CANDY

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-Aún recuerdas cuando nos conocimos?-

-No lo olvidaré nunca Tony-

-Fué amor a primera vista sabes?- Anthony está preparando su café. Estamos en un Starbucks en Villierd Street, no me mira. Yo tampoco, temo que mi mirada me delate, con el paso de los años ambos nos conocemos muy bien.

-Tenía 12 años...-

-Tu que sentiste Candy?-

Suspiro.-Ya hemos hablado de eso...cual es el punto?-

-Hablamos de ello entonces, no ahora...quiero que la mujer me lo diga, no la niña de 12 años-dice como si le costara mucho trabajo tocar el tema. Para mí está siendo un martirio pero no puedo dar marcha atrás.

-Creí que eras un Príncipe como en el cuento de la Cenicienta- Me río al recordar, justo así fué y el resto de nuestra historia en aquel entonces era muy similar a la del cuento. Yo estaba al servicio de los Leagan y vivía en el área de servicio, aunque yo prefería el establo.

El ríe también recordando en pocas palabras la vez que me invitaron a la fiesta de cumpleaños de la tía Abuela, la odisea que pasó Archie para vestirme de acuerdo la ocasión en pocas horas, como fuimos el centro de atención en la pista y...como giraba de sus brazos a los de Stear y después a los de Archie una y otra vez. Nuestra realidad es tormentosa y gris pero jamás renegaré de aquellos momentos.

La batalla campal entre él y Neal cuando la tía Beth, él y Elisa armaron un circo e intentaron enviarme a su Hacienda en México, fué la primera vez que me sentí tan segura y protegida. Anthony arriesgaba todo con tal de verme sonreir.

-En que momento dejé de ser tu Príncipe?-

Rayos no estaba preparada para responderle sin sonar cruel, deseaba que ésta conversación fuera real y tajante, no así herir sus sentimientos.

-Tony, cuando la idea de ser la futura cabeza de ésta familia invadió no solo tu mente, si no tu corazón...te convertiste en otra persona, desde entonces no te conozco más y lo más irónico es que cambiaste al poco tiempo de que nos hicimos novios formales- Estoy bebiendo un frappe y disfrazo mi nerviosismo tomando pequeñas probadas del chantilly y las chispas de chocolate de la bebida con el popote.

-Solo empecé a crecer...aún no logro ver lo malo en eso, mucho menos lo que te alejó de mí-

-Admite aunque sea ésta vez, ante mí...aquí solo estamos tu y yo que... te concentraste en agradar en absolutamente todo a la Tía Elroy, aunque eso significara que hicieras cosas en contra de tus propios deseos, admite que lo hiciste porque sin importar todo lo que estudies, o lo mucho o poco que te esfuerces, sumado a que eres su adoración...el seguirla en todo lo que dicte te asegura el camino a la posición que quieres-

Un minuto....dos....tres....cuatro....cinco quizá en total e incómodo silencio y por fin abre la boca.

-Mi futuro es benéfico para los dos Candy, sacrificar un poco nos dará ventaja total más adelante, no tendremos que depender de nadie y podremos estar juntos con libertad, nadie nos cuestionará, es más, la tía dependería de tí y de mí como lo hace ahora del tío William-

-No has respondido a mi pregunta Tony, no respondas como el Príncipe, responde como el hombre que eres ya, es tan simple decir sí o no- insisto apretando mis puños tratando de contener mi desesperación.

Unos minutos más de silencio y cuando siento que estoy llegando a mi límite me pongo de pie, él pone su mano sobre la mía y me mira desesperado.

-Está bien, está bien, es cierto, juré que haría cualquier cosa que tuviera que hacer para ser el sucesor del tío William, lo que sea.-

Está apenado pero no noto arrepentimiento alguno en sus palabras, eso duele, no es que esperara algo que me retuviera en ésta relación con él pero por lo menos esperaba su arrepentimiento.

Sólo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora