar en algo vi como la puerta empezó a abrirse un poco gracias a las cadenas, entre medio de ellas salió una mano podrida con garras muy largas.
Parecía como si...
Estuviera buscando desesperadamente su comida.
En ese instante me di cuenta que yo era la comida de esa cosa.