capítulo 17

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Son las tres am y aún estoy despierta, las luces no se han ido, los perros están dormidos, los policías hacen guardia y en el medio de la oscuridad, pude escuchar latir mi corazón, pude escuchar latir el corazón de todos los presentes, ahí sentada podía escuchar el sonido humano y natural, ninguno de nosotros se movió ni con el más mínimo ruido que podía provenir de la naturaleza y aunque la oscuridad nos fuera abrazando con su luz infame ninguno se movió, todos nos dejamos dar un poco de calor por la oscuridad.

Quiero escapar de los problemas, dejar de pensar en la vida y solo observar las estrellas, sigo contemplando el cielo pero en el ya no hay estrellas, me pregunto y trato de entender quien hizo del cielo un infierno y si en realidad nunca existió el cielo y sólo es una forma para hacernos tener fe, creer en algo que no vemos, pero algunos pueden "sentir" porque el ojo no puede ver lo que el corazón logra ver, es irónico; mi vida pasa lentamente por mis narices la verdad no sé qué hacer a las personas qué una vez llame mis amigos no existen, a la persona me creí dignos de llamar mejores amigos se fueron creó qué encontraron alguien más qué los llene de felicidad y alegría todo lo que yo nunca les pude dar, jamás estuve para ellos pero ellos tampoco estuvieron cuando los necesite, al menos tuvieron alguien que los apoyará y les alegraba sus días yo no tuve nada, una lágrima cae, al igual que una gotas de sangre, sigo pensando y se van las horas son las cinco y cincuenta y nueve de la mañana, falta un minuto para las seis el amanecer se acerca con su colores y rayos de luz que logran capturar la atención de cualquier persona, llenándolas de vida aunque se sientas triste, al ser reflejadas en tu rostro es como sentirte vivo de nuevo y eso llena de alegría, observó el paisaje e imagino como sería llevar una vida normal y común como la de las demás personas, siento qué caigo pero algo me sostiene no quiero abrir mis ojos unas manos fuertes me dan calor al abrazarme y eso me gusta.

Marcos

Despierto y encuentro a Lalín observando el amanecer, entiendo porque esta distraída la verdad es muy hermoso, me siento a su lado, paso mi brazo por su hombro haciéndola pegar más a mi pecho, sé que no ha dormido por andar vigilando a los policías y viendo las estrellas, la verdad no la culpo yo haría lo mismo que ella, podría pasar toda la noche observando las estrellas y el universo pero hay uno qué llama más mi atención y ningún lo ha podido ver, yo me siento la excepción porque lo he visto, lo he visto en sus ojos, en esos ojos claros, serenos y apacibles qué mi mirada logra perderse con tanto desenfreno, recuesto mi cabeza junto a la de Lalín y voy cerrando mis ojos poco a poco hasta quedarme dormido.

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