Secretos del pasado (BTS Y Tu)

Perro guardián

- Tn. - mi nombre pronunciado por ese hombre se me hacía suico y feo. 

- ¿Si? - pregunté mientras que paraba y después lo miraba.

- No me rechaces tan rápido. - pronunció con una pequeña sonrisa, era mayor que yo, posiblemente ya llegar a mas de los 30 años. Sin embargo, era atractivo y atlético, sin duda algo que jugaba a su favor, pero no conmigo.

- ¿Rechazarte? No nos conocemos. - pronuncié mientras que volví a mirar al ascensor.

- Lo sé, pero ahora estás a mi cargo. Así que, es mejor si nos llevamos bien.

- Creo que ahora mismo decir que estamos en terreno neutro es lo mejor. - pronuncié tras mirarlo de reojo.

- Me gusta que lo definas de esa manera. - sonrió, sin embargo lo ignoré al pasar a dentro del ascensor.

- Puedo llevarte a donde quiera que vayas, de hecho ese es mi trabajo. - pronunció tras introducirse dentro del mismo y mirarme sin disimulo.

- Dónde voy, esta fuera de tu juristicción. - respondí mientras que esperaba a que las puertas se abrieran de par en par. Lista para huir, lista para salir de aquella locura, pesadilla y de mi futura realidad.

- ¿Y puedo saber dónde termina mi jurisdicción? - respondió, pude ver como intentó dar un pasó hacia a mí, posiblemente quisiera arrinconarme, probocarme, pero sin duda no lo lograría o no al menos ese día. 

Las puertas se abrieron de par en par, por lo que salí a la planta baja y me acerqué hasta los controles, sabía que el me seguía, pero eso era lo que quería, sali de ellos y justo cuando él iba hacerlo, alargué mi mano, casi hasta el punto de tocar su torso.

- Termina justo detrás de ese acceso. - en mi rostro se mostró una mueca y después sonreí ligeramente. Sin duda me conducta le divertía y sabía que no iba a dejarme pasar. - Nos vemos mañana, perro guardián. - me di media vuelta y después desaparecí de la empresa. 

Me monté en el primer taxi que vi y después le di una dirección, sin duda una errónea o más bien, una en la que tenía un coche esperándome.  Dejar algo a la suerte o al destino era como dar una oportunidad al enemigo, cosa que no estaba dispuesta a hacer en ningún momento.