Secretos del pasado (BTS Y Tu)

El dolor de los recuerdos

- Callaros los dos.- moví mis brazos y los golpeé ligeramente. Al instante ambos me miraron.

- Solo yo, puedo decidir mi futuro. Así que dejar de pelear porque ninguno de vosotros va a decidir nada por mí. Ahora salgamos de aquí.- contesté tras salir y esperar a que ellos lo hicieran.

- Deberíamos de ir a dormir.- añadió Namjoon tras mirarme ligeramente

- Todos deberíamos de ir a dormir.- expresé tras posar mi mano en la espalda de Tae e ir hacia el pasillo.

- ¿Podrías solo pensarlo?- preguntó tras detenerse.

- Tae, no seas terco. Déjalo ahí.- contestó Namjoon comenzando a enfadarse un poco.

- Tranquilo, pensarlo no me causará daño.- sonreí para calmar el ambiente, sin embargo sabía perfectamente que era imposible. Aunque en mi interior aún hubiera un halo de esperanza.

- Solo no te deprimas por ello.

- ¡Ey! No voy hacerlo, no te preocupes tanto por alguien como yo. A diferencia de vosotros sé cuidarme sola.- les reproché.

- ¿Qué dijiste?- ambos me miraron completamente molestos.

- No deberíamos hacer ruido.- añadí tras comenzar a subir las escaleras.

- Empezaste tú.- respondieron a la vez

- ¿Para eso si que estáis de acuerdo?- pregunté antes de llegar al primer piso.-Descansar.- respondí antes de introducirme en el cuarto. 

Lo último que quería hacer era dormir, ni siquiera podía, mi cuerpo estaba lleno de energía, por lo que me acerqué a la lámpara que había encima de la coqueta y después me senté en el suelo, mientras que abría una de las cajas que había traído de la otra casa.

No iba a negar, que tenía miedo de encontrarme cualquier cosa allí dentro y mucho más después de saber que allí estaba ese muñeco, comencé a sacar ropa de la caja cuando vi que había caído un medallón. 

Lo agarré y lo miré durante unos segundos, era un medallón de plata con mi nombre. Lo tomé entre mis manos e intenté abrirlo. Al abrirlo, pude ver claramente la foto de mis padres. 

Ahora lo recordaba, eso lo llevaba al cuello, pero la noche que Blake me llevó con él me lo quitó. Me dijo que ellos ya no estarían allí para mí y que debía de dejarlos marchar.

Comencé a llorar mientras que miraba aquella foto, estaban sonriendo y parecían felices, pero... eso solo me hizo preguntarme porque les mataron, que era tan importante como para acabar con sus vidas y arruinar la mía. 

Me apoyé en la cama y cerré mis ojos, poco a poco acabé cediendo ante el cansancio.

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