23.

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23. Liar

Mis piernas empezaron a doler cuando di el último paso hacia la azotea de la escuela. Me faltaba el aire. No podía respirar. Todo era un desastre. Las lágrimas caían en picada por mis mejillas. El pecho me ardía y respiraba de manera agitada.

¿Cómo pudo hacerlo?

Realmente no esperaba nada de él. Pero lo que menos creí que fuera a pasar, sucedió.

Sus chantajes terminarían porque después de ellos, vino la consecuencia.

Na Jaemin era de lo peor.

Me dejé caer en el piso. Estaba caliente por que los rayos de sol pegaban directamente a él, pero no importó. No era consciente del dolor físico en ese momento, el dolor emocional era aún más fuerte en ese momento.

Lloré. Fuerte. Lloré como nunca lo hubiese hecho. Me sentía herida. Humillada y cansada.

¿Por qué tuvo que hacerlo? ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?

—Norim...— Detuve mis sollozos al escuchar la voz de Renjun. — ¡¿Estas bien? — El chico cuestiono alarmado a la vez que se posicionaba frente a mi hincándose.

Limpié mis lágrimas, intentando verlo de manera clara. Su mirada era de preocupación. ¿Qué podía decirle? Me veía patética. Lloraba por lo que sabía que sucedería. Por lo que no pude evitar. No estaba bien.

Lloraba porque estaba enamorada de Na Jaemin y él solo jugaba conmigo. Por ello. Y tenía frente a mí a uno de sus mejores amigos, preocupado por mí. ¿Cómo terminó de esta manera?

Las lágrimas se habían detenido en el instante que analicé la situación, pero volvieron nuevamente. Yo sabía. Yo me dejé llevar. Yo, yo, yo; La tonta Norim.

—Renjun...— Asco. Sentí vergüenza al escuchar como mi voz temblaba. — No te preocupes.

Pero eso no hizo que su frente se relajara y que la preocupación se esfumara de su rostro. No. Por el contrario, el chico me tomó por los hombros, y me abrazó fuertemente.

Y como odiaba los abrazos cuando estaba sensible. Me hacían llorar. No quería llorar, pero era un efecto involuntario. Ojalá pudiera detenerlo.

—Yo... Renjun, ¿Merezco ser tratada de esta manera? — Cuestioné al aire, aferrándome a su camisa. Vi cómo se empapaba poco a poco. — No he hecho muchas cosas malas en mi vida. ¿Realmente merezco ser castigada de esta manera?

—No, Norim. — El chico respondió, sobando mi espalda de manera confortante. — No mereces ser tratada así. Eres extraordinaria.

Aun cuando él decía eso, no lo creía. No podía ser extraordinaria para única persona que quería serlo. No era considerada especial por la única persona que pasaba por mi mente en el momento. Y aun cuando las circunstancias no eran las mejores, esperaba que el que me abrazara fuera él y no Renjun.

Esperaba a Jaemin. Esperaba que fuera una mentira la realidad que vivía y que él entrara por la puerta. Que el arreglara todo. Que todo fuera lo que había idealizado en solo un segundo.

Aun cuando me lastimaba, quería a Jaemin. De la manera más incorrecta. Con todo el dolor acumulado en mi corazón. Lo quería.

Pero lo tenía que dejar, por mi propio bien.

—¿Puedo preguntarte la hora? — Miré al chico, alejándome un poco, recordando el concurso que aún tenía que efectuar.

—Son las diez con quince. ¿Aun te presentarás en el concurso? — El chico cuestionó, mirando su celular y nuevamente guardándolo en su bolsillo.

Falling again» na jaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora