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Lexa Pov.

Apreté fuertemente mi espada mirando a mi alrededor, los cuerpos mutilados me rodeaban al igual que el humo de las fogatas que hacían los míos.

-¿Todo bien?-. Pregunto Octavia a mi lado.

-Mas que bien... Hemos conquistado este lugar, diles que tomen todo lo que quieran-. Dije mirándola de reojo.

-Joyas valiosas, oro... Es como un sueño-. Dijo Octavia y yo sonreí de lado.

-Vamos, festejemos está victoria-. Le dije golpeando su hombro.

Caminamos entre los cuerpos y nos sentamos a lado de Anya que estaba afilando su espada.

Me senté a su lado y miré a los de mi alredor, sonriente por tener esta victoria, los dioses deben de estar felices.

Para las personas que atacamos somos unos bárbaros, la verdad ni siquiera es de importancia lo que piensen.

Somos conquistadores, los mejores y los más temidos por muchos.

Haría el reino de mis padres enorme, seremos los mejores.

-¿Querrás ver?-. Pregunto Anya señalando atrás de su espalda.

 Pregunto Anya señalando atrás de su espalda

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-Vamos-. Dije con una sonrisa.

Caminamos hasta adentrarnos en aquél lugar, pasaba por el pasillo y podia ver a mis hombres y mujeres tomar lo que querían.

-¿Saben quién era su líder?-. Pregunté mirando un artilugio para después tirarlo.

-Lo tienen por aquí... ¿Puedo tomar a su hija? Al menos que la quieras para ti-. Dijo Anya con una sonrisa de lado.

-Abran-. Dije mirando a dos de mis hombres en una puerta.

Abrieron las puertas y miré a dos mujeres y a un hombre de rodillas, sonreí acercándome lentamente.

-Por favor... Llevense todo lo que quieran pero no nos maté-. Dijo la mujer mayor y me acerqué para tomarla de la quijada.

-No seas estúpida, ya estoy tomando lo que quiero pero... Unos pajaritos me dijeron que tienen un lugar secreto... Con más oro... ¿Dónde está?-. Dije mirándola fijamente a los ojos.

-¡Déjala! No sé de qué demonios estás hablando-. Dijo aquel hombre y solté con furia a la mujer.

-Claro que sabes... Ahora, estoy siendo generosa... ¿No es verdad chicas?-. Dije mirando a mis amigas que asintieron.

-Si no me dices, con el pesar de mi generoso corazón, le cortaré la mano a una de tus mujeres y no será lindo... ¿Dónde está el oro?-. Dije mirándolo una vez más.

-¡No lo sé!-. Gritó y gruñi dandole un fuerte golpe en el rostro de aquel hombre.

Saque mi espada, me posicione detrás de ambas mujeres, con una fuerte patada en la espalda de la mujer mayor, estire su brazo derecho, después  la sostuve con mi pie y alce mi espada para después cortar su brazo.

Empire Of Our Own (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora