Capitulo IX

1.5K 102 12
                                    

"Querido primo:
¿Habéis visto el recorte de prensa que os adjunto sobre el baile de ayer por la noche? En él se hace mención a que el comandante tuvo un comportamiento ostensiblemente desafortunado. No me fijé en que ese individuo tuviera unas emociones tan volubles. Ahora sí que estoy sumamente preocupada; Lucy no es precisamente la persona más sosegada del mundo.
Cordialmente vuestra,
Mavis "

—De acuerdo. —Lucy rezó para que no se hubiera vuelto loca—. Dame una aventura. Muéstrame cómo los piratas de Berbería tratan a sus cautivas.
Una llama de deseo se encendió en los ojos de Natsu antes de inclinarse nuevamente sobre la boca de Lucy para acto seguido besarla con la lengua, con unas embestidas lentas e impúdicas. Entonces se apartó de ella.

—Date la vuelta.
"—¿Por qué?
Natsu esgrimió una mueca de fastidio.
—Para ser una cautiva, eres demasiado insolente. ¿Lo sabías?

A pesar de que ella lo miró con cara desconfiada, hizo lo que él le ordenaba. Mas cuando notó que Natsu le ataba las muñecas con su propio fichu, se sintió presa del pánico.

—No te he dicho que esté de acuerdo con...
—He de asegurarme de que mi cautiva no se escape —aclaró Natsu con esa cadencia tan lenta y sensual que siempre lograba embelesarla—. Todo pirata de Berbería que se precie de ello lo haría.

Lucy se sintió irritada ante la excitación instantánea que se disparó en su estómago.

—Cuidado, Natsu —lo previno, dándose la vuelta para mirarlo a la cara—. Si arruinas mi reputación, te juro que haré que te arrepientas de haberme conocido.

—De eso no me cabe la menor duda, bonita. Pero entre besar y echar a perder la reputación existe un amplio margen para la aventura. —Natsu sonrió—. Además, no he apretado demasiado el nudo.

Escéptica, probó la atadura. Era cierto. Natsu la había dejado tan floja que ella podía liberarse con un leve forcejeo.

Si es que quería liberarse, claro, y eso era algo que no quería. Porque la enorme excitación que sentía ante el mero pensamiento de estar atada y a su entera disposición le provocaba el mismo efecto que una droga inyectada directamente en la vena.
Lucy se esforzó por recordarse a sí misma la misión que se había autoasignado.

—¿Habías hecho esto antes? —le preguntó, procurando no perder el control de su respiración acelerada.

—¿A qué te refieres? —Natsu se quitó los guantes con una maestría tan implacable que habría llenado de orgullo a cualquier captor.

A Lucy se le erizó toda la piel.
—Hacer cautiva a una mujer. —Mantuvo la serenidad en el tono, a pesar de que recordaba perfectamente las palabras «evitar ser capturada» en las notas que Natsu tenía sobre Anni.
Él la miró perplejo.

—Perdona, pero es la primera vez que me hago pasar por un pirata de Berbería. ¿Por qué? Acaso lo estoy haciendo mal?

—No. Pareces muy convincente en tu papel de capturar a una mujer. —Ése fue el comentario más arriesgado que Lucy se atrevió a hacer sobre la posible huida de Anni.

Natsu le propinó una sonrisa maliciosa.
—Navego por aguas desconocidas. —Su voz adoptó un tono más áspero—. He estado navegando por aguas inexploradas desde el momento en que te conocí, bonita.

¡Qué hábil que era ese hombre con las metáforas! Y cuando Natsu lanzó los guantes a un lado, un escalofrío de anticipación recorrió toda la columna vertebral de Lucy .

—Pero estoy bastante seguro sobre cómo procedería un pirata a continuación —declaró al tiempo que empezaba a desabrochar las vetas del corpiño de Lucy —. Seguramente, querría inspeccionar su mercancía.

Seducir a un bribón nunca fue tan difícil (NALU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora