Aquella noche de ese viernes no había supuesto ningún gran cambio en mi manera de razonar, no tanto como la tarde que estaba a punto de cambiar mis ideales.
Papá me había permitido regresar al instituto, luego tendría que arreglar las cosas por mí misma cuando recupere por completo las clases de las materias perdidas ―Si es que lograba hacerlo― Se me daba muy mal escribir rápido.
Había pasado una semana desde que me internaron, desde allí pude sentir la recuperación a velocidades irrazonables, ahora por lo menos podía caminar a gusto por los alrededores de la casa, dudaba si era lo suficientemente afortunada como para volver a lidiar con el bosque antes de terminar con otra lesión.
―¿Ya te vas? ―preguntó Connor levantando la mirada del periódico. El mismo que no terminaba de asombrarlo por lo extraños acontecimientos en los condados vecinos.
―Sí, Chloe me está esperando en la carretera ―sonreía con entusiasmo. Las había extrañado demasiado como para ir tras ellas lo antes posible.
Su mirada se fijaba incesantemente en el bosque, como si una experiencia de desagrado se presentara ante el raciocinio, propio de un desconfiado.
No era capaz de culparlo, desde que pasó eso, todos se han mantenido muy atentos a mí. Sin embargo la atención demás, incomodaba a veces. Tendría que aclararles de una vez por todas que no me sucedería nada malo allá afuera.
―No ―interrumpí ante su asombro aparente―. No volveré a perderme, descuida.
―No es eso Elif... ―respondió.
―Entonces ¿Qué es?
―Quiero cerciorarme que no te pasará nada malo, es un instinto de padre ―dejó de lado el papel mientras hablaba―. No pretendo quitarte la libertad, ni mucho menos impedirte hacer las cosas que más te gustan, pero para mí siempre va a ser estrictamente necesario decirte que tengas cuidado.
Fijé mi mirada en el brillo de sus ojos tras la luz del sol, intentaba comprenderlo más a fondo. Él no siempre expresaba sus sentimientos, ni ideas más profundas ―Quizás para no demostrar algún tipo de debilidad―. A pesar de que siempre eran sinceros.
―Sé que quizás suene anticuado y un poco torpe viniendo de mí... ―suspiró cortando las palabras.
―¿Sí? ―intenté interesarme.
―Te quiero.
Una sonrisa se dibujó en su rostro, siendo esta correspondida por mí. Agradecía que de vez en cuando fuera capaz de soltar su estereotipo de padre estricto ―Para nada injusto― y ser un amigo.
―Y yo a ti ―caminé unos pasos hacia él―. Ahora sí, tengo que irme.
―Ve con cuidado.
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SOMBRAS INMORTALES
VampireLa sangre corría por mis venas y de un momento a otro, lo hacía fuera de ellas. La habitación imaginaria estaba siendo tintada por el color carmesí, llamando a las bestias en busca de hallar mi muerte. Las lágrimas rozaban mis labios, mientras ellos...