I

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—¡¿Por qué lo hiciste, Bill?! —gritó desesperada. Las lágrimas rodaban por sus mejillas; el sentimiento de culpa y tristeza la inundaban. Todo esto estaba pasando por ella y su maldito egoísmo.

—Tranquila, Estrella Fugaz, solo perdieron la cabeza —empezó a reír—. ¿Entienden? Perdieron la cabeza. Y Feramid necesita nuevas decoraciones. He de decir que las de corazón roto, pentagrama, llama, lentes, además de signo de pregunta y bolsa de hielo, le dan un toque más hogareño... Pero claro, las estatuas de los dos vejetes Fez y Seis Dedos necesitan compañía, ¿no lo creen? —presumió su más grande colección con mucho orgullo, como si fueran trofeos.

—¡Bill! ¿Cómo pudiste? —Mabel lo miró confundida. Él fue quien los dejó a su suerte, los usó de carnada para poder escapar junto con ella. La ira contra su hermano incrementaba, pero solo un pensamiento bastó para que esa ira fuera dirigida hacia ella misma: "Tu hermano te salvó".

El rubio miraba con curiosidad los pensamientos de la castaña. Eran interesantes, y tal vez si jugaba un poco con ellos.

—No te sientas culpable, querida. Tengo una deuda contigo; al final de cuentas, todo esto fue gracias a ti, Estrella Fugaz —quedó pasmada ante la revelación de su secreto. Su hermano la miró confundido; las palabras se quedaron atoradas en su garganta, y le dedicó una mirada pidiendo perdón por todo—. Ella fue la que me dio la fisura interdimensional, ¿acaso no te lo dijo? Ups —el maldito illuminati se hizo el inocente. Un destello de comprensión apareció en la mirada de su hermano, quien pasó de la confusión a la ira. Pero, ¿quién lo culpaba? Ella era la única culpable.

—¡¿Por qué lo hiciste, Mabel?! —la empujó, alejándola de él—. Por ti, nuestros amigos están muertos.

—Me ibas a dejar sola. Tú sabes que nuestros padres no están en casa por el trabajo. En California, yo no... no tengo amigos —susurró con la mirada gacha—. Yo no quería estar sola. —Dipper se quedó callado hasta que la miró decepcionado.

—Sola, tú nunca has estado sola —empezó a reír sin gracia, mientras de su boca salían débiles sollozos—. Eres una hipócrita, yo siempre estuve apoyándote y tú solo me pasabas por encima. —Eso la terminó de romper; su reflejo la odiaba.

—Dipper, yo... —Bill, que para entonces estaba muy entretenido viendo la discusión, la interrumpió, dejándola con un perdón atorado en el pecho.

—Sí, sí, muy dramático para mi gusto. Terminemos ya con esto —terminó su frase chasqueando sus dedos. Después de eso, todo se volvió negro para los Pines.

°•●•°

Todo a su alrededor era oscuridad. Sentía cómo su corazón se rompía al recordar cada instante de aquel horrible día: la pelea con su hermano y las cabezas cercenadas de Wendy y Soos fueron suficientes para que las lágrimas aparecieran. No saber nada de sus tíos la atormentaba; todo aquello era consecuencia de un maldito capricho suyo.

—¡Despierta! —gritó alguien, logrando que sus ojos se abrieran abruptamente.

—¿Pero qué demonios? —miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una habitación de estilo victoriano. Los pisos simulaban galaxias, las paredes eran de un morado muy oscuro. Estaba acostada en una cama muy suave, con sábanas moradas, de un tono más claro que las paredes, y blancas con detalles en oro. Del techo colgaban estrellas. ¿No debería estar en una celda, siendo torturada o, más específicamente, sin cabeza? — ¿Dónde estoy?

—Cuida tus palabras, niña. Estás en Feriad —dijo una voz que sonaba familiar—. ¿Acaso él era Bill? No te sorprendas. Tú y yo tenemos una discusión pendiente —su tono era serio, sin rastro de locura—. Teníamos un trato, Estrella Fugaz: ¡verano eterno a cambio de la fisura! —Su grito hizo que le temblaran las piernas, pero ella no le daría el gusto de parecer asustada.

Rompiendo Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora