¿Me Entenderías?

27 9 0
                                    

El destino quiso que así fuera, si se preguntan porqué mis labios besaron los suyos, la verdad es que no lo sabía. No supe reaccionar a tiempo, me sentía sucio, quería contárselo a alguien pero, ¿A quién? ¿A quién podría decirle que traicione la confianza de mi novia? No estaba seguro de que eso era del todo seguro, por lo tanto necesitaba una segunda opinión. Durante la puesta de sol de ese mismo día, tenía que reunirme con Carlos, Niko y Diego para jugar Headshot online, un nuevo videojuego que íbamos a estrenar ese mismo día. Decidí llamar a Carlos por teléfono mientras ella dormía sobre la cama antes de decirle directamente lo qué había pasado.

—¡Markus! ¿Donde estás? Te estamos esperando, llevas una hora retrasado —dijo Carlos por teléfono.

—Carlos, creo que estoy en un problema grave, no se qué pasó pero lo hice y necesito tu ayuda —comenté.

—¿Volviste a tu colección de dientes humanos? Markus te he dicho mil veces que eso es anormal, y si llamas para que te consiga otro de mi abuela puedes ir olvidando eso —respondió Carlos.

—¡No, Carlos! No es eso. Esto es aún más grave —contesté.

—Más grave qué coleccionar...

—¡Sí, Carlos!, peor que eso —grité.

—Pero por favor, Markus. Dime ¿qué esta pasando? —preguntó carlos.

—Los veré en una hora en tu casa y se los contaré todo. Espero que lo entiendan.

No quería tomarme mucho tiempo en explicar esto, salí de mi casa y me dirigí hacia donde Carlos y los demás. Sabía que podía confiar de mis amigos. Lo que no me esperaba, era su reacción, ya que al llegar y contárselos, empezaron los regaños.

—¿¡Que hiciste qué!? —gritó Carlos.

—¿Besaste a Judy a tu voluntad? —preguntó Diego.

—Aún no es mi prima ¿Eso ayuda? —contesté, nervioso.

Carlos casi se atragantaba con el queso de la pizza, Diego escupió su trago de su soda a la pizza restante y Niko, bueno, Niko no reaccionó tan mal al escuchar la noticia.

—¿¡Te has vuelto completamente loco!? —preguntó Carlos enojado.

—¿Pero por qué dices eso? —pregunté dudoso.

—¿¡Cómo que por qué, pedazo de imbécil!? como pudiste traicionar la confianza de Anna, ¡de mi preciosa Anna! —Contestó Carlos.

—Un momento, no la he traicionado, también lo pensé pero, no es del todo cierto, verdad ¿Chicos? —pregunté.

Las miradas totalmente serias de Carlos, Diego y Niko mientras cruzaban los brazos, solo me decía que había cometido la mayor estupidez de toda mí vida. Solo me ponían aún mas nervioso si no decían nada.

—Por favor, chicos. Digan algo, no se queden con los brazos cruzados —dije.

—¿¡QUIERES QUE HAGA ALGO, IMBÉCIL!? —Carlos agarró una rebanada de pizza y la arrojó contra mi cara, dándome directo en el ojo izquierdo. Diego y Niko sujetaron a Carlos cuando iba directamente hacia mí, dándome oportunidad para quitarme los restos de pizza de mi cara.

—¡Qué rayos!, ¿Acaso soy un imán de carne? —dije.

—¡Oh, quizás esperabas pintura morada! Eres un maldito perro infiel, Markus —dijo Carlos, enojado.

—¿Qué insinuas? —pregunté.

—¡Bueno, basta ya, Carlos! Tenemos que ayudar a Markus con esta bronca, no hecharle más leña al fuego. Todo tiene solución, y estoy seguro que podemos hacer algo por él. Markus, qué piensas hacer ahora, ¿Por qué nos cuentas esto?—Preguntó Niko.

—Bueno, definitivamente no para que me avienten pizza. Y lo peor es que es hawaiana. Creía que podrían darme algún consejo de lo que puedo hacer — respondí.

—¿Quieres un consejo? ¡Dicelo a Anna! —sugirió Carlos.

—¿Qué? No, olvídalo, no puedo hacer eso —contesté preocupado.

—¡Dicelo, o yo mismo se lo diré! —dijo Carlos.

—¡No puedes hacer eso, soy tu amigo! ¿Qué clase de amigo traiciona a su mejor amigo? — pregunté.

—¿¡Qué clase de persona traiciona a su compañera de vida por una aventura tan estupida!? De acuerdo, no me respondas, ¡Pero tu no eres así! —respondió Carlos.

—Markus, te haré una simple pregunta y procura contestar honestamente. ¿Te gusta Rose? — preguntó Diego.

—No, ¡No me gusta! yo amo a Anna —respondí.

—¿Entonces por qué besaste a Rose? —preguntó Carlos.

—No lo sé. Esa pregunta me da vueltas por la cabeza desde hace tres horas. Solo me dejé llevar por el momento, sabía que estaba mal pero no pude detenerme, su simpatía me cautivó —contesté.

Los chicos, no conformes con mi respuesta, empezaron a cuestionar mis verdaderas intenciones con Judy. Pero era la verdad. No sabía que más responder, todo fue tan rápido.

—Por lo que tengo entendido, tu odiabas a Judy ¿No es así? — preguntó Niko.

—Eh... Eso es discutible — respondí.

—Y por lo que me mencionó Carlos, tu la insultaste de una manera horrible que al final terminaste arrepintiendote de todo a tal punto de comprarle una guitarra vieja evaluada en 2000 dolares ¿Verdad? —preguntó Niko.

—Sí... Y no costo 2000 si no 2500 —contesté, avergonzado.

—¿Cuál es tu punto, Niko? — preguntó Diego.

—Ninguno, solo quería saber si era verdad lo que había dicho Carlos. Ganaste la apuesta, honestamente no te creí lo de la guitarra —contestó Niko.

—Markus, ¿Besaste a Judy por lástima? —preguntó Diego.

—¿Lástima? —repetí

—Sí, que al sentirte culpable, no rechazaste sus besos para no hacerla sentír mal de nuevo.

El punto de Diego era buenos, me quede en silencio por unos segundos. ¿Y si era verdad? ¿Besé a Judy Rose por lástima y no por gusto? Si era así, definitivamente era la peor persona del mundo.

—Ahora que lo dices, quizás tengas razón. Desde esa noche en casa de las hermanas Jobs, no pude olvidar el momento en que entró a la habitación y me utilizó a su antojo. Sí. no hay duda que ese beso fue para no herir sus sentimientos.

—Oh, qué piadoso eres, Markus. jamás había escuchado una excusa tan mediocre como esa, si apenas el martes pasado la odiabas —dijo Carlos.

—Lo sé pero, quiza fue el momento en dónde nos unimos, y disfrutamos el momento del Slam y de la guitarra. Ver su carita sonriendo de emoción, qué lindo —dije inconsientemente.

—Deja el maldito drama, Markus. lo que debes tener en cuenta es que a esa chica ve las cosas diferente. Quizás le gustas, y es muy probable que ahora piense lo mismo, no La puedes tenerla cerca de Anna —contestó Carlos.

—Sobre todo mañana, que es la feria del vecindario —contó Niko.

¡Dios! Lo había olvidado por completo, la feria del vecindario donde yo y Anna habíamos quedado en participar en varías actividades, sí Judy estaría presente, era seguro que habría problemas.

—Haré lo posible por evitar que ambas estén cerca, y prometo que no volverá a pasar, necesito hablar de esto con Judy —dije.

—Más vale qué lo hagas bien, Markus —contestó Carlos.

—Entonces, ¿Puedo confiar en ustedes? —pregunté.

Mis amigos prometieron guardar el secreto por ahora, pero tenían razón, Judy ya me besó en dos ocasiones, era evidente que le gustaba, tenía que hacer algo al respecto pero sin lastimarla emocionalmente.

Media noche 🌃 Mi DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora