Capítulo 47.

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-Al terminar nuestra misión nos casaremos...-Dibujó una sonrisa en mi cara.

-Te amo, Thomas.-Dije apoyando mi cabeza en su pecho.

10k.

Mientras abrazaba a Lia no podía dejar de pensar en la chica que había conocido hace un par de días, "Roja" solía llamarse.

-Debo de dejar de pensar en ella, yo estoy con Lia.- Me dije a mí mismo.

Caminamos un poco hasta encontrar una casa vacia. El sonido de la vieja madera y el olor a humedad nos hizo querer dormir afuera pero Lia insistió.
Era una casa que parecía abandonada desde el primer día, todo seguía intacto, subimos con precaución al segundo piso y en efecto, estabamos solos.

-¿Será esa una habitación?- Preguntó.
Abrí la puerte y en ella se encontraba una cama matrimonial completamente limpia, como si acabaran de cambiar las sabanas.
Dejamos nuestras armas después de haber revisado todo el piso de arriba.

-Thomas, no me dejes nunca.-Dijo Lia aferrándose a mi camisa.

-Te prometo que siempre estaremos juntos.-

Con delicadeza comencé a besar sus labios, eran tan suaves, tan frescos. Tomé su mano entrelazando cada uno de nuestros dedos, con mi mano derecha la tomé por la cintura.
Dentro de la habitación se comenzó a sentir un gran deseo carnal, quería bajar un poco más y lo hice, besé poco a poco su cuello dejando pequeñas huellas de saliva, ella acariciaba mi cabello y tomaba de vez en cuando mis manos.

-Ah..- Soltó un pequeño gemido.

Seguí besando su cuello pero cada vez la pasión se intensificaba hasta que bajé a sus pechos, la tentación era muy fuerte pero tenía miedo que ella se sintiera presionada. Con cuidado fui tocando por encima de su ropa, al ver que no le molestaba decidí deshacerme de la parte de arriba de su ropa dejando así sus pechos desnudos ante mis ojos.

-¿Puedo?- Pregunté mirándola a los ojos.

-Sí...- Respondió con un leve gemido.
Besé con desesperación sus pechos, eran tan suaves y cálidos, eran perfectos. Jamás había visto los pechos de una chica y estaba feliz de que ella fuera la primera.

Lia.
Thomas estaba encima de mí besando cada parte de mi cuerpo, tenía miedo a que viera aquellas cicatrices que ese desgraciado me hizo.

-Tomy...- Paró en seco cuando llego a mi abdomen, de quedó mirando cada una de ellas acariciando las con ternura y repartiendo pequeños besos.

Ayude a quitarle la camisa y después de eso comencé a desabrochar su pantalón.
Besé su cuello mientras recargaba mis manos contra su pecho, ambos estábamos ahogados en nuestra propia pasión y sin darnos cuenta estabamos desnudos uno frente al otro.
Mientras sentía las caricias de Tomy comencé a recordar aquella terrible tarde cuando ese poco hombres tomó mi cuerpo sin pedir permiso.
Empecé a alejarme, Tomy confundido tomó mi mano y miró mis ojos aterrados.

-Yo no soy él, me imagino como debió haber sido ese episodio, pero no temas. Mi único deseo es protegerte.- Besó mi frente mientras derramaba un par de lágrimas.
Con el corazón en la mano tomé su cara y lo pegué contra la mía.

-Todos mis miedos desaparecen al estar contigo.-
Pasaron segundo para retomar lo nuestro, una noche llena de amor que jamás olvidaré, junto con el tacto de su piel contra la mía. El cuarto comenzó a calentarse de nuevo y a llenarse de gemidos por parte de ambos.

-¿Estás segura?- Preguntó, asentí con la cabeza. Comenzamos a besarnos apasionadamente para después unir nuestros cuerpos y almas.

-Te amo.- Dijo Thomas entre gemidos de placer.

-También te amo, Thomas. - Dije besando su cuello.
Ambos deseabamos este momento, el momento donde haríamos el amor.
Esto era lo más representativo de nuestro amor que perduraría hasta la eternidad.
Después de un rato ambos llegamos al climax, Thomas besó mi espalda y salió de mí cuerpo.
Se recostó a un lado mío y tomo mi mano mientras me daba un beso en ella.
Esta noche quedaría en la historia de mi vida, siempre recordaría el día en el que ambos nos entregamos.

-Nunca me dejes, Tomy.- Dije cubriendo nuestros cuerpos desnudos con una sábana.

-Jamás lo haré, siempre has sido mi amor platónico y lo seguirás siendo hasta el final de nuestros días. -
Apagué la pequeña luz que apenas se notaba y nos dispusimos a dormir.
Tanto tiempo que mo dormía en una cama, lo mejor es que estoy con el amor de mi vida. Sin darme cuenta me quedé dormida en parte de su pecho, ese que olía tan bien.

A la mañana siguiente desperté por la brisa del viento que venía desde la ventana.
Thomas estaba en mi pecho dormido, me moví sólo para colocar mi mano sobre su cabello.

-¿Podrá haber algo mejor que estar con ese alguien tan especial?- Pensé.

Después del tiempo que estuvimos separados me di cuenta que era por él por quien seguía viviendo, no era por operación Bite Mark, no era por mí, sólo por él.
Una pequeña lágrima se asomó por la cornisa de mi ojo, corrió por mi mejilla y culminó en la comisura de mis labios.
Esta vez no quiero llorar, no tenía por qué, ya lo tenía todo.

-Mh...- Murmuró Tomy antes de abrir los ojos. -¿Qué estás viendo?- Preguntó aún soñoliento.

-Tu cara tallada por los mismos angeles.- Solté una pequeña risa.

-Tonta.- Sonrió. -Eres tan hermosa aún con un nido de pajaros como cabello.-
Empecé a tocar mi cabello y acomodarlo para después darle un leve golpe en el pecho.

-Oye, no me golpees.-

-¿Por qué no?- Seguí dándole pequeños golpes.

-¿A eso quieres jugar?- Me tomó de las muñecas y se puso arriba de mí. -¿Vas a dejar de golpearme?-

-No. Te golpearé las veces que...- Fui interrumpida al ver que alguien abrió la puerta.

-¡Diablos, 10K!- Eran todos... Doc, Warren, Murphy, Casandra, Addy y bueno, Luci.
Tomy aún estaba arriba de mí y lo peor es que estabamos desnudos.
Todos estaban viéndonos, gracias al cielo él cubría mis pechos, pero aún así se alcanzaba a ver algo.

-Chicos...- Dijo Warren en shock.

-¡¿Podrían salir?!- Alcé la voz, todos salieron. Quería que me tragara la tierra, fue algo tan vergonzoso.

-¿Crees que ellos vieron tus...?-Lo interrumpí.

-Callate y mejor dedícate a vestirte.- Ambos buscamos nuestras prendas, salí con la camisa de Tomy y él sin nada que le cubriera el pecho, era cierto... él me había dado si camisa la noche anterior.
Bajamos apenados, con la vista al suelo.
Tomy vio su mochila de la cual sacó otra camisa negra.

-Diganme que no habrá bebés, por favor.- Dijo Warren sonriendo.

-Oh, cállate. No habrá bebés. - Reí.

Después del embarazoso momento decidimos irnos y tomar de nuevo nuestro camino.
Jasper no dejaba de mirarnos, cosa que no me importaba.

Y Aun Que Pasaran Diez Mil Años. (10K Y TÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora