Llegó a Survilla.

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Ya eran la 8:00 de la noche de ese mismo día y me encontraba tirado en mi cama con música en mis audifonos mirando al techo, escuchaba esa hermosa canción de country mientras trataba de relajarme y olvidar lo de esa tarde. me acosté de lado mirando hacia la puerta de mi habitación y ví a Judy entrando a la misma. Ella me mira quedándose parada frente a la puerta. la miro a los ojos completamente desanimado en cada mirada, esperando a que dijera algo. notó una mirada  atenta, con una ligera sonrisa en su rostro.

— Qué — expresé.

—Se que te molesta, que nadie te escuché —dijo ella.

Ella se sienta aún lado de mis piernas, mirando hacia abajo. la miraba de perfil mientras su cabello se movía ligeramente por una pequeña brisa de viento que entraba por la ventana. No quería involucrarla en este asunto así que solo dije:

—No tiene porqué importarte.

—se que a tí te importa— contestó ella.

— Es algo muy diferente, A mí me afecta que mis amigos no vean lo difícil que también es para mí esto —dije yo.

—¿La amas, aún verdad? A Anna — pregunto ella.

—Por favor, no me vas a obligar a contestar eso ¿O si?.

— y ¿Por qué no?.

Me levanté de la cama y me senté junto con ella. Como ella insistió, yo respondí:

—Sí, Rose. La amo aún. Es solo que Todo ha pasado tan de repente.

—No me amas... De ser lo contrario dejarías de sentir algo cada vez que la mencionan — dijo ella.

— No puedes decir lo que siento por ti, Rose.

—¿La olvidarás?— preguntó Judy.

Judy hacía preguntas muy incómodas, aunque en el fondo seguía molesto con Anna; dejarla de amar sería algo imposible por el momento. pero tampoco quería herir sus delicados sentimientos, no después de todo lo que hizo por mi Judy, respondería con una mentira a su pregunta, si eso la haría convencer pero antes de hacerlo mi tío Roger se asomó a mi habitación muy emocionado.

—¡Chicos! Aquí están, ¿Qué estaban haciendo?

—Sufriendo, papá. Como siempre —respondió Judy.

—¿Sufriendo?, No es verdad eso ¿O sí?.

— Si lo es tío, ¿Quieres unirte?— respondí.

Mi tío no entendía el porque a nuestras respuestas, pero notó nuestra sonrisa de bromistas y se percató de que todo era sarcasmo, que solo bromeábamos con el momento, así que el dijo:

— Que graciosos se han vuelto ustedes. Bueno, pues más vale que paren de sufrir, se pongan algo abrigador y suban al auto.

— Pero ¿Para qué?— dijo Judy

—Sí, ¿A dónde vamos? —dije.

—Vamos al aeropuerto chicos — contestó Roger.

— Al aeropuerto ¿Por qué?— pregunto Judy.

—¿Tú quién crees que ha llegado a Survilla, cariño?.

Rápidamente la indirecta le llegó  a Judy, ella voltea a verme sorprendida y se levanta gritando «¡Hay no!» y corrió hacia abajo. Después, entendí la indirecta. La madre de Judy, la futura esposa de mi Tío había llegado A Survilla.

Me puse una chamarra abrigadora y subí al auto junto con Judy, Roger y mis padres con rumbo al aeropuerto, hasta ahora no sabía su nombre y de eso veníamos hablando en el auto.

Media noche 🌃 Mi DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora