Una Lucha Interminable.

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A la mañana siguiente, después de que mí rostro sintiera los primeros rayos de sol, me percaté que no había dormido bien. Sentía los ojos pesados y tenía saliva seca en mi boca. Aún no quería levantarme, pero tenía que hacerlo porque en unas horas más iniciaba el evento con mis amigos. Con mucha fuerza de voluntad me levanté de inmediato del colchón, y miré la cama. Judy no se encontraba ya en ella. Eso quería decir que probablemente había bajado con los demás. me aseguré que no estuviera escondida o algo por el estilo, podría intentar sorprenderme y ni siquiera me daría cuenta; busque de bajo de la cama, dentro del armario e inclusive detrás de la puerta. Pero no había rastro de ella. Era extraño pero sentí alivio. Cerré la puerta de mi habitación  con seguro y me dirigí al baño para darme una buena ducha. No quería que en una de esas ocasiones entrará y aprovechará para hacerme una travesura. No obstante, al entrar al baño, una sorpresa me esperaba.

—Qué pasó... Aquí —dije mientras observaba el desastre que había en el baño. Había charcos de agua por el piso, las botellas de shampoo tiradas y escurriéndose y las cosas de mi botiquín estaban tiradas y desordenadas por el lava manos. Parecía que un uracan había entrado en mi habitación, pero no, simplemente Judy Rose había tomado una ducha. Lo noté porque la ropa que usó para dormir se encontraba tirada sobre el suelo mojado. Qué chica tan desordenada. Eso que veía ahí era su ropa interior no había dudas, no le importó ni un poco que yo viera todo este desastre.

—¡Maldición, Judy! —dije mientras volteaba los ojos hacia arriba.

Sin pensarlo dos veces empezé a acomodar las cosas de mi botiquín y colocarlas dentro del mismo. Tomé las últimas cosas que se encontraban en el lava manos y encontré mi desodorante destapado, Como si alguien lo hubiera usado. Estas cosas se secan con facilidad sin son en barra. Pensé unos segundos, Judy no usaría esta cosa ni de broma, quizás mientras curioseaba lo abrió y lo dejó tirado como todo lo que encontró en mi baño. Me dió igual y solo lo cerré y lo acomodé. Cuando cerré la puerta del botiquín, ví que en el espejo ella había escrito con un lápiz labial color rojo 'M.I.L.U' seguido de un corazón y un beso colocado de sus mismos labios. No podía creerlo, qué demonios quería lograr colocando la estúpida inicial de su novio en mi espejo. Traté de borrarlo con la palma de mi mano, pero solo logré que se embarrarse aún más. Menuda manera de iniciar el día.

La ducha fué relajante y me ayudó a despertar. Escogí la ropa que usaría para la reunión, una camisa blanca, unos pantalones vaqueros negros y unos zapatos cafés eran lo que usaría durante el evento, no podía negarlo, lucía muy fenomenal. hace tiempo que no usaba algo formal que no fuera ropa para hacer ejercicio. Bajé a la sala para desayunar y En efecto, Judy se encontraba ahí, desayunando junto con Robert y mis padres.

—Buenos días, familia —dije emocionado.

—Qué tal, sobrino. Te oyes contento ¿O me equivoco?— preguntó Roger.

—¡Pero claro que lo estoy! Hoy es un día muy especial —respondí.

—¿Qué harás hoy, hijo?— dijo mi mamá mientras me daba mi plato con panqueques.

— Olvidé comentarlo ayer. Hoy, mis amigos y yo haremos un convivió para poder pasar buenos tiempos como solíamos hacerlo —respondí.

—Pero solo ha pasado un año desde la graduación, Markus —dijo mi papá.

—Vamos, déjalo Clemente. es la emoción que yo sentí cuando volví a ver a mis ex compañeros  de preparatoria en una reunión por parte de la escuela. Fue una experiencia que nunca olvidaré—contó Roger, melancólico.

—Supongo que te llevabas bien con tus excompañeros —dije.

—En realidad, no. De hecho, en cuanto me vieron, me sujetaron con fuerza, me llevaron a los baños y metieron mi cabeza en un retrete para darme la bienvenida. Era su forma de decirme que me habían echado de menos —contestó Roger riendo.

No sabía cómo reaccionar a ese comentario, así que solo me quedé callado, sonriendo y desviando la mirada.

—¿Por qué nunca me contaste eso, Roger? —dijo mi mamá sorprendida.

—Pues no es algo que se cuente con orgullo, pero es una anécdota divertida. Ya la superé —dijo Roger.

—¿A qué hora te irás, hijo? — preguntó mi papá.

—En unos minutos más. solo comeré rápido y enseguida saldré y me iré a buscar a mis amigos —respondí.

En ese momento, mamá hizo el comentario que arruinaría mi plan de hoy.

—¿Y por qué no llevas a Rose contigo?

Escuché eso y el silencio me invadió. No supe que responder, mi papá me miraba sin decir nada porque sabía que Judy y yo no éramos precisamente amigos. Roger comía y me miraba sonriendo esperando mi respuesta. Judy no dijo nada, ella solo veía sus uñas mientras las limpiaba. Tenía que improvisar para sacarme de esa situación. Dar una respuesta sin decir que sí.

—¿Ah... Judy? —dije.

—Sí, sería una excelente oportunidad para que la presentes con tus amigos y con Anna. No siempre se tienen visitas de muy lejos todos los días —contestó mi madre.

¡Dios! por qué mi mamá siguió insistiendo. Tuve que inventar una excusa para que no siguiera repitiendo lo mismo.

—Bueno... lo que pasa es que Judy me ha dicho que no suele hablar con gente que no conoce, ella se sentiría incómoda — contesté nervioso.

—Oye, no recuerdo haberte dicho eso.

—Silencio, Rose. Sí lo dijiste y punto —contesté.

Con la mirada le decía que no siguiera fastidiandome. Sabía que no le interesaba un poco el ir, solo lo hacía para molestarme.

—¿Todo bien entre ustedes? — preguntó Roger viéndonos a ambos.

—Como nunca, Tío — respondí sintiendo.

—¿Bien, entonces sí irán los dos? — preguntó mi mamá de nuevo.

—No —respondí.

— ¡Sí, sí quiero ir! —dijo Judy.

—Lo vez, Markus. Ella quiere ir. anda vayan juntos. Así será más divertido —dijo mi mamá desde la cocina.

—Sí, Markus. ¡Vamos! —dijo Judy.

No tenía de otra más que decir que sí, íbamos los dos. lo hizo de nuevo. Su sonrisa hipócrita y su mirada decían que solo quería ir para hacerme sentir mal. No quería darle más vueltas al asunto y tampoco quedar mal con Roger, pero definitivamente estaba apunto de explotar por coraje sin importar cuál gruñón podría parecer, ella y yo nos nos caíamos bien.

Media noche 🌃 Mi DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora