La Feria Del Vencindario.

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En la mañana del día de la feria, mi madre nos levantó a mí y a Judy muy temprano para que nos preparamos para salir. Tocó dos veces la puerta cerrada. Abrí los ojos y observé la hora de mi celular. Ella aún se encontraba recostada sobre la cama, me levanté del colchón sin hacer ruido, tomé mi toalla y me dirigí al baño. Durante toda la tarde de ayer, evité a Judy para que de esa forma olvidara lo sucedido entre los dos. Un intento inútil pero en mi situación, todo intento era bienvenido. Entré al baño y mi celular sonó. Era Anna, ella quería que pasara a su casa para irnos juntos al evento, sin embargo, por más que me doliera, tenía que evitar que Judy y Anna tuvieran contacto visual por lo menos hasta que pasará todo este asunto sobre la boda. Había que tener paciencia por meter la pata en dónde no debía, tenía que asumir las consecuencias, al menos era mejor que decir la verdad. No contesté la llamada y apagué el celular. Empezé a desvestirme en lo que el agua tibia saliera por la regadera. Metí mi pie tocando las gotas que caían sin cesar para finalmente entrar por completo a la regadera. Dejé humedecer mi cabello, cerrando los ojos. Ha decir verdad, tenía una extraño presentimiento ante todo este embrollo. Me resultaba increíble creer que siendo una persona que repudia la infidelidad, en cierto modo halla sido participe de un acto similar. Dios, no podía negarlo, realmente le fuí infiel a Anna. Si por alguna razón se llegara a enterar de todo esto, sería mi fin y al mismo tiempo, sería el fin de una relación que anhelé durante tantos años. Todo eso tirado a la basura por mis malditos instintos masculinos de mierda. Mientras pasaba el jabón por todo mi cuerpo, escuché que alguien había abierto la puerta del baño. Un momento muy inoportuno por tener la cara llena de jabón sin lograr ver de quién se trataba. Bastó unos segundos para darme cuenta que era Judy, quién había entrado al baño. Escuché su voz decir mi nombre. Lavé rápidamente mis ojos y la timidez invadió mi cuerpo. No podía verla tras el cristal de la regadera.

—¿Rose, eres tú? —
—pregunté.

—Ah... Eres tú el que está aquí — contestó.

—Sí, ah... Acabo de entrar, ¿Puedes regresar en unos minutos? —dije.

—Tu mamá dice que hay que darnos prisa, ¿Te molesta si compartimos ducha? —respondió ella.

Pude ver su silueta reflejada en el cristal dejando caer la toalla con la que se cubría, dejando al desnudo su esbelto cuerpo. No podía creer que una chica como ella quería entrar a la ducha conmigo. De otro modo, este sería el sueño de todo adolescente de mi edad. Pero en mi caso, esto es un suicidio si alguien nos encontraba dentro, o peor aún, seguir manchando mi relación con Anna. Ella estaba apunto de abrir la cortina de la ducha para entrar, pero logré evitarlo antes de que ella entrara sujetando con fuerza la cortina con ambas manos.

—¿Markus? Déjame entrar —dijo ella.

—Judy, n-no creo que sea prudente que compartamos ducha — contesté, nervioso.

—Pero tenemos prisa para ir al evento —contestó ella.

—No me refiero a eso. Me refiero a que no deberíamos compartir ducha... En todos los sentidos.

—Por favor, no me digas que después de lo de ayer aún te pones nervioso —dijo ella.

Lo que había sucedido ayer, fue algo completamente diferente. Algo que no estaba en los planes y ella lo había tomado como algo más romántico. Roger gritó desde la habitación preguntando por Judy, fué lo que me salvó en ese momento de que ella entrara a la ducha. Simplemente recogió la toalla, la envolvió en su cuerpo y salió para bañarse en el baño de huéspedes. Esta chica iba enserio y yo era una presa fácil para ella. Tomé la ducha rápidamente y me puse ropa cómoda para la ocasión, y en menos de quince minutos estaba listo.

Roger parecía emocionado, era la primera vez que disfrutaba de la feria anual de Survilla en mucho tiempo, para Judy, era la primera vez que visitaría una feria de este tipo. Mientras esperaba a que todos estuvieran listos, las llamadas de Anna no cesaban y aún seguía planeando como lograr liberarme de Judy durante todo el evento. Ella durmió abrazada de mí, durante la noche. No quería que confundiera mis sentimientos por ella, aunque quizás, lo había provocado. Toda la familia estaba preparada; subimos al auto y nos dirigimos a la feria del Vecindario de Survilla; una pequeña feria que se hacía anualmente por la gente del Vecindario. Judy, durante el camino, tomaba mi brazo y recostaba su cabeza en el, me veía con una sonrisa lo cual era extraño ya que ella y yo no nos llevamos muy bien hasta ese día. No importaba sí me ponía serio, ella seguía haciéndolo, hacía que esquivara ideas que podían ayudarme a idear un plan, y al mismo tiempo me hacía lucir extraño frente a los ojos de mis padres.
Llegando al evento, mis padres y Roger se separan para buscar alguna mesa disponible ya que el evento estaba repleto de adolecentes, familias enteras y parejas amorosas que aprovechaban para tomar fotos, montarse en los juegos mecánicos o simplemente comprar un algodón de azúcar y pasear por las calles. Mis padres sugirieron comer antes que cualquier otra cosa y nos dejaron solos a Judy y a mí caminando por la feria. La gran idea de mamá era que pasáramos tiempos juntos como "familia" ¿Qué gran momento ara eso, no?

Media noche 🌃 Mi DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora