Hilo Fraterno (Verónica Ríos Murillo)

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Él me miraba, me daba la mano y me decía que la comida era apestosa, peor el trato. Guardaba la esperanza de escaparse conmigo. Reíamos, charlábamos, peleábamos, hasta que se lo llevaron un día. Se había doblado en cuatro, dejando los dientes afuera... Cuando quise irme con él, el cuidador me arrojó y dijo que yo seguía vivo. Con esas palabras en mis oídos y un sudor en la frente, me desperté aliviado. Al tocarme el rostro, sentí al chimpancé.

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