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Olimpia

Pegué un salto al sentir la mano de mí papá en mí hombro, rápidamente me saqué los auriculares y lo miré con una mano en el pecho, últimamente se le estaba haciendo costumbre asustarme.

—¿Que pasa?—pregunté cansada, alzó una ceja al ver mí contestación. No quería que nadie me molestara porque seguía haciendo cosas de la escuela y ya era bastante tarde.

—Hay invitados abajo, bañate y bajá—comentó para después salir por la puerta como si nada.

Solté un suspiro y me pase la mano por la cara, todavía no había terminado con historia del arte, era una materia muy densa y me faltaban cosas de otras materias. Sin embargo, necesitaba un gran descanso y sabía que no me iba a hacer mal despejarme un rato sobre la arquitectura de árabe.

Agarré una pila de ropa de mí armario y me dirigí al cuarto de baño para pegarme una ducha y prepararme.

Después de diez minutos ya me estaba poniendo el short de tiro alto y un top negro básico junto con unas zapatillas a juego.

Me peiné y salí del baño para empezar a bajar las escaleras de mí casa, se escuchaba la música de fondo, gente hablando y riéndose.

Rápidamente supe que era una cena con los alumnos de mí papá, ya que las voces eran mucho más suaves y tranquilas de lo normal.

Me encaminé hacia el patio y ví a todos los alumnos de mí papá escuchando a este atentamente el cual estaba contando alguna anécdota o chiste.

Le dí una mirada rápida al oír a muchos de los presentes reírse y detrás de el vi el humo, estaba haciendo asado.

Una mano apareció a mí costado agarrando la gaseosa que había en la mesa, me giré un poco para observar quien era y me encontré con el chico castaño de hoy a la tarde, el que según mí papá era su alumno joyita.

—Perdón—acotó este con una sonrisa de costado agarrando finalmente la botella de Coca-Cola.

—No pasa nada—esbocé una mini sonrisa y agarre un vaso para después extenderselo—¿Me servís? Porfa.

El no acotó nada al respecto y directamente me sirvió la bebida en el vasito de plástico.

—Gracias—contesté y el asintió con una sonrisa—¿Manuel no?

—Sí, pero decime Manu si querés—aportó, asentí y justo cuando me iba a llevar el vaso a la boca, agregó:—¿Vos Olimpia no?

—La misma—sonreí y me lleve finalmente el vaso a la boca, lo miré de reojo y era bastante lindo, aunque tímido, lo cual me causaba ternura.

—Yo...

—¡Vainstein!—gritó un chico morocho con arito en la nariz y una dilatación en la oreja mientras se acercaba hacia nosotros—Uh, te cague el momento con tu novia...

Abrí los ojos de par en par al escuchar aquello y miré al alumno joyita de mí papá, el cual se estaba poniendo colorado. No puede evitar soltar una carcajada porque me daba mucha ternura.

—¡Mateo!—se quejó este un poco enojado, el morocho se encogió de hombros y me miró.

—Un gusto cuñada—me hizo una reverencia y estalle a carcajadas, tomo mí mano y la besó para después levantarse—Lo único que te voy a pedir es que no me hagas sufrir al wacho, es re bueno.

Miré a Manuel y estaba matando a su amigo con la mirada haciéndome reír más aún, cuando pude tranquilizarme, aclare;

—Obvio que no voy hacer sufrir a mí wacho—hablé para después acercarme a el niño diccionario y abrazarlo, de reojo vi como sus mejillas se teñian rosadas haciéndome sonreír—¿O no Manu?

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Después de casi 3 semanas actualizo acá 🤦🏻‍♀️

perpetuo ; replikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora