Era increíble cómo en sólo un mes uno podía cambiar su forma de ver las cosas. Cómo podías sentirte menos sola; tener más confianza; y quererte un poquito más a vos misma.
Tres personas habían aparecido en mi vida para cambiarlo todo: Vivian, que era bisexual; Emma, demi-homosexual; y Charlie, bigénero. A todos los conocí en el grupo que había encontrado por Internet.
Ellos en poco tiempo se volvieron mis únicos amigos. Fueron los causantes de que cambiara de opinión respecto a mi plan, ya no me sentía conforme con ocultarme toda la vida de mi familia. Me hicieron entender que no iba a poder hacerlo eternamente, que sólo me estaba haciendo daño a mi misma y que debía estar orgullosa de ser quien era.
Y por ellos me encontraba ahí, sentada en una cafetería. Estaba esperándolos porque habíamos acordado vernos en ese lugar.
La palabra "nervios" no alcanzaba para describir la forma en la que me sentía. Nunca antes nos habíamos visto en persona.
Ya habían pasado 10 minutos desde la hora acordada.¿Y si se perdieron?
¿Y si decidieron de último minuto que no iban a ir?
¿Y si...
Un grito acompañado de una mano en mi hombro me hiceron dar un pequeño saltito por el susto, interrumpiendo mis pensamientos.
- ¡Hola, Andy! Perdonanos por haber llegado tarde, es que alguien se retrasó maquillandose -dijo Emma dedicando una acusadora mirada a Charlie.
-¡No fue mi culpa, vos no dejabas de cambiarte de conjunto de ropa! -se defendió el nombrado.
- ¿Pueden parar de pelear por una maldita vez en sus vidas? -los interrumpió Vivian y luego soltó un suspiro- Hola, Andy. Perdoná a estos idiotas, no saben comportarse.
No pude evitar soltar una risa por toda esa situación. Esperé tanto el momento en el que pudiéramos estar juntos, lo necesitaba demasiado.
Después de habernos conocido a través de una pantalla, se sentía extraño vivir en directo las peleas tontas de esos hermanos -Charlie y Emma- y a Vivian seperándolos siempre, como si de una mamá se tratara.Sí. Se sentía extraño, pero podría acostumbrarme a tener amigos.
🌟🌟🌟
Apenas ingresé a mi casa supe que algo no andaba bien. Mi mamá no fue a recibirme como acostumbraba cada vez que yo volvía. En su lugar, mi hermano de 12 años lo hizo.
- Hola -me saludo, acercándose para abrazarme y a continuación susurrar en mi oído- creo que mamá y papá están muy enojados con vos. Me pidieron que en cuanto llegaras te enviara a su habitación.
Al separarnos, me miró con ojos asustados. Él ya sabía lo que pasaba cuando se enojaban, lo había vivido en carne propia y yo no pude hacer nada para evitarlo.
- Sólo... Tené mucho cuidado.
- Lo voy a tener, no te preocupés. -le prometí.
Con pasos temblorosos, me dirigí al cuarto de mis padres. Me sentía aterrada. No tenía idea de cuál era la razón de su repentino enojo.
¿Y si se habían enterado de que no era una chica?
Abrí la puerta suavemente. Sentía que mi corazón iba a estallar de lo rápido que latía.
- Hola, ya volví -dije apenas ingresé- ¿Querían hablar conmigo?
Traté de sonar lo más calmada y menos sospechosa posible. Pero fallé horriblemente. Mi voz fue apenas audible y se escuchó demasiado temblorosa.
Me merezco el premio a la actriz del siglo.
- ¿Dónde estuviste hoy? -preguntó mi papá. Fue directo al punto, sin siquiera saludar
-Estuve en la casa de una compañera haciendo un trabajo para la escuela -mentí- Les había dicho que iba a estar ahí.
Por un momento olvidé que no les había contado la verdad de a dónde iría ese día.
- ¡¿Cómo te atrevés a mentirnos tan descaradamente?! -bramó.
- Hija, tu tía te vio con dos chicas y ese chico fenómeno que estaba maquillado y con pollera. -relató con enojo mi mamá- Nos llamó para reclamarnos el que éramos unos padres terribles por dejarte tener ese tipo de juntas. Llamamos a la casa de tu compañera y nos dijo que nunca había acordado hacer ningún trabajo con vos. ¡¿Tenés una idea de la vergüenza que nos hiciste pasar?!
No entendía nada. De todas las cosas, nunca pensé que fueran a descubrir eso. Me quedé callada, simplemente no sabía qué decir ni qué hacer. Estaba paralizada.
- Maldita perra mentirosa -comenzó a decir él mientras se acercaba desabrochando su cinturón
Corré.
¡Hacé algo, mierda!
Pero no podía. Antes de darme cuenta ya estaba jalando de mi cabello y tirándome al frío suelo.
No supe cuándo, pero mi remera había sido retirada. Sólo lo noté una vez que sentí la hebilla del cinto de mi padre enterrándose en la carne de mi desnuda espalda.Una vez.
Dos.
Seis.
Diez.
Perdí la cuenta cuando llegué a quince.No estoy segura de cómo ningún vecino escuchó mis fuertes alaridos ni mis súplicas.
Mi último recuerdo de ese día fue de mi madre repitiendo una y otra vez una frase que ya conocía como si se tratara de mi propia piel:"Todo esto es por tu bien."
Voy a aclarar algunos términos que aparecieron en la historia:Bisexualidad: se utiliza para definir socialmente una orientación sexual que se refiere a la atracción física y/o sentimental hacia individuos de ambos sexos.
Demisexulidad: persona incapaz de sentir una atracción sexual a no ser que previamente haya conseguido forjar un profundo vínculo emocional con alguien. El término demisexual estaría a mitad de camino entre la sexualidad y la asexualidad.
La persona puede agregar otra orientación sexual, por eso se dice que Emma es demi-homosexual. Es demisexual y sólo le llegan a atraer las mujeres. Se puede ser demi-heterosexual/homosexual/bisexual/etc.Bigénero: describe la conducta de un individuo que se ve a sí mismo como masculino y como femenino al mismo tiempo. Esta percepción de su género ambiguo se puede manifestar en la manera de vestir y de actuar en las distintas circunstancias sociales.
Bueno, y esa fue mi clase del día.
Nos vemos 💕
ESTÁS LEYENDO
Secrets
Teen FictionSam tenía un secreto que la atormentaba durante el día y le quitaba el sueño todas las noches. Lo mirara por donde lo mirara, no encontraba la forma de liberar su carga sin que se desatara el caos. "Todo lo que callamos, tarde o temprano se nos sale...