Secrets

Capítulo 14

"El show debe continuar
Por dentro mí corazón se está rompiendo
Mi maquillaje puede estar descascarándose
Pero mí sonrisa aún está."

-The Show Must Go On, Queen

☁🌟☁

"Despierto exaltada por un gran grito y un estruendoso ruido. Una fuerte y enojada voz dice cosas que para mi resultan completamente imposibles de entender.
Doy pequeños pasos con mis cortas piernitas para averiguar qué causa tal caos. Mis manitos se aferran con fuerza al peluche con forma de caballo con el que suelo dormir, no logro hacerlo sin él. Cuando salgo de mí habitación se hacen audibles los sollozos de una mujer. ¿Mí mamá estaría bien?
Al bajar el último escalón, debido a que me encontraba demasiado concentrada en tratar de no llorar por lo asustada que estaba, no noto la gran cantidad de vidrios que estan regados por el suelo. No los veo, pero sí los siento en cuanto se entierran en mis descalzos pies. No puedo evitar que un sonido de dolor se escape de mí boca, alertando de mí presencia a la persona que se encuentra en la sala.
Los sollozos que antes se escuchaban paran. Mí mami asoma su cara llena manchas azules, violetas y tonos amarillentos.

- ¿Bebé?, ¿Qué haces despierta a esta hora? -sus rojos e hinchados ojos me analizan por completo hasta llegar a mis sangrantes heridas- Oh, ¡Quedate quieta!

Unos brazos me cargan y me alejan de ahí. Desde arriba de mí mamá puedo ver los restos de botellas que me lastimaron. Los cristales de diferentes colores que brillan en el piso parecen algo hermoso, es una lástima que hagan tanto daño.
Me deposita sobre uno de nuestros cómodos sillones y antes de darme cuenta mí mami ya se encuentra curándome. Duele, duele mucho. Lágrimas mojan mí ropa pero no son mías.

- ¿Por qué llora mami? -pregunto, no quiero verla así. Odio que esté triste porque a mí me entristece todavía más- ¿Papi se portó mal con mami otra vez?

Mis deditos tocan su bello rostro con delicadeza tratando de que se calme y secando sus empapadas mejillas. No importa que mí feo papá haga que su carita tenga muchos colores, ella siempre va a verse hermosa para mi.

- No e-es n-nada, bebé. Yo tuve la c-culpa, debí haberle obedecido. -su abatida mirada se encuentra con la mía- Perdoname por haberles hecho pasar por tanto. Pronto nos vamos a mudar y va a ser como un reinicio, una vida nueva, ¿sí? Voy a hacer las cosas bien y todo va a mejorar, lo juro.

Me muestra su frágil sonrisa, la cual correspondo a pesar de no entender por qué se disculpa. Une nuestras manos dándome una sensación de calidez.

- Sólo necesito que me prometas una cosa. -asiento con mí cabeza, dispuesta hacer cualquier cosa por mí mami- Nunca, pero nunca, hagas enojar a papá."

☁🌟☁

Ese sueño nuevamente. Desde hacía un tiempo tenía aquel sueño -recuerdo- de cuando tenía aproximadamente siete años. Jamás supe la razón exacta de nuestra mudanza, tenía vagos recuerdos de esa época. De algo estaba segura: mí progenitor solía beber hasta no poder más y volver para torturar a mí madre, sin embargo llevaba tiempo sin hacerlo.
Me levanté del impecable suelo del baño, inmediatamente solté un gemido por el punzante dolor en la zona de mí entrepierna. Miré hacia abajo encontrándome con mí cuerpo todavía desnudo.
Con mucho esfuerzo logré caminar hacia el lavado, donde comencé a limpiar las heridas que había causado en mis brazos con una maquinita de afeitar que había encontrado en el cuarto. Observé mí rostro en el espejo, encontrándome con una versión desagradable de mi. Esa no era la "yo" que recordaba. Tal vez no lograba verme porque algo de mí ya estaba muerto.
Salí del sanitario que tenía el cuarto de Thomas. Evitando mirar la cama y el chico que estaba tendido sobre ella, me vestí y tomé el dinero que él me había dado antes de caer rendido ante el cansancio.
El que me pagaría bien no había sido ninguna broma, había dado suficiente para que comieramos bastante por una semana. Esperaba no tener que visitar ese lugar demasiado seguido, solamente una vez semanalmente. No iba a poder soportar hacerlo mucho, ya no lo soportaba y había sido la primer vez.
Desgraciadamente ese no era el plan de la persona que se encontraba plácidamente dormida en su gran pieza. Tampoco lo tenían planeado así quines estuvieron silenciosamente presentes todo el tiempo en la casa.