Capítulo 49: El peso del alcohol.

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Acá está el otro cap (͡° ͜ʖ ͡°)

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Revuelvo la frutilla de mi Daikiri sentada sola en la barra. Nico y Thai me abandonaron hace ya unos buenos minutos, y yo me dedico a escuchar la música y contemplar el panorama hasta que el alcohol surja su efecto. Necesito estar algo alegre para poder disfrutar de esto, el alcohol te desinhibe, te saca la vergüenza, y hace que te olvides por un momento de tus preocupaciones... que solo vivas el momento. Foa sueno como si mi vida fuera una mierda, pero en realidad solo quiero divertirme. Quizás en mi estado de alcoholismo les diga a Ruben y a Mangel la verdad, así ya no me siento perseguida respecto a eso... casi no pude mirarlos a hablarles mientras veníamos en el taxi. Lo malo del alcohol es que en cuento más tiempo llevas tomando, mas cantidad necesitas para que te haga efecto, el cuerpo se acostumbra.

Alguien toca mi hombro, me volteo esperando a que sea otra persona que quiere una foto, pero es Hache.

—¡Hache! —la abrazo como si no la hubiera visto en cien años.

—¡(Tn)_____! Pensé que ya no venías.

—Sí, es que vinimos por nuestra cuenta al final, salimos más tarde por mi culpa. No encontraba mi cartera.

—Bueno está bien, que se jodan por tener una amiga mujer —me dice haciéndome reír —¿Eso está bueno? —pregunta mirando el Daikiri.

—Sí, buenísimo. Ya es como el tercero que me tomo.

Y hago fondo blanco con lo poco que queda.

—Bueno, pide dos más, yo también quiero emborracharme.

Creo que amo a esta chica.

Pido dos Daikiris al chico de la barra y los prepara en un abrir y cerrar de ojos.

—Oye, ¿que tal tu día?

—Bien, muy cansado, se me hacen bastante largos. A demás esta quemadura de mierda no ayuda mucho ¿el tuyo?

—A mí igual, siento que estoy aquí hace semanas. Pero eso es bueno, quisiera que esta semana no termine nunca —suspira y toma un trago de su bebida.

—Es divertido, estar acá es como estar en otro mundo. Es todavía mejor de lo que pensaba.

—¿Te sucede algo?

La puta madre, ¿tanto se nota? doy un buen sorbo.

—No, ¿por?

—No es que te conozca mucho, pero te noto diferente.

Inspecciono sus ojos, por alguna razón, esta chica, me transmite paz...

—¿Alguna vez dijiste una mentira y después... no sé, sentís que no pode librarte de ella?

—Bueno, todos mentimos alguna vez. Pero... ¿Es una mentira que te beneficia o una que te perjudica?

Buena pregunta.

—No sé. Creo que me beneficia, pero no sé cuanto tiempo más pueda sostenerla.

—Deja que pase lo que tenga que pasar, si tiene que salir a la luz, saldrá sola sin que tú lo busques, pero mientras tanto intenta mantenerla.

La miro y le sonrío. Conozco a Hache hace tan poco, pero es tan trasparente que siento que puedo confiar en ella, espero no equivocarme. Sus palabras me relajan, y empujo esas ideas por el momento, quizá tenga razón, va  a pasar lo que tenga que pasar.

—Gracias por escuchar mis locuras —bebo otra vez.

—No hay problema —hace que su vaso choque con el mío, y me extiende su cálida sonrisa.

—¿Y? ¿Ya viste a uno que te guste?— le pregunto señalando a la pista.

Hablar de chicos siempre es bueno para cambiar de tema.

—No, ni siquiera puedo mirar ¡Tengo novio! —y se tapa los ojos con expresión horrorizada.

Me hace reír.

—Hey, mirar no se le puede negar a nadie, si no tiene nada de malo... mientras no hagas nada —respondo guiñándole un ojo.

—Mira la de chicos que hay aquí, ¿crees que sino miro no haré nada? ¿Por qué piensas que no quiero mirar?

—Bueno, lo que pasa en Colombia, queda en Colombia —afirmo haciendo un movimiento de cejas, y ambas reímos, y le damos un buen sorbo a nuestras bebidas.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2015 ⏰

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Ahogados en distancia (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora