Mabel despertó alterada; vio el reloj, eran las 9:15 a.m. Recordó el sueño y miró su mano: la marca estaba dorada. Eso no tenía que ser así. Se cambió lo más rápido que pudo y bajó corriendo hacia la cocina.
—¡Tío Ford! —dijo cuando lo vio, ayudando a Stan a... ¿hacer el desayuno?
—¿Qué pasa, Mabel? —preguntó él, su tono más serio de lo habitual.
—Volví a soñar con Bill —Ford abrió los ojos sorprendido—, y la marca cambió. Está dorada —su respiración era acelerada e irregular—. ¿Es normal?
—No —suspiró Ford, tratando de ocultar su preocupación—. ¿Dónde está tu hermano?
—Voy por él —dijo Stan, saliendo de la cocina.
Ford y Mabel se quedaron en un silencio incómodo; su tío le dedicó una mirada de preocupación. Tenía sus razones, lo hacía trabajar de más para que ella estuviera bien, pero la tensión entre ellos era palpable. Mabel sentía que Ford la trataba con excesiva cautela desde que apareció la marca.
—¡Niño, no seas flojo, ya despierta! —se escuchó un quejido—. ¡Si no te levantas, no irás con Ford al bosque!
—¡Ya voy! —la voz de Dipper sonó exaltada.
Ambos entraron a la cocina. Dipper tenía puesta su pijama de ositos que Mabel le había regalado en Navidad y su cabello estaba despeinado.
—¿Qué huele a quemado? —preguntó con disgusto Dipper.
—Ford quemó los huevos —le respondió el tío Stan—. Tres doctorados y no sabe cocinar.
—En realidad son doce —Stan rodó los ojos—, pero eso no es lo importante. Estos cinco años busqué información sobre la marca de Mabel. En las últimas semanas encontré, en la misma cueva donde está la rueda del zodiaco de Bill, un manuscrito con los mismos patrones que tu brazo. —Guardó silencio durante unos segundos que para Mabel fueron interminables—. Mabel, lo que te voy a decir es muy delicado. ¿Estás segura de que quieres saber?
—Sí, tío Ford, necesito respuestas —respondió Mabel, aunque una parte de ella temía lo que iba a escuchar.
Ford cerró los ojos, parecía que estaba eligiendo las palabras para decirle.
—Es un hechizo muy poderoso que ata tu vida con la de él —la sangre se le heló—. Es muy importante que por nada del mundo te acerques a la estatua de Bill, ¿entiendes, Mabel?
Ella asintió, nerviosa, sintiendo la presión de la mirada de Ford. Su tío parecía más distante y preocupado de lo habitual, lo que solo aumentaba su propia ansiedad.
—¿Qué pasa si mi hermana va allí? —preguntó Dipper.
—No lo sé, Dipper. No sé cómo el hechizo reaccionará al estar cerca de su "creador" —el enojo y odio recorrieron a Mabel. Cinco años, y Bill seguía arruinándole la vida. Sentía que Ford no estaba compartiendo todo lo que sabía, y eso la frustraba.
—No te pongas triste, calabaza. ¿Hoy no ibas a recoger a Pato? —Stan intentó aligerar el ambiente. Mabel trató de sonreír. No todo era malo, hoy volvería a ver a su cerdito y a sus amigas de nuevo. No quería que se preocuparan, mientras ella no se acercara a Bill, estaría bien.
—Dipper, lleva a tu hermana —Stan le dio las llaves a Dipper.
—¡Pero si ella ya sabe manejar! —dijo de mala gana.
—Perdiste la apuesta del año pasado —le sacó la lengua.
—¡Hiciste trampa! —Mabel se encogió de hombros.
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Rompiendo Una Estrella
Fanfiction-"Oh dulce estrella fugaz no sabes lo que te espera... " esas fueron las palabras de Bill al saber que Mabel escapo de su burbuja para al fin derrotarlo Mabel sabe que Bill sigue vivo, sus pesadillas se lo dicen... Los personajes no me pertenecen Es...