―Y... ¿No me vas a volver a hablar jamás? O ¿Es que sigues pensando en cómo vincularme para ganar la apuesta? ―una sonrisa resplandeciente segó mis reacciones apresuradas, sellando un silencio por encima de mis movimientos.
Su voz sonaba tranquila y a la vez con el interés en la punta de la lengua. Ni siquiera sabía el porqué de aquel diálogo ¿Qué podría hacer? Lo tenía algo confuso, pero no podía resistirme a no contestarle por mucho más tiempo.
―¿Por qué querría hablar contigo?
―No lo sé, sentí cierto interés por parte tuya ―volvió a fijar su mirada en la voz del profesor de Ciencias.
―Quizás, pero no entablaré ningún diálogo hasta que me digas la verdad ―dije observando la tensión que volvía a acumular su mandíbula―. O ¿Acaso piensas seguir sentándote conmigo sin pronunciar palabra alguna?
―Podría intentarlo, pero no quiero hacerlo ―soltó en una mueca de impecable pereza―. Prefiero saber que tanto avanzas en tu investigación.
―Dije que no hablaría contigo ―sentencié intentando prestar atención a la incesante explicación sobre hidrocarburos en la superficie de los planetas.
―Y si prometo contarte la verdad algún día ¿Aceptarías volverme hablar? ―guio la profundidad de sus ojos a los míos, aunque no pudiera, aquella mirada intercambiaba mis grises por unos matices claros y coloridos.
―Tal vez ¿Qué ganaría a corto plazo con eso? ―suspiré mirándolo fijamente antes de perder la compostura de mi equilibrio.
Ardían, centellaban, te envolvían en llamaradas gélidas y a la vez insinuantes al calor. No habría persona alguna que pueda hacer caso omiso a esos encantos sobrenaturales. Me sentía como una tonta intentando explicarme a mí misma, por qué experimentaba esos colapsos interiores cuando me miraba fijamente.
―¿Señorita Jackson? ―la voz del señor Grace llamó la atención de todos en el aula, quienes no dudaron en visualizarme con algunas muestras de interés, burla e incluso pena.
―¿Sí?
―Podría decirme ¿Qué son los hidrocarburos? ―pidió dejando el lapicero en su pupitre expectante ante mí repuesta, agregando―: La definición, por favor.
De repente un susurro llamó la atención de mis sentidos, la voz de Cameron sonaba más embriagante mientras resoplaba con delicadeza las palabras en sus labios de marfil.
―Compuestos orgánicos de hidrógeno y carbono... ―dijo casi imperceptible a la vista de Grace.
Repetí lo mismo, sin esperar alguna respuesta equivocada, al parecer él no se familiarizaba con el término "Equivocarse" así como tampoco sus facciones físicas.
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SOMBRAS INMORTALES
VampiroLa sangre corría por mis venas y de un momento a otro, lo hacía fuera de ellas. La habitación imaginaria estaba siendo tintada por el color carmesí, llamando a las bestias en busca de hallar mi muerte. Las lágrimas rozaban mis labios, mientras ellos...