Capítulo 39: ¿Pero qué cojones?

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Huy la puta madre, son la cuatro. Bueno, ustedes hagan de cuenta que tardé menos y los subí temprano (?)

(2/2)

—¿Qué ocurre?— me dice Anitha al ver mi cara.

Yo solo apunto al escenario.

Los gritos se elevan en la multitud y el DJ le tiende el micrófono a Mangel .

—La' jodah por aquíh, ehtán que madreh mía— dice Mangel riendo, y a todos nos da gracia—. Buehna' noche' Buenoh Ahireee— agrega agitando un brazo, y el público le responde el saludo con un grito.

Mangel arrastra las palabras cuando habla, se nota que estuvo tomando. Le tiende el micrófono a Rubius.

—¡Daleeeh calooh, dale caloooh!— grita Ruben agitando un puño, y todos empezamos a imitar su movimiento.

Está igual de tomado que Mangel.

—Esta noche está siendo la hostia, muchas gracias por invitarnos— continúa hablando Ruben, y todos comienzan a saltar y a dar gritos en respuesta.

El DJ les sede el lugar en una de sus consolas y los deja jugar un rato, al principio hacen pabadas y sonidos raros, el público se tienta, pero después empiezan a pasar música de verdad, y no lo hacen nada mal. Si habrán estado en fiestas estos hijos de su madre. Como por arte de magia, me olvido de mi dolor de pies y comienzo a bailar con Anitha.

Entre la multitud y los movimientos, atisbo ver a mis amigos, están super emocionados y bailan como si fuera la última noche de sus vidas: Flor y Juli saltan como canguros borrachos, y Lucas, a pesar de estar pendiente de que nadie toque a Julieta, se lo ve también muy divertido. Ojalá que alguien le dé un codazo en el ojo o lo tire al suelo. Thai tendría que estar bailando con ella, aunque agradezco que no estén acá para reírse de mi idea y de mi peluca. Mar y Agus bailando sugestivamente juntos, me sorprende un poco, ya que en casa y durante todo el viaje en colectivo, prácticamente se ignoraron.

Varios minutos después, me siento muy acalorada, le pido Anitha que me acompañe al baño, y nos escabullimos como podemos hasta llegar. El baño, como era de esperarse, también es amplio, elegante y moderno. Con los mismos colores que se repiten: blanco, rojo y negro. Centro mi vista en el espejo, tengo un aspecto horrible. Seco mi sudor con algo de papel, me pongo perfume y desodorante, Anitha me retoca el maquillaje y luego me mojo la nuca con agua fría hasta que baja un poco la temperatura de mi cuerpo.

—No haces esto muy seguido, ¿verdad?

—No, es más, ni siquiera recuerdo la última vez que fui a un boliche, la universidad cambia a las personas.

Anitha se echa a reír.

—Ven aquí así acomodo un poco tu peluca.

A pesar de los saltos salvajes, mi peluca se ve bastante peinada, está echa con pelo real, así que nadie sospecharía que es peluca. Me costó un ojo de la cara, pero es linda, me gusta bastante mi nuevo aspecto.

—El rubio si te queda eh, ¿nunca pensaste en cambiarte el color?

—No, no suelo hacerme cambios de look drásticos. Pero esto me gusta, capaz me anime y le haga algo a mi pelo para el verano.

Mientras Anitha retoca su maquillaje, se escucha a lo lejos la voz de Ruben y Mangel balbucear, no entiendo ni una palabra de lo que dicen. Supongo se despiden del público, porque luego habla el DJ y el ritmo de la música cambia.

—Se nota que bebieron bastante— me dice Anitha mientras salimos del baño.

—Sí... mejor para mí, es más difícil reconocer a Hannah Montana cuando se está borracho.

Ahogados en distancia (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora