—¡Estuvieron increíbles! ¡Fue fantástico! ¡Estoy impresionada! ¡Su química es perfecta! —exclamó Mónica, sonriendo con orgullo mientras nos daba un abrazo a cada uno—. ¡Ese beso! ¡Fue genial! ¡Nadie se lo esperaba! ¡Vale! ¡Ni yo!
Bajé la cabeza, soltando una risa nerviosa y clavando la vista en mis pies.
—El final también tuvo su toque especial, me encantó —me animó con un tono de voz maternal, colocando una mano en mi hombro—. Y tú, aún tienes algo de labial.
Se dirigió a Alexander, quien se había colocado los lentes nuevamente -se los había sacado en la obra-, y luego de revolver en su bolso, sacó un pañuelo para pasarlo por el rostro de su alumno, sacando los restos de maquillaje que le habían quedado en la boca.
—En conclusión, muy buen trabajo todos —felicitó al resto del elenco, iniciando un aplauso que fue seguido por el resto—. En especial a ustedes dos, lovebirds.
La última frase, la susurró sólo a nosotros, dejándonos con una mueca a ambos. Después de la charla, las personas se separaron con el objetivo de seguir con las actividades de limpieza, entre tanto, Alexander y yo nos encaminamos a los vestuarios a sacarnos los disfraces.
Ya solos en la habitación, me acerqué a él y tomé su brazo izquierdo, llamando su atención yhaciendo que me miré despreocupado.
—¿Qué quieres? —preguntó tosco, librándose de mi agarre y dando unos pasos para comenzar a sacarse el saco, horrible en mi opinión, que llevaba.
—Yo, eh... Quería pedir perdón —hablé, trabándome y arrastrando las palabras. Un recuerdo fugaz de sus labios sobre los míos junto el ruido de la audiencia chillando emocionada y mi corazón latiendo a lo loco, hizo que me ruborizara, por lo que le di la espalda, yendo al vestidor.
—Casi lo arruinas, tuve que hacer lo que fue necesario —contestó a lo lejos, ingresando a un cambiador y sin darle mucha importancia al tema.
—Al menos les ha gustado —intenté mejorarlo con el ceño fruncido, retirando algunas hebillas que sostenían la trenza que tenía.
—Al menos a alguien le gustó entonces —comentó, cerrando la cortina del lugar donde estaba, dando por finalizada la conversación.
Auch.
—S-sí, tienes razón, pf, a mí no me gustó tampoco —me susurré a mí misma, pasando un mechón de pelo detrás de mi oreja y dejando escapar un suspiro indescifrable.
¿Por qué le daba tanta importancia a lo que decía un antipático?
Llevé una mano a mis labios, realizando suaves toques en éstos, como si aún sintiera un cosquilleo recorriéndolos. Negué la cabeza rápidamente y me metí a un vestidor, debía sacarme ese corsé lo antes posible, la falta de oxígeno en mi cerebro empezaba a afectar los pensamientos.
(...)
Estaba con mi ropa de todos los días y caminaba por los pasillos, en busca de mi mejor amiga, necesitaba contarlo lo sucedido en la obra.
—Penny —llamó alguien mi nombre, provocando que me detenga de golpe. Travis se colocó a mi lado, sostenía el libreto de la obra y arrugaba el entrecejo.
—¿Qué haces con eso? —cuestioné, intentando arrebatárselo, pero fue más veloz que yo, estirando su brazo hacia arriba, a una altura donde no podía llegar.
—¿Por qué se besaron? —preguntó con seriedad, bajando el libreto a la vez que se cruzaba de brazos.
—Ocurrió por accidente, en realidad, él no debía besarme —empecé a explicar, dándome cuenta que era muy difícil de entender, decidí finalizar sin darle demasiadas vueltas—. Simplemente ocurrió.
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Uncover
Teen FictionPenélope Collins forma parte de una banda escolar cuyas identidades están ocultas. La joven balancea su día a día con ser una cantante famosa en su instituto sin que nadie la descubra. Todo peligra cuando el antipático de Alexander Williams, el jef...