Alexandria Woods es una guerrera curiosa y navegante, ambiciosa y rebelde, se embarca en un viaje para lanzarse a explorar los territorios y tomar lo que le plazca, conquistando todo los lugares para sus padres.
Clarke Griffin es una bella princesa...
Los barcos avanzaban directamente hacia el reino de César, todos estaban preparados para lo que se avecinaba.
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Clarke miraba desde su barco a Lexa, quien miraba al horizonte a lado de Octavia, está bajo la cabeza para desviar su mirada y ver a Raven que estaba sentada jugando con su daga.
Estaban por llegar, faltaba muy poco y su barco junto a otros dos se irían por otro rumbo siguiendo las órdenes de Gabrielle.
En su barco estaba Raven, Gabrielle, Alex y Lincoln junto a más hombres y mujeres.
Octavia giro su rostro para ver cómo el barco de Raven comenzaba a separarse del resto.
Al menos la estrategia de Xena no era tan mala, atacar por detrás era una buena opción mientras ellas eran la distracción.
Raven suspiro sabiendo la dura pelea que se avecinaba, solo esperaba que Octavia saliera con vida.
Los barcos de Gabrielle llegarán mucho antes que los de Xena, era una gran ventaja.
Mientras tanto el rey César caminaba por el pasto, subió las escaleras y se posicionó en la tarima, donde ya estaban varios guardias mirando a la distancia unos barcos.
-Es momento de saber quién es el mejor Xena-. Dijo con una sonrisa recargando sus brazos en el barandal mirando alfrente.
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Los barcos comenzaban acercarse, Xena ya se había dado cuenta de la tarima cosa que hizo que Lexa la mirará.
-Estaremos bien... Se que así será-. Dijo Xena con un asentimiento de cabeza.
Lexa miro adelante, habían más barcos delante de ellas, Octavia se acercó para apretar su hombro.
-Ire alfrente-. Dijo Octavia y Lexa asintió mirando a su hermana saltar al otro barco.
-Ire con ella-. Dijo Sam mirando a Kara quien asintió no muy convencida.
Mientras que detrás del rey César, Gabrielle dirigía a sus hombres y mujeres por el enorme pasto.
Enbarrandose de tierra y lodo, Clarke respiraba agitada con su escudo en una mano y la espada en la otra.
Raven y Alex iban a sus lados, caminando con sigilo esperando llegar de sorpresa.
