32º A R T E M I S A

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·CAPÍTULO DEDICADO A POR DECRETO LUNAR ·

―Solo tendrás que hacer eso, luego te mantendrás bajo resguardo de Ana ―sus palabras resonaban por la cabina del Mazda, el motor hacia que corriera la sangre con mayor velocidad, la respiración se entrecortara.

―¿Estás seguro que eso podrá funcionar? ―pregunté observando el horizonte hacia el instituto. Cada día, cada momento que había pasado, dibujaba diferente estas partes.

―No habrá fallo alguno ―afirmó sonriendo mientras los nervios me gobernaban. Mis huesos habían elegido un regidor, una marca personal a seguir y el caótico mundo en donde vivía, era una de las mejores elecciones―. Los lobos serán una gran sorpresa para el clan Apolo, ni siquiera se lo verán venir.

―Aun así me preocupa, ellos también poseen... ―me quedé absorta al ver la hermosa luna que se alzaba en el firmamento, aún era de día, sin embargo su corona se mostraba imponente y amenazante―. Dones...

De un segundo a otro, la mirada se perdió entre el recuerdo de aquella frase, aquel designio de los astros. Donde el odio gobernaría las estrellas y el cielo se pintaría de rojo. La luna sangrienta, no podía ser otra cosa. Nada había llamado mi atención con tanto temor, como aquel paso de tiempo en donde perdí la visión.

‹‹La luna se vengará del sol y marte se regocijará tomando el control...››

‹‹Uno de los mayores fenómenos en nuestra corte celestial. Se recomienda a los televidentes, no perderse este prodigio único y especial...››

―Elif ¿Elif? ¿Estás bien? ―preguntó Cameron esperando alguna respuesta por mis labios. Pero no tenía palabra alguna, los pensamientos y recuerdos se habían encargado de sellar mi comunicación con el exterior. Estaba sumergida, perdida entre las opciones y los perjuicios de elegir alguna.

―S-Sí ―respondía parpadeando rápidamente. Algo más fuerte que yo me controló.

―No dudes en comentarme todo lo que pienses ―agregó―: Sería de gran ayuda para calmar mi mente.

―No descuida, todo estaba bien, solo fue un escalofrío ―mentí. Pero a pesar de todo el ambiente se encargó de desmentirme, la calidez con la que mi piel estaba siendo reclamada, solo dejaba un mal sabor en las posibilidades de Cameron.

Unos cuantos minutos después, el auto se mantendría estacionado y el sonido de las puertas abriéndose, fue lo único que me distrajo ante la sonrisa resplandeciente de Arista. Hasta ahora me mantenía un poco culpable por la inesperada huida en el almuerzo. El accidente de Asher me tomó por sorpresa y no podía pensar en nada más que ir tras su estado.

―¿Estás lista? ―susurró Cameron apegándome a su torso―. Puedo hacer que Arista se vaya si así lo deseas.

―Déjalo, me gustaría la compañía de una amiga en clases. Aunque sea solo unas horas más... ―suspiré al recordar las palabras de ayer.

SOMBRAS INMORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora