Sus ojos, esos azules orbes no salen de su cabeza, está perdido en un mar de pensamientos, todo repleto por aquella mirada azulina que le provocó varias emociones. Se sintió vivo otra vez. Sentimientos que dejó hace varios años atrás volvieron en un instante solo con la mirada de aquel hombre.
"Kent" es su apellido. Le es fascinante todo con lo que tiene que ver con aquel hombre.
El silencio de su despacho era lo único que necesita. La botella del caro licor está a punto de terminarse. La ebria mente de Bruce solo podía ver aquellos ojos azules, un cielo lleno de diferentes cargas de sentimientos que salen disparados a su ser.
El millonario hombre sintió en ese momento el verdadero temor por la amenaza de aquel sujeto. Tenía tanto tiempo sin sentir temor, la última vez que recordó tener miedo; fue cuando su padre le ponía una mano en su infantil espalda.
Lo hizo sentir vulnerable, expuesto. Pero por raro que pareciera eso le gustó, lo atrapó, le encantó. Recordar cómo se sintió débil ante aquel hombre lo pone duro.
Sin duda esto es algo nuevo. Una atracción que jamás pensó tener por alguien. Kent es el imán y Wayne es el pobre metal que desea estar atrapado en esa atracción.
...
La mañana pasa con sus fuertes rayos por toda lo que es Villa Chica. El pequeño poblado recibía en sus mercados a los granjeros que gustosos se ponen a vender lo que cosecharon. Entre estas personas esta Clark y una fila de personas que esperan gustosos conseguir las famosas manzanas de la granja Kent. Pues dichas frutas eran bien conocidas como las mejores de toda Villa Chica.
Clark se apresuraba a entregar sus famosas manzanas a los compradores. Una tarea complicada ya que es el único atendiendo las numerosas personas que se juntaban para conseguir al menos un kilo. Pero nada que una sonrisa por parte de este hombre no arreglara.
La tarde se apresuró en llegar, para ese grado del día Clark está estacionando su camioneta afuera de su hogar, fue un día muy productivo. Vendió hasta la última manzana que llevó.
El hombre se encuentra agotado por la jornada de este día, solo llegaría a su hogar sacaría las cuentas requeridas de la venta de hoy y después se relajaría en su cama.
Baja las cajas vacías para luego ser rellenadas con más de aquellas frutas rojas. Mientras realiza esa actividad alguien se le acerca y lo toca la espalda gentilmente con su dedo índice.
El hombre se sorprende por repentino contacto, suelta lo que estaba sosteniendo y se da la vuelta para ver quién es el responsable.
Una mujer es quien hizo aquella acción, una mujer ya conocida para Clark.
- Lana, sabes que un "hola" funciona mejor.
- Lo siento, pensé que el enorme y musculoso señor Kent no se asusta con nada.
- Pues pensaste mal, casi me das un infarto.
Los dos amigos se ponen a reír.
- Bueno, hay que ir a la casa tengo que preparar la cena.
- Lana, no es necesario que hagas esto, yo me las puedo arreglar.
- Si lo sé, pero yo quiero hacerlo de todos modos.
- Eres igual de terca que Lois.
- Éramos mejores amigas ¿Qué esperabas?
Seguido de eso Lana ayuda a Clark a bajar las últimas cajas, para después entrar a la casa.
La tarde ya casi evoluciona a la noche, las montañas resaltan los moribundos rayos de sol, las aves vuelan directo a los árboles. Ya pronto el cielo se llenaría de estrellas. Se puede ver como las luces de algunas habitaciones de la casa de los Kent son encendidas.
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La Casa De La Luna Naciente
Fiksi PenggemarUna sonrisa, una caricia, una seducción acompañados de la confusión y el temor. Cuerpos que se alzan entre el calor de las emociones. Confusión por saber en realidad que es lo que quieres, que es lo que eres y en lo que te convertirán. La sensació...