Una muñeca

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Sin duda mis intenciones estaban lejos de ser su aliada, de dejar que se acercara. No obstante, estaba más que claro que era lo que realmente necesitaba.

- ¿Puedo dar una vuelta? - pregunté mientras que viasualizaba sus movimientos. Parecía algo tenso, sin embargo su rostro estaba completamente concentrado en crear una careta perfecta, una que mostrara piedad y felicidad por tenemer de vuelta en aquel lugar. Sin embargo, estaba muy lejos de la realidad.

- Claro, tenemos hasta una azotea. - se forzó a si mismo, por lo que por un instante disfruté de toda aquella escena. Me fui a agachar para agarrar mis cosas cuando me dejé un microfono en el interior de aquel sillón.

Salí de aquella habitación y caminé hacia la azotea, necesitaba respirar un poco de aire, necesitaba que mi enfado disminuyera hasta el punto de que desapareciera, necesitaba tener la cabeza fría y concentrarme en aquello.

Subí a la azotea y me quedé mirando aquel cielo completamente despejado, mientras que me preguntaba que es lo que estarían haciendo los chicos y si estarían de camino. Quería verlo, sin pensarlo me había unido a ellos, había roto una de las normas y me había encariñado demasiado con ellos. Aunque si hablaba de romper las reglas, estaba rota desde que me comenzo a gustar Namjoon.

- Veamos, como se tomo mi llegada. - me pusé un casco y lo conecté a mi teléfono móvil.

- Dije que no dejaras cabos sueltos. - estaba reclamando algo a alguien. 

- No sé como pudo sobrevivir en aquellas calles, en aquella ciudad. No había nadie que pudiera socorrerla.

- Pues como puedes ver la hubo y desde luego no se convirtió en la niña buena y bondadosa que se esperaba. Sin duda tiene el corazón más negro que la muerte. - pronunció completamente enfadado.

- Siempre podemos matarla. - inquirió aquel hombre al que desconocía su rostro. Sin embargo, escuchar eso me hacía pensar que la historia que creía cierta, la historia que Blake me llegó a contar no era cierta. ¿Acaso ese hombre no me había dejado con él? ¿A su cudado? o más bien... no me había sentenciado a muerte con él.

- ¿Acaso piensas? Si ella muere ahora, sabes a quién señalarán a mí y solamente a mí. Ahora todo el mundo sabe que esta viva y si muere, solo hay una dirección posible a la que pueden mirar. No me esforcé todo este tiempo para que ahora venga alguien como ella y me arrebaté todo. 

- ¿Qué sugiere que haga? - preguntó aquel hombre.

- Serás su guardaespaldas. Acércate a ella y soluciona esto. Esta vez haz bien tu trabajo, que parezca un accidente o más bien ganatela y manejala como si fuera una muñeca.

- ¿Una muñeca?, ¿Quién?, ¿Yo? - comencé a reír ante aquella absurda idea. Sin embargo, todo eso me hacia no solo pensar en lo que iba hacer, sino que podría usar su propio plan contra él y de hecho es lo que pensaba hacer en ese mimso instante, iba a ir hacia ese despacho e iba a encontrarme cara a cara con aquel hombre.









Secretos del pasado (BTS Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora