Una madrugada, Mabel se levantó para beber agua. Al pasar por la cocina, notó la puerta del laboratorio abierta. Movida por la curiosidad, bajó hacia donde estaba Ford, solo para encontrarlo en un estado de agitación frenética.
—¡Al fin, polvo de hadas oscuras! —exclamó Ford, su voz cargada de desesperación y rabia. Sus manos temblaban mientras hojeaba un antiguo diario—. ¡Si esa niña no hubiera estado coqueteando con ese maldito demonio, no tendría que recurrir a esto!
El odio y la frustración en su voz no parecían del todo genuinos. Algo en sus palabras era excesivo, como si una fuerza oscura estuviera manipulando sus emociones. Ford comenzó a leer en voz alta, su tono ahora más frío y calculador, con sus ojos brillando con una intensidad perturbadora.
—Si no me equivoco —dijo, tomando otro diario y hojeándolo hasta detenerse en una página—, este amuleto será suficiente. Es una reliquia ancestral que puede contener la energía demoníaca, aislando completamente a la persona afectada. Pero... el precio es alto. La víctima perderá la capacidad de soñar, de sentir... de vivir libremente.
Mabel sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esto. La desesperación y el miedo la invadieron al darse cuenta de que su tío estaba dispuesto a sacrificar su libertad para acabar con la influencia de Bill Cipher.
Lo que Mabel no sabía era que Ford había hecho un trato con otro demonio, uno con la capacidad de controlar emociones, intensificando el odio y la desesperación de Ford hacia ella. Para Mabel, era como si la presencia de Bill Cipher estuviera influyendo directamente en las decisiones de su tío, haciéndola a ella la culpable de todo.
Regreso a la cama, su mente estaba llena de confusión, venir a Gravity Falls había sido un error muy grande, las preguntas bailaban en la oscuridad perturbandola, ¿Qué había despertado a Bill en realidad?, ¿Por qué ella esta en el centro de todo este caos?, ¿Qué les estaba ocultando su tío Ford?, ¿Por qué él estaba dispuesto a hacer eso?
La pesadez de su cuerpo gano a las intrigas de su mente, estaba tan cansada.
...
Mabel se encontró en un claro del bosque, las estrellas brillaban intensamente sobre su cabeza, pero algo en ellas parecía fuera de lugar. A medida que miraba más de cerca, notó que las constelaciones estaban mal colocadas, como si alguien las hubiera desordenado deliberadamente. El aire era denso y pesado, impregnado con una sensación de amenaza inminente.
—Estrella —la voz de Bill rompió el silencio, cargada de amenaza.
Mabel se giró rápidamente, pero no podía ver nada más allá de la oscuridad que rodeaba el claro.
—¡No estás aquí! —intentó convencerse a sí misma, aunque el temor en su voz la traicionaba.
De repente, Bill apareció a su lado, su figura distorsionada como si se deslizara desde las sombras mismas. Se acercó a ella, y cuando la tomó del hombro, Mabel sintió un frío intenso que se extendió desde el punto de contacto, como si la temperatura de su cuerpo estuviera descendiendo.
—Por Axolotl, te estoy hablando —Bill la forzó a girarse hacia él. Sus rostros estaban peligrosamente cerca, y Mabel notó que sus ojos brillaban con una luz maligna, como si contuvieran galaxias enteras que colapsaban.
—¿Qué quieres, Cipher? ¿No has tenido suficiente con hacernos tanto daño en tu maldito Raromagedón? ¿Tan sediento de venganza estás? —Mabel estaba frustrada, sintiéndose atrapada y desamparada, su voz resonando en el vacío que parecía haber reemplazado al bosque.
Bill inclinó la cabeza, como si considerara su pregunta. Luego, una sonrisa siniestra se extendió por su rostro.
—Alguien está de mal humor esta noche —dijo con un tono burlón—. Además, si no fuera por mí, no te habrías enterado del amuleto. Y que me hayas ignorado en el centro comercial no fue muy educado de tu parte.
—¿Con que eras tú? —Mabel estaba sorprendida—. ¿Pero cómo? Se supone que no tienes forma física.
—Tengo mis trucos bajo la manga —Bill rió, pero el sonido era hueco, como si proviniera de todos lados y de ninguno—. Ya casi es hora de despertar, querida. No te pongas el collar que te dé Seis Dedos, no es de fiar...
Mabel intentó apartarse, pero sus pies parecían estar pegados al suelo, como si la tierra misma se aferrara a ella. Bill se inclinó aún más cerca, su aliento helado rozando la piel de Mabel.
—Recuerda, Estrella, no confíes en nadie... especialmente en aquellos que dicen querer protegerte.
Justo cuando las palabras de Bill se desvanecían, el claro comenzó a oscurecerse, las estrellas desaparecieron y Mabel sintió como si estuviera cayendo en un abismo sin fondo.
...
Despertó de golpe, su corazón latiendo desbocado, con las palabras de Bill resonando en su cabeza.
Faltaban tres días para el baile de los Noroeste, que se daría durante el "Súper Halloween". Paz le había explicado que ese día habría un eclipse y que sus padres querían aprovecharlo. Mabel estaba emocionada por el evento, y se reunió con sus amigas para probarse los vestidos, aunque su mente seguía volviendo a lo que había oído en el laboratorio.
El vestido de Paz era de un tono violeta con un hermoso estampado. Para las máscaras, se inspiraron en animales: Paz eligió una de pavo real, Candy una lechuza, Grenda un oso, y Mabel una rosa palo decorada con rosas. Aunque intentaba mantenerse enfocada, Mabel no podía evitar que su atención se desviara, sus pensamientos atrapados en lo que había escuchado.
—No quiero ver más tela en mucho tiempo —renegó Grenda, aventándose en la cama de Paz.
—No seas exagerada, solo fueron seis vestidos que te probaste —Pacífica comenzó a reír mientras Grenda la miraba con los ojos entrecerrados—. Aunque creo que los corsets eran innecesarios, pero ya qué, es muy tarde para mandarlos a arreglar.
Mabel sonrió débilmente, pero sus dedos jugueteaban con el borde de su vestido, un hábito que sus amigas conocían bien.
—Mabs, ¿estás bien? —preguntó Candy, inclinándose un poco hacia ella.
Mabel parpadeó, sacudiéndose de sus pensamientos.
—Sí, solo estoy... pensando en muchas cosas —respondió, forzando una sonrisa más amplia.
—No me digas que estás nerviosa por el baile —Pacífica bromeó, aunque en su mirada había una pizca de preocupación—. Va a ser increíble, ¡lo hemos planeado por semanas!
—Lo sé, lo sé —dijo Mabel rápidamente—. Solo... ya sabes, muchos pensamientos en la cabeza. Estoy bien, lo prometo.
A pesar de sus palabras, Mabel se sentía atrapada. Cada vez que intentaba relajarse, la imagen de Ford y el amuleto volvía a su mente. Quería contarles a sus amigas, pero el miedo de lo que podría suceder la mantenía en silencio. No quería arruinarles la emoción del baile, pero sobre todo, no quería ponerlas en peligro.
Nota de autora:
No saben como me emociona la actualización de este capítulo, es el que menos me agradaba y ahora siento que da un enfoque un poco menos extremo de la situación entre Mabel y Ford.
Igual quiero agradecerles por su apoyo y paciencia a esta historia, que ya haciendo cuenta lleva 5 años en esta plataforma, y no han dejado de darle amor, sin más que decir me despido.
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Rompiendo Una Estrella
Fanfiction-"Oh dulce estrella fugaz no sabes lo que te espera... " esas fueron las palabras de Bill al saber que Mabel escapo de su burbuja para al fin derrotarlo Mabel sabe que Bill sigue vivo, sus pesadillas se lo dicen... Los personajes no me pertenecen Es...