El Reencuentro.

51 8 0
                                    

Camino hacia el lugar de encuentro con mis amigos, Judy y yo veníamos conversando sobre lo que hizo en el desayuno. Ese día ella llevaba puesta una camisa color roja con cuadros negros y mangas arremangadas, con un short de mezclilla con medias de red color negras rasgadas y tenis de tela rojos. No soy perfecto, pero como puedo razonar con una chica tan pesada como lo era ella. Una canadiense que sabía español y usarlo en contra mía.

—No puedo creer que hayas querido venir conmigo solo por capricho —dije.

—Por favor, de que estás hablando, Markus. Por supuesto que quise venir para divertirme, no quería pasar la tarde escuchando las patéticas y aburridas historias de tu tío de como se conocieron él y mi madre —contestó ella mientras acomodaba su gorra.

—Por favor, Rose. Tú me odias. Desde que estás aquí solo te has propuesto en molestarme de un modo u otro.

 —No, no te odio, no seas estúpido... Si te odiara ni siquiera estuviera conversando contigo. Es algo muy diferente molestarte por diversión a odiarte.

—¿Pues sabes qué? Ya no lo soporto. Y más vale que no se te ocurra hacer alguna de tus imprudencias hoy, o está vez yo seré quién te odie, es un evento muy importante para mí.

—Tranquilo, niño. no hay que ser tan expresivo. Está bien, prometo no molestarte como prueba de que yo tambien quiero divertirme que mucha falta me hace —contestó ella mientras cruzaba sus brazos.

—A todo esto ¿no ibas a salir hoy con tu novio? Es decir, viajaste desde Canadá hasta aquí solo para verlo —pregunté, dudoso.

—A él puedo verlo cuando sea. Aún nos quedan unos días y una eternidad para hacerlo... Hay pero que cursi me oí. El caso es que no importa si no lo veo hoy, así que no me amargues el momento.

—Pues debes quererlo mucho como para poner sus iniciales en mi espejo con tu labial.

Judy no respondió a ese comentario, ella simplemente sonrió y me miró, nadie sonríe ante un comentario tan simple, pero seguramente era algo que muy probablemente no me interesaba.

—No era exactamente sus iniciales y quizás no sea necesario decírtelo ya que nunca lo entenderías o ¿Quizás sí? — dijo ella sonriendo.

—No me interesa lo que haya sido, solo no vuelvas a hacerlo. Y por favor, no dejes tu ropa tirada en mi baño.

caminamos sin parar hasta llegar al punto de encuentro. En un momento, ella se detuvo, y voltee a verla para asegurarme que todo estaba bien.

—¿Qué pasa, te quedarás ahí?

Judy se acercó a mí y sujetó mi brazo izquierdo. Me puso frente a ella mientras el viento soplaba y miraba sus ojos.

—¿De verdad no te interesa saber que significado tenían esas iniciales? —preguntó Judy.

Antes de responder, una voz conocida pronunció mi nombre desde el otro lado de la calle; Era nada más ni nada menos que Carlos junto con Diego, Jessica, Andy y Anna. El inolvidable Club de amigos de la preparatoria, todos ellos sonriendo mientras llamaban mí atención. Sentí como la nostalgia me invadía una vez más, después de un año desde aquella noche de la graduación. Sin pensarlo dos veces e ignorando lo que me estaba diciendo Judy, me acerqué a ellos cruzando la calle.

—¡Hola, chicos! —dije, emocionado y feliz.

Primero, salude a las chicas. Físicamente no habían cambiado, sin embargo Jessica se había decolorado el cabello de negro a café haciéndose rizos. Andy se  había cortado un poco el cabello tan abundante que solía tener, aunque seguía siendo la misma chica con cabello rubio. Faltaba por ver a Karen, por alguna razón ella no había llegado junto con ellos. Todo apunta que llegaría al lugar de la reunión por ciertos desacuerdos con Carlos, pero todo apuntaba que habían quedado por la paz.

Media noche 🌃 Mi DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora