¿Qué debo hacer?

1.3K 63 7
                                    

—¿Estás bien Clary?

—Claro que sí, ¿por qué?

—Te noto algo distraída —le dice Dylan sentándose a su lado mientras observa a Nique jugando con unas cuantas cosas infantiles que le pertenecen a Andy y su papá mantiene en secreto pues la pelirroja jamás le perdonaría que todos sus primos se enteraran que todavía jugaba con muñecas. —¿Hermione descubrió...

—No, es solo que... —cómo expresar que el hombre que por poco no tuvo un letrero acompañado de los cantos de ángeles cuando lo conoció ni siquiera podría ser suyo. Si lo veía con perspectiva era tonto, solo era un tonto crush, pero aparte de ser guapo, le gustaba su seriedad, su porte relajado, su forma de hablar...

—Ven aquí —Clary sin dudarlo abraza a su amigo. Dylan no es el mejor amigo de Clary como lo son Teddy y Orión, pero sin duda sabe lo que es querer a alguien y no ser correspondido. —Pasará, todo pasará.

—Es que me duele y no lo entiendo, no compartimos nada o al menos nada que recuerde y ahora estoy aquí, suspirando y pensando en esa casi pelirroja toda guapa...—no puede terminar de hablar porque su voz se rompe y sus ojos se llenan de lágrimas. —Sentí algo especial, no sé como explicarlo, pero...

—No tienes por qué buscarle explicación y no todo tiene que tener un sentido —la castaña asiente mientras se acurruca más en sus brazos. —Sino mírame a mí, más de cinco años y sigo suspirando por una rubia y por más que quiero a Jackie...

—¿La quieres?

—Sí, en serio espero amarla, pero...

—Algo te pone una barrera —menciona Clary mientras observa a Nique reírse porque ha logrado que sus muñecas bailen mientras una vuela alrededor. Cuando se da cuenta que la observan la pequeña les dedica la sonrisa más sincera que solo un niño es capaz de mostrarle. Ahí Clary hace uso de su gran cabeza Granger. Nunca lo vio cuando pudo tal vez porque siempre esa sonrisa fue la que le dedicó al pelinegro, pero ahora sabe porqué. —Oye, si quieres de verdad intentarlo con Jacqueline hazlo, pero si no funciona, no le rompas el corazón.

—Lo haré Granger, lo haré —le responde con una sonrisa.

—Ahora me tengo que ir por Elly y Vilu, por favor, cuida de Nique —le da un beso en la mejilla antes de ponerse de pie y correr por sus pequeñas diablillas.

Si bien parece que no tiene suerte en el amor al menos puede hacer de cupido, con ese pensamiento sin duda se siente alegre y esperanzada.

Cuando Dylan se queda a solas con Nique se acerca a jugar con ella, aunque provocar que sus muñecas bailen le han quitado mucha energía.

—Dylan, estoy con sueño.

—¿No tienes hambre?

—También —el azabache se ríe antes de tomarla en brazos para ir a buscar comida. Ya que Nique no podía manejar el negocio de sus tíos no le queda más remedio que dividirse en dos para que nadie sospechara que la encargada no estaba presente.

Nique va sobre sus hombros señalando las distintas cosas que hay en el callejón, entre las tiendas más estrafalarias hasta la tienda de mascotas antes de salir al mundo muggle. Sus padres a pesar de ser sangre puras sin duda apreciaban el mundo muggle más de lo que, por lo menos su madre, aceptarían. Y él sin duda apreciaba lo divertido que este mundo le brindaba. Si bien el mundo mágico había decidido dejar entrar distintas cosas mundanas como el uso de electricidad, la televisión e internet, así como la moda muggle se notaba que muchos todavía se encontraban incomodos e incluso algo reacios a usar todos esos inventillos.

Historias y aventuras de una nueva generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora