13 - Goten

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—Así que se llama Goten…

Aterrizaron la nave y, a penas pusieron un pie en tierra, Bulma fue a recibirlos con los brazos abiertos en el prado de la casa de los Son. El sol brillaba en todo su esplendor, resaltando la belleza natural del lugar, engalanado a su vez con globos por doquier. A cada lado de la puerta de entrada a la modesto hogar se erguían otras dos columnas de ellos y en el dintel colgaba un precioso cartel, ricamente escrito y adornado con papel pinocho en diferentes colores, en el que rezaba: “Bienvenido, Goten".

En el centro de la pradera había una gran mesa alargada preparada para todos los invitados, que se arremolinaban en torno a ella y todavía sin sentarse, saludándose entre ellos.

—Cuánto tiempo, Krilin —le dijo Bulma con un sincero abrazo y una sonrisa en los labios.

—Echaba de menos vernos en estas circunstancias —añadió él devolviendo el abrazo.

—Es verdad —Bulma se revolvió de pronto hacia el maestro, a su espalda, que le sobaba el trastero sin disimulo, y le soltó un guantazo mientras hablaba que lo envió a la otra punta del jardín—. Es bueno ver que hay cosas que nunca cambian —Muten Roshi se fue a saludar a la reciente madre, palpándose el rostro dolorido, y Bulma se dirigió a Dieciocho para saludarla tendiéndole la mano—. Tú debes de ser Dieciocho. Yo soy Bulma, es un placer conocerte por fin.

La androide respondió, sin efusividad. No sabía a qué se debía ese por fin, si a lo mucho que le habría hablado Krilin de ella o a las ganas que tendría de verla desde el punto revista científico. Como fuera, su entusiasmo por tratarla era bastante comedido.

Ciertamente, preferiría estar tumbada en su hamaca en la playa antes que estar allí, pero había un pequeño problema y ese era Krilin. Mejor dicho, lo que notaba que iba sintiendo por él.

Desde que se enteró de la peculiar reunión, se había encargado de sopesar minuciosamente las consecuencias de estar allí durante el día con él o, en cambio, pasarlo a solas en la isla. Y se dio cuenta de que le sería menos tortuoso pensar en esa jornada a su lado, aun con gente que no le agradaba en absoluto ver. Había comprendido que no podía visualizarse sola en la isla sin él, en ninguna parte, de hecho. Necesitaba su compañía de algún modo y pensar en una separación la inquietaba.

Siempre compensaba tenerlo cerca, y esa revelación la había tenido ansiosa desde la noche, asustada de saberse independiente de la presencia tan agradable del hombrecillo.

Así que allí estaba, estrechándole la mano a la mismísima mujer que fabricó una réplica exacta del control remoto que ideara su tirano creador, sólo y exclusivamente para acabar con su vida. Nunca había sido hipócrita, y no lo sería en adelante, pero por Krilin merecía la pena hacer el esfuerzo.

Él, entretanto, observaba el saludo conteniendo la respiración, deseando fervientemente que esa cordialidad fingida se transformara en algo real como por arte de magia, rezando para que se obrara el milagro que transformara el curso que podían tomar los acontecimientos de forma natural. Por suerte, se trataba de dos mujeres adultas, con carácter fuerte pero maduras y razonables, se esforzaba en creer… Pero, ¿a quién quería engañar? Ninguna de las dos era buena mintiendo, Bulma no se callaba nunca y a Dieciocho le importaba todo tan poco como para mandar el mundo a volar de una patada.

Sin embargo, Krilin no contaba con que cada una de ellas, por su lado, lo apreciaban lo suficiente como para guardar las apariencias unas cuantas horas.

Cuando iban volando al monte Paoz, él se había estado callando durante todo el trayecto para no abordar a Dieciocho con mil y un consejos sobre cómo no ofender ni propiciar que la fiesta se fuera al traste. Pero sabía perfectamente que eso sólo iba a empeorar la situación y que, lo más justo, sería ofrecerle su apoyo a la chica artificial. Finalmente, luego de darle demasiadas vueltas, se había atrevido a decirle que no dudara en salir volando de inmediato si acaso se sentía incomoda en la más mínima ocasión, pues él estaría atento e iría a buscarla si lo necesitara.

Noches en Blanco || Krizuli (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora