Capítulo 9: Hostia puta Mangel, hostia puta.

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 Ruben entra tocándose el pelo, con su remera de gatitos espaciales en tacos, un jean gris y su muñequera que nunca le falta. Mangel avanza acomodándose una gorra azul, tiene la remera  del jabón en polvo japonés de Homero, y un jean negro. Los dos llevan una mochila mientras hablan distraídos. Nosotros empezamos a gritar y saltar agitando los carteles al segundo de detectarlos, ellos nos escuchan y voltean la mirada al fín... sorprendidos, sonríen, sus ojos se abren tanto que pareciera que se les van a caer, se tapan la boca, se refriegan el pelo, se agarran la cabeza, señales de que  no lo pueden creer... están estupefactos, incluso un poco avergonzados, supongo que es porque no saben cómo actuar. Lo único que nos separa de abalanzarnos sobre ellos, es el hecho de que todavía no cruzaron la segunda puerta de vidrio, y los guardias están a los costados de ésta manteniendo las cosas en orden, reaccionan rápido y no se separan de ellos en ningún momento. Las criaturitas empezamos a entonar distintos cantitos improvisados: "Los queremos, chicos los queremos" "los queremos chicos, los queremos", " Olé olé, olé, olé, Rubiuuus, Mangeeel"... todos parecemos poseídos, pero para mi sorpresa, verlos no me enloquece, me relaja y siento paz. Es cómo si estuviese temiendo que nunca llegaran. Los observo atenta, como si se fueran a evaporar en el aire de un momento a otro.

Puedo leer los labios de Mangel claramente cuando dice: "Madre mía, no me lo creo" y se agarra la cabeza. Seguido de esto, veo los labios de Rubius formando: "Hostia puta Mangel, hostia puta" con con una sonrisa, mientras el también se lleva una  mano a la cabeza.  Mangel saca el celular de su bolsillo y nos filma cantando. Enloquecemos y cantamos aún más alto. Nos tiran unos besos y nos saludan con la mano. Intentan hablar, pero es casi imposible escucharlos con todo el alboroto, solo leo un poco sus labios diciendo: "Gracias a todos". Se acercan a los guardias y hablan por unos segundos. Los guardias asienten. Ruben levanta a la mano y pide silencio para que puedan hablar.

—Gracias a todos por venir, de verdad, sois increíbles— se lleva las manos a la cabeza— Con Mangel lo estamos flipando, jamás pensamos que vendrías tantos— Parece nervioso.

—Mucha graciah a todoh por esta bienvenida. Etoh éh una locura, graciah otra ve', os queremo' a todoh— Se vuelve para tirar el cierre de su mochila, saca la bandera de Argentina, la agita y la histeria explota de nuevo.

 Rubius la agita con Mangel mientras se ríen y  luego de unos minutos, pide silencio una vez más.

—Os agradecemos muchísimo por recibiros así, de verdad, pero ahora necesitamos que os dejen pasar. Nos encantaría poder sacaros una foto con todos, y abrazaros a todos, pero es que es imposible, sois demasiados.

—Deben ser cómo quinientah personah o má- añade mangel.

—Asique necesitamos que por favor nos dejeis pasar, no queremos que nadie se lastime ¿vale? - Rubius continúa- Los oficiales van a formar un pasillo con unas cintas de éstas de "Keep out" para que pasemos, no las paséis ¿vale?, no os amontoneís porque os vais a lastimar, en serio. 

—En el eventho ya tendremoh tiempo para sacarnoh fotoh, no' llevaremoh todoh sus carteleh, cantaremoh, no' reiremoh pero ahora necetimoh ir al hotel a dejah las cosah. Que hemo' viajadoh casi trece horah macho. Haced caso a lo guardiah ¿vale? no sean pelotudos.

 Todos nos echamos a reír, a regañadientes nos corremos hacia atrás formando un pasillo a medida que los guardías nos lo indican. Ponen unas cintas de prohibido el paso, son de plástico y las sostienen con pequeños postes en las puntas. Los oficiales se ubican a largo de ésta para asegurarse de que no nos desbordemos. Mientras tanto, otros oficiales le entragan a Mangel y Ruben su equipaje. Aprovecho esos minutos para voltearme y ver la cara de mis amigas: Flor está llorando, Juli no deja de mirarlos hipnotizada y Mariana filma todo para su canal, no sé como hace.

Tres guardias se colocan al rededor de Rubius y Mangel formando una especie de escudo humano y pasan por el pasillo improvisado, estoy bastante cerca de la cinta, así que cuando pasan enfrente de mí, los tengo tan cerca que no lo creo. Un grito sale de mi boca sin permiso y estiro mi mano por acto reflejo, alcanzo a tocar el brazo de Ruben, y luego tiro un poco de la manga de su remera. Al sentir su piel, un choque eléctrico me invade todo el cuerpo y dejo salir risitas histéricas. Toqué a Ruben, POR DIOS TOQUÉ A RUBEN. Los veo alejarse con una sonrisa monumental en mi rostro, probablemente no se valla y me tengan que operar para poner mi boca en posición normal otra vez. Los veo marcharse, entre todo el griterío, y siguen pronunciando palabras de agradecimiento. Salen afuera, y los gritos estallan de nuevo, afuera hay muchísimas personas más, los cantitos y los saltos empiezan otra vez, todos intentamos salir, pero no nos dejan. Rubius y Mangel hablan de nuevo, pero no logro escuchar lo que dicen, los guardias se los llevan una vez más, suben a un coche blanco y desaparecen.

Mi felicidad se convierte en total perplejidad cuando volteo hacia atrás y veo a una pelirroja con lentes oscuros salir de la misma puerta por donde salieron Ruben y Mangel, se va apresurada por los rincones, como intentando esconderse, pero no lo logra. Yo sí se quien es, y cuando los demás empiezan a gritar su nombre, sé que todos lo saben... 

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¡Daleeh Calooh!

Ahogados en distancia (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora