Secrets

Capítulo 16

[advertencia, escena algo fuerte al final del capítulo, son libres de leerla o no. No sé qué tipo de cosas considera fuertes cada uno, así que advierto por si hay gente demasiaado sensible(?]

☁☁☁

"Pero era sólo una fantasía

La pared era demasiado alta, Como puedes ver

No importa cuánto trató, él no pudo liberarse

Y los gusanos se comieron su cerebro"

- Hey you, Pink floyd

☁☁☁

Mis ojos se abrieron con lentitud, una calidez envolvía mi cuerpo. Di media vuelta para encontrarme frente a frente con el rostro de la persona a mi lado, la cual se encontraba despierta. Tímidamente sus labios se posaron en los míos, un beso simple que duró no más de un segundo.

- Hola. -saludó con voz adormilada mientras esbozaba una radiante sonrisa.

Le devolví el gesto, pero la mía no lograba brillar tanto como la suya. La que yo mostré era mucho más débil, aunque no dejaba de ser sincera. Charlie era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo.

- Ya son las 06:30, tenemos que ir a la escuela. -susurré, logrando que su expresión se entristeciera.

- ¿Tenemos que ir? ¿Por qué no podemos faltar y nos quedamos acostados juntos todo el día? -preguntó mientras me atraía más a su cuerpo.

Solté una risita. No entendía cómo después de haber estado todo un día con alguien como yo todavía tenía ganas de que estuviéramos juntos.

- Porque sé que vos casi alcanzaste el límite de faltas y si no te levantas ahora te voy a golpear.

Inmediatamente me soltó y comenzó a salir de la cama, sabía que mi amenaza iba en serio.
Me paré para buscar mi uniforme, que ya se encontraba seco. Me encerré en el baños, donde me deshice de la ropa que había usado para dormir.
El gran espejo del cuarto clamaba mi nombre, pedía a gritos que me acercara y me observara en él. Sin duda ese objeto había sido creado por Satanás, siempre tentandome a ver mi reflejo aún sabiendo que algo desagradable me esperaba ahí. Mis curvas, mis facciones femeninas y mi cuerpo carente de musculatura. Una vez me habían dicho que tenía el cuerpo estereotípico de una mujer, en esos momentos lo que más deseaba era que no fuera así.
Cuando ya no estuviera con vida -si era que existía algo más allá- lo primero que haría sería tratar de matar a quien fuera que se encargara de decidir el cuerpo que uno tendría.
Mis brazos picaban y mis dedos cosquilleaban por la necesidad de tomar las finas hojas de afeitar que se encontraban a simple vista, lo necesitaba.
No, no podía hacerlo. No con Charlie del otro lado de la puerta preguntando qué quería desayunar. Le había prometido que lo intentaría, que intentaría seguir.
Deslicé por mis piernas la pollera gris, conteniendo las ganas de vomitar. Pensar en que debía usar eso durante interminables horas resultaba tortuoso.
Un vez listo, salí del baño y me dirigí hacia la melodiosa voz proveniente de la cocina. La canción que cantaba el chico que estaba de espalda a mi se detuvo en cuanto mis brazos lo rodearon por detrás y mi mentón se apoyó en su hombro.

- Me encanta esto. -comentó mientras sus grandes manos se posaban en las mías- Despertar con vos, estar juntos y la gran calma que hay acá cuando la ruidosa esa y mis papás no están en casa.