Por fin se terminó

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- Y yo pensando que mandarías a un secuaz. - pronuncié tras levantar mi arma hacia él y esperar a que entrara definitivamente. - ¿Vienes a por las pruebas? - pregunté con una sonrisa.

- Tú... - su rostro mostraba sorpresa y terror.

- Verás, te diré algo. Estás lejos de poder luchar contra mí. - me levanté de la silla y caminé hacia él. - Debiste haber levantado aquel arma que guardabas en tu pantalón. Porque así no tendrías cabos sueltos. 

- Debí hacerlo sin duda.

- Bueno, no es momento de arrepentirse, porque ahora mismo hay sola una realidad. Yo tengo la sarten por el mango. - fue a sacar su pistola, cuando le disparé en su pierna derecha. Cayó al instante al suelo y el arma se le resbaló de las manos.

- ¿Cómo se siente mirarme desde ahí abajo? - mostré una pequeña mueca y después pateé lejos aquella pistola.

- Hija de perra. - pronunció tras intentar incorporarse. En ese momento me acerqué y lo golpeé, por lo que cayo totalmente en el suelo.

- Era en esta posición en la que ordenaste matar a mi madre, ¿Verdad? - en ese momento Ahn entró dentro y caminó hacia a mí.

- Tú imbécil que haces ahí parado.

- ¿No lo sabes? él está de mi lado. - pronuncié con una mueca.  - Que te vaya bien, en la cárcel, pero no olvides, que tengo aliados hasta en las sombras. Tu vida, termina hoy. 

En ese momento la policía entró rápidamente, por lo que Ahn me arrebató el arma de mis manos y la sostuvo con fuerza. Se interpuso a mi y me protegió. 

- Estás dispuesto. - pensé mientras que lo miraba desde atrás.

- Estaba intentando atacar a la señorita. - pronunció completamente seguro.

- Bajé el arma inmediatamente. - pronunció aquel policía.

- Ahn, baja el arma. Deja que la policía se haga cargo de esto. - respondí tras poner mi mano encima de la suya y bajar el arma. 

- ¿Tú fuiste el que le disparó? - preguntaron tras mirar a Ahn.

- Sí, fui yo. - contestó completamente seguro de sus palabras.

- Es mi guardaespaldas, así que es normal que lo hiciera. - respondí al instante.

- Sin duda pasará un tiempo en la cárcel.

- Un tiempo, no es suficiente. Espero que realmente seáis competentes. Esto que hizo no es más que el fin de todos sus actos. - agarré aquellos papeles y se los tendí.

- Dios mío. - pronunció tras ver aquellas carpetas, aquellas muertes.

- Como ve, no soy la única víctima de ese hombre, pero espero ser la última. 

- Tendréis que venir a testificar. - pronunció tras mirarnos a ambos.

- Iremos. - respondí antes de que salieran de allí. La calma había regresado, me apoyé en aquella mesa y respiré hondo, sentía tanto alivio por aquello.

- ¿Por qué no me delataste? - preguntó tras unos segundos.

- Porque fuiste leal, estabas dispuesto a cargar con algo que no hiciste para que te perdonará. Bien, aunque no lo hubieras hecho, no hubiera pasado nada. Porque soy una guardaespaldas, tu padre se aseguró de que tuviera cierta licencia y que no pasará nada o al menos que pudiera esconder algo de ese pasado que nos atormenta. Sin embargo, tendrás que pagar por lo que hiciste y aunque no lo creas tengo planes para ti. 

- ¿Qué clase de planes? - preguntó curioso.

- Pronto lo sabrás.

Secretos del pasado (BTS Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora