Alexandria Woods es una guerrera curiosa y navegante, ambiciosa y rebelde, se embarca en un viaje para lanzarse a explorar los territorios y tomar lo que le plazca, conquistando todo los lugares para sus padres.
Clarke Griffin es una bella princesa...
-Los barcos estarán listos en unos días padre-. Dijo Lexa con sus manos en la espalda.
-Bien... Antes de irse haremos la ceremonia, quiero que regresen pase lo que pase, son mis únicas hijas, las que reinarán Trikru-. Dijo su padre apretando el hombro de Lexa.
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Me aleje de ellos por unos segundos pasando mi dedo por la mesa, la única cosa en mis pensamientos era encontrar a mi padre, mi corazón decía que estaba vivo, tenía que encontrarlo.
Alce la mirada cuando escuché a su padre decir que eso era todo, Lexa camino hacia a mi y me hizo un gesto para salir.
Ya habíamos comido algo así que ahora nos tocaba trabajar de nuevo, en Arkadia nunca hacía nada como esto.
Mi padre me lo daba todo, en cierta manera Octavia y Lexa tenían razón, me habían echo una inútil pero estando aquí aprendo mucho.
Aunque aprendo más lento que Raven, que parece su naturaleza estar aquí, aquí la veía mucho más sonriente.
-Iremos con Luna de nuevo... Octavia y Raven están en entrenamiento con Indra, nosotras iremos al atardecer-. Dijo Lexa mientras caminabamos.
-Me parece perfecto-. Dije con una sonrisa que ella devolvió.
Al llegar al otro lado donde estaban ya algunos barcos, encontramos a todos trabajando, Lexa me dejó junto a Luna.
-¿Qué tengo que hacer?-. Le dije a Luna que le daba órdenes a una mujer.
-Trae de aquél lugar más madera, a este barco le falta el suelo, anda-. Dijo dándome un empujón en el hombro.
Asentí con una sonrisa y comencé a caminar colina arriba, donde había una pequeña casita de madera, alejado de todo el ruido.
Al entrar mire alrededor, mirando toda la madera, gruñi cruzandome de brazos, Luna nunca me dijo cual madera, había muchas de diferentes formas, algunos palos, esto iba hacer difícil para mí.
Me incline en la mesa mirando alrededor, escuché como se abría la puerta y después se cerraba, gire para ver a un hombre corpulento.
-¿Qué haces aquí?-. Dije apretando un pedazo de madera en mi mano.
-Tú gente mato a mi hijo, ahora yo me vengaré contigo-. Dijo aquel hombre sacando su hacha y acercándose a mi.
-No fue mi culpa-. Le dije tratando de alejarme de él.
-¡Te haré sufrir! Nunca te olvidarás de lo que te haré-. Dijo y lance un golpe con mi mano sosteniendo el pedazo de madera.
Le hice un corte en la mejilla pero este gruñó para después golpearme con fuerza en el rostro haciendo que el trozo de madera cayera.
Me tomo del cabello con fuerza y me azotó en la mesa, gemí de dolor, él se posicionó detrás de mí.
-Sufrirás por lo que me has quitado-. Dijo en mi odio para después lamer mi rostro.