Capítulo 18

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"Otra cabeza cuelga humildemente
El niño es tomado suavemente
Y la violencia causó tal silencio
¿Quién de nosotros está equivocado?"

-Zombie, The Cranberries.


☁️☁️☁️

-¿Andy?, ¿por qué estás acá afuera? -preguntó él con tanta velocidad que resultó casi inentendible- Eso no importa, lo importante es que estás bien ¡Me tuviste muy preocupado! ¿Por qué no contestaste ninguno de mis mensajes? -continuó hablando con una amplia sonrisa dominando completamente su rostro mientras extendía su mano hacia mi mejilla. Rápidamente su semblante cambió a uno de preocupación y confusión en cuanto me aparté de forma brusca, como si su tacto me quemara.

Aunque realmente se sentía de ese modo. El roce de sus dedos con mí piel no provocaba más que dolor en cada centímetro de mí cuerpo. El más mínimo de los contactos con cualquier persona llevaba a mí mente al pasado, a sucesos que por más que quisiera no podría olvidar nunca. Habiendo pasado dos semanas todavía era capaz de sentir la repugnancia que el hombre que me había dado la vida me provocaba cuando recorría todo de mi y me manipulaba a su antojo como a un simple muñeco.
Cerré mis ojos con fuerza y retrocedí, buscando alejarme de Charlie a pesar de que hacía no mucho tiempo lo que más deseaba era permanecer a su lado. Entendí, entonces, que era una estupidez lo que nos decían cuando éramos niños, que si uno quería algo con toda su alma se cumpliría. ¿Por qué nos mentían de tal forma?, ¿por qué nos pintaban el mundo de rosa, si con el tiempo la pintura de esos muros que habían construido nuestros padres se iban a descascarar para revelar el triste color gris del cemento? No existía nada más duro que caer del las nubes y estrellarse contra el pavimento al darse cuenta de que todo lo que nos decían era pura fantasía, y que la vida era una mierda sin importar por dónde se la mirara. Nada podía cumplirse por el simple querer.
Las lágrimas amenazaban con desbordar mis ojos por la cantidad de pensamientos tristes pero ciertos que me embargaban, y por los terribles recuerdos que no dejaban de repetirse constantemente como un disco rallado. Mí rostro expresaba mí aflicción sin importar cuánto había tratado de ocultarla, y él, que estaba atento a cada uno de mis gestos, lo había notado y se había acercado a mí nuevamente con lentitud.

- ¿Qué fue lo que pasó, amor? -extendió sus brazos para envolverme y brindarme consuelo, sin embargo mis pies volvieron a dar un paso atrás.

- Alejate de mí, no me toqués, por favor. -le pedí con voz temblorosa.

- ¿Por qué no querés que lo haga?¿Por qué me estás evitando?

Porque estoy sucia; no quiero ensuciarte.
Porque yo no estoy bien.
Porque tengo miedo.

Mil razones llegaron a mí mente y ninguna verdadera iba a ser dicha alguna vez por mí boca. Una de las mayores causas era que a su lado me sentía feliz, por eso debía alejarme. ¿Qué derecho tenía yo a gozar de ese sentimiento habiendo hecho las cosas que hice? Había golpeado a mí hermano, por dinero había robado y sido una puta, me había acostado con mí propio padre... Tan asquerosa.
De pronto, todo lo que yo pensaba acerca mí misma salió de mis labios, pero dirigido hacia la persona equivocada, hacia Charlie. Había encontrado la forma perfecta de lograr que se fuera y ya no insistiera, aunque ambos saliéramos heridos en el proceso. Era lo mejor.

- La verdad es que me repugna estar cerca de alguien como vos, sos un fenómeno. -respondí toscamente mientras imaginaba que quien estaba ahí parada era yo- Me convertiste en algo que no soy, algo que está mal, algo como vos. ¡No es normal ser así! ¡Todo es tu culpa!

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