Agradecí enormemente que mi hermano estuviera en la casa de un amigo ese día. Él no habría soportado lo que sucedió con nuestro gatito y yo me habría roto en mil pedazos con sólo ver una lágrima caer de sus ojos. Porque no se lo merecía, ninguno de nosotros merecía todo lo que estábamos pasando.
Tommy era demasiado bueno; siempre se encontraba a nuestro lado, en especial cuando estábamos tristes. Era como si con sólo vernos pudiera deducir que algo no iba bien. Cada vez que yo lloraba lo encontraba durmiendo sobre mi al despertar.Pero ahora ya no está y nunca va a volver. Nunca más voy a sentir su ronroneo al acariciarlo, ni su lengua al lamer mi mano o sus maullidos pidiendo atención.
Y dolía. Dolía como la mierda saber que se había ido, mucho más al recordar la forma tan cruel en la que lo había hecho.
Sequé las silenciosas lágrimas que comenzaron a caer por mi rostro, me encontraba en la calle y no quería que la gente me mirara. No soporté permanecer en mi casa, había tomado una mochila con ropa, mi celular y otras cosas importantes, y me fui en cuanto pude. No iba a estar fuera eternamente, sólo pasaría la noche en casa de Charlie y Emma.
Lamentablemente tenía que volver, no por mi sino por mi hermano. Si no hubiera sido porque Noah tendría que quedarse solo en ese infierno con esos monstruos que nos habían tocado como padres, juro que lo habría hecho. No importaba que tuviera 16 años y que no tuviera trabajo ni lugar donde quedarme, habría encontrado la forma de vivir.
Sin embargo ya no podemos seguir así, porque a esto no se le puede llamar vida.
🌟🌟🌟
No sabía exactamente en qué momento había llegado, pero me encontraba tocando la puerta del par de hermanos. Estuve tan perdidx en mis pensamientos que nunca me di cuenta de que ya me encontraba ahí.
- ¡Hola, Andy!, ya estás acá. -saludó Charlie con una sonrisa de oreja a oreja apenas abrió.
- No, todavía está en su casa, estúpido -le contestó Emma, quien acababa de asomarse.
- ¡No me hablés así, soy mayor y tendrías que respetarme! -se defendió.
- Pero si somos mellizos...
- Hola, chicos -dije para recordarles que yo me encontraba allí. Siempre que se ponían a discutir se olvidaban de todo lo que sucedía a su alrededor.
Al soltar esas dos únicas palabras, traté de sonar lo más animadx posible. Pero como yo era tan buenx actuando, no lo logré.
Rápidamente me hicieron pasar recordando la razón por la que me encontraba en su hogar. No había dado muchos detalles. De hecho ni siquiera les había contado todo lo que había sucedido, un simple mensaje bastó para que me ofrecieran quedarme."Estoy cansadx. Todo está mal, los necesito."
🌟🌟🌟
- ¿Qué fue lo que pasó? -preguntaron al unísono apenas me senté en la cama de la chica.No respondí de inmediato, me quedé observándolos. Eran demasiado parecidos incluso en la forma de pensar y actuar. Estaba bien, eran mellizos, pero muchos ni siquiera se parecían. Había conocido una vez a un hermano y una hermana, y eran muy diferentes; él era morocho, ojos de un marrón claro y muy alto; y ella era rubia, con ojos verdes y muy pequeñita. Charlie y Emma tenían la misma altura (aproximadamente 1,70), cabello castaño enrulado, la misma nariz, los mismos ojos marrón oscuro y el mismo tono pálido de piel. Las diferencias que había en ellos eran sus labios (los de ella era apenas más gruesos) y las cejas, que tenían una forma distinta. Cualquiera podría confundirlos con gemelos si se ignorara el hecho de que estos siempre eran del mismo sexo.
Percibí como el colchón se hundía a ambos lados de mi y como ellos repetían -otra vez al mismo tiempo- la pregunta que me habían realizado antes de que me distrajera. Miré sus ojos, estaban cargados de preocupación. Nunca nadie -a excepción de mi hermanito- me había visto de esa forma.
Sentí como el peso de todo lo que había pasado en la última semana me caía encima, y no pude evitar quebrarme frente a ellos. Pensé en hablar sólo de los sucesos recientes, pero terminé haciéndolo sobre toda mi vida.
Les conté de como nos golpeaban cada vez que desobedecíamos -tanto con el cinturón de mi padre como con sus manos y otras cosas-; de su obsesión con hacerme limpiar toda la casa a mi; de las veces que me castigaron por usar ropa masculina; de sus insultos hacía nosotros y de como insistían en que yo no debía repetirlos "porque era una señorita y las señoritas no decían groserías"; de cuando dejaron a Noah sin comer sólo por llorar "porque los hombres no lloran", y por sentarse con las piernas cruzadas "porque eso era de mujeres y ellos no iban a criar a un marica"; de eso y montones de cosas más hablé. Lo hice de todo lo que llevaba años retenido en mi interior. Simplemente hablé hasta que no me quedó nada más que decir. Y seguí llorando incluso cuando las palabras ya no salían de mi boca.
Ellos sólo me abrazaron hasta que mis sollozos se detuvieron y las lágrimas dejaron de caer.
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Secrets
Teen FictionSam tenía un secreto que la atormentaba durante el día y le quitaba el sueño todas las noches. Lo mirara por donde lo mirara, no encontraba la forma de liberar su carga sin que se desatara el caos. "Todo lo que callamos, tarde o temprano se nos sale...