8º C A R T E R · V O L T

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La mirada se perdía en la oscuridad del bosque. Unas cuantas horas habían pasado desde que salí en busca de mi hermano Ryan. No pude encontrarlo ¿Habría fallado? No pude evitar pensar en que tal vez este sería mi final. Sin embargo otra fuerza interior me sosegaba dándome a entender que no.

El viento estaba siendo el mejor músico que hubiera podido escuchar. Sus melodías eran suaves, descansadas y puras. Unas veces con los roces de hojas, otras tantas acompañaban sus partituras las voces de los animales entre sueños.

Tenía que aceptarlo, aunque no hubiese sido la mejor manera de tranquilizar mi mente, haberme perdido entre la oscuridad y serenidad del boscaje, lo estaba forjando. Liberar mi mente de diferentes malestares. Había podido organizar a la perfección mis actividades, podía asegurar una agenda completamente eficiente ―como si eso me fuera a ayudar en momentos como estos― Al menos me distraía.

―¡Alex! ―grité sin querer, despertándome de golpe. Por consecuencia un fuerte mareo me hizo recordar que era mejor no moverse.

No sabía con exactitud cuánto tiempo había permanecido oculta tras los helechos, pero el lugar en donde volvía a respirar, no parecía el bosque.

Me volví a recostar ―y sí, este no era el bosque, sentía una suavidad detrás de mí que nunca hubiera podido darme la tierra― Sentí como las muñecas me incomodaban y mi dedo índice se mantenía bajo una pequeña presión. Abrí los ojos al escuchar unos cuantos crujidos en mi pierna.

Una gran luz me recibió segando mis ojos por completo, para luego, después de respirar sin agitaciones, volviera a percibir mi entorno.

―Vaya, despertaste...―habló una persona a la cual todavía no distinguía. La luz me había arrebatado la posibilidad de enfocar con precisión. Me mantenía con sorpresa aparente entre las borrosas imágenes.

Una nueva silueta se fijó en mí por segunda vez, era alta y se acercaba lentamente.

―¿Cómo está? ―preguntó su voz. Mientras que percibía su acercamiento.

―Dentro de unas pocas horas podrá marcharse del hospital ―hospital, esa palabra había martillado sin misericordia mi debilitada estabilidad. Después de todo si me habían encontrado―. He de agradecerle señor Volt por traerla a salvo. Su padre el señor Jackson se habría preocupado.

―Está bien ―soltó con aparente intriga en sus palabras.

¡Oh! rápidamente mi conciencia volvió en sí, como si se hubiese estrellado contra sus palabras.

V-o-l-t.

El dolor de cabeza incrementó al deletrear mentalmente el apellido. Entonces comprendí despacio y a la vez con suma sorpresa. Alex no me había encontrado, pero ¿Cómo él sí? No cabía la posibilidad de que estuviera caminando en el bosque como si fuera una salida nocturna, una caminata para pensar. Era ilógico y a la vez intrigante.

SOMBRAS INMORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora